Sergio Ramón Oliveira intentó borrar las huellas con fuego. Golpeó a su prima de 8 años en la cabeza y la quemó en su casa de Lobos. Cerca de las brasas dejó una garrafa que no llegó a explotar: el plan era que el incendio arrasara con toda la casa y no quedaran rastros de un posible abuso sexual y del crimen.
En la autopsia los médicos forenses descubrieron que Guadalupe Ezeiza murió por las quemaduras. Tenía heridas en los brazos como si hubiera intentado defenderse y quemaduras en la zona genital: los investigadores sospechan que Oliveira la mató y quemó el cuerpo para borrar las pruebas de una posible violación. Los rasguños que tenía Oliveira refuerzan esta hipótesis.
El joven quedó detenido. En las próximas horas será indagado por la fiscal Patricia Hortel. Está acusado de los delitos de “tentativa de abuso sexual seguido de muerte y homicidio doblemente calificado por alevosía y criminis causa”. Es decir, que la mató para encubrir un delito anterior. La única expectativa de pena es la prisión perpetua.
La investigación comenzó a partir de una denuncia de la mamá de Guadalupe. La mujer contó en la comisaría de Lobos que Oliveira había pasado a buscar a su hija para llevarla a un cumpleaños y la nena no había vuelto. Su sobrino no le atendía el teléfono ni le contestaba los mensajes.
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Mientras la policía buscaba a la nena, Oliveira fue hasta la casa de un familiar en Roque Pérez, a casi 40 kilómetros de Lobos. Estaba en estado de shock.
—Me mandé una cagada, por la nena no pude hacer nada —le dijo, según publicó Télam.
Los policías encontraron el cuerpo de Guadalupe en la casa de Oliveira sobre las brasas.
El día que mataron a Guadalupe, en Catamarca, Naim Vera se entregó en la Brigada de Investigaciones de la Policía provincial. Unas horas antes había asesinado a su novia y había quemado el cuerpo para intentar borrar las huellas del crimen.
En los primeros dos meses de 2020, hubo 63 femicidios en Argentina, según datos del Observatorio Ahora que sí nos ven. Uno cada 23 horas. El el 71 por ciento de los casos los femicidas eran personas conocidas de las víctimas: parejas, ex parejas o familiares.