Eduardo Valenzuela estacionó el auto en la puerta de la casa de Patricia Parra, en el barrio rionegrino de Colonia Fátima. Bajó, entró a la casa y trabó la puerta. Los vecinos escucharon los gritos.
Patricia estaba cuidando a sus nietxs porque sus hijas, militantes como ella en la Corriente Clasista y Combativa, estaban en una actividad frente a la Municipalidad de General Roca: le reclamaban ayuda para viajar al Encuentro Nacional de Mujeres.
Patricia había denunciado por violencia a Valenzuela hace apenas unos meses. Con él tenía cuatro hijxs, que se sumaban a lxs otrxs cuatrx de una pareja anterior. Fueron sus compañeras, las de la Corriente y las que integran la Multisectorial de Mujeres Fiske Menuco quienes la ayudaron en ese camino: el de visualizar la violencia y poner el límite.
“Radicó la denuncia después de que Valenzuela la amenazara con un arma”, dijo a Cosecha Roja Belen Villegas, del Partido del Trabajo y del Pueblo. Compartía con Patricia el espacio de la Multisectorial. Todavía está en shock. “Ella sufría violencia desde hacía mucho. El ya había violado la restricción perimetral en otras ocasiones, pero ayer entró al hogar y enseguida trabó la puerta”.
Después de trabar la puerta, Valenzuela se le fue encima a Patricia. La nieta más chica, de 3 años, se escondió debajo de la cama. Desde ahí vio todo. Valenzuela golpeó a Patricia y después la acuchilló.
Lxs vecinxs escucharon los gritos. La primera en reaccionar fue la vecina de enfrente. Intento abrir la puerta y no pudo. Corrió unas cuadras hasta el destacamento policial, pero no encontró a nadie. Otrxs vecinxs se fueron acercando, las compañeras del comedor de la Corriente que está a la vuelta, también.
“Estaban en la puerta de la casa y vieron que él arrastraba el cuerpo de Patricia. Un vecino terminó con heridas porque intentó agarrarlo. Hasta unos abuelitos estaban ahí, tratando de ayudarla”, dijo a Cosecha Roja Nadia Ortiz, integrante de la CCC.
Valenzuela zafó de los vecinxs y escapó del lugar, pero la Policía lo encontró momentos después en la chacra donde vivía, muy cerca de la casa de Patricia. Está detenido desde ayer. En la audiencia de formulación de cargos que se hizo este mediodía, fue acusado de homicidio triplemente calificado y quedó bajo prisión preventiva. Se lo imputó por la “relación de pareja y el ensañamiento” del hecho y se enmarcó el crimen en la figura de “violencia de género”.
Patricia tenía 56 años. Fue quien impulsó las luchas por los planes de vivienda en Colonia Fátima, ese barrio pequeño de la localidad de Cervantes. Participaba también del comedor y merendero de la CCC.
“Era una mujer trabajadora, que se había animado a cortar con la violencia de género gracias al impulso de las compañeras”, dice Belén. En Fiske Menuco, como muchxs llaman a General Roca recuperando su nombre originario, la Multisectorial de Mujeres reclama que se declare la emergencia por violencia de género. Denuncian que en lo que va del año ya hubo cuatro femicidios y se incrementan las denuncias, muchas de ellas impulsadas por la militancia feminista. “Los dispositivos del Estado fallan o no alcanzan. Hay una casa – refugio para mujeres víctimas de violencia que tiene lugar sólo para tres personas”, detalla. “Somos las compañeras las que resolvemos lo que no garantiza el Estado. Nos desborda, no damos a vasto”, dice.
En medio del dolor por el femicidio de Patricia, mañana viajarán al Encuentro Nacional de Mujeres. Como todos los años, Patricia también se preparaba para el viaje. Serán sus compañeras las que lo hagan por ella.