7. LA BUENA Y MALA FE
Julián Slim Helú nació en 1938 en la ciudad de México. Fue el primer varón que tuvo su padre Julián Slim Haddad, oriundo de la aldea de Jezzine, Líbano, de donde viajó a México en barco a principios del siglo XX. Al poco tiempo de su llegada, Julián Slim Haddad se asoció con su hermano José para abrir La Estrella de Oriente: una tienda de telas en el centro histórico de la Ciudad de México. Más tarde se casó con Linda Helú, hija de migrantes libaneses nacida en Parral, Chihuahua.
Cuando Julián Slim Helú tenía 15 años de edad, su padre murió de un problema en el corazón. Tiempo después, el primógenito de la familia entró a estudiar leyes y contrajo nupcias con Magdalena Seade, cuyo padre -Carlos Seade-, había sido junto con Luis Farah, de Guadalajara, uno de los primeros inmigrantes libaneses en graduarse como médico en México.
Una revista de la comunidad libanesa que circulaba en aquella época, reseñó la boda entre Julián y Magdalena. En la nota de sociales aparece una foto donde se ve a Julián de traje, con una ligera sonrisa en el rostro y la mano izquierda descansando en su pecho, mientras que con la otra abraza a su esposa Magdalena, vestida de blanco.
Recién egresado de la Facultad de Derecho de la UNAM, el 22 de junio de 1960, Julián asumió la secretaría de la Asociación Libanesa Internacional, un proyecto lanzado por el empresario del calzado Antonio Domit, cuya “alta meta”, de acuerdo con un manifiesto difundido en publicaciones libanesas en México, era “lograr la unificación y organización de los libaneses residentes en cada país, fomentando entre ellos el compañerismo y la amistad sincera y desinteresada, así como entre las comunidades libanesas de todo el mundo”. El documento iba acompañado de una fotografía en la que aparecen los ocho “hombres de prestigio y completa solvencia moral y material” que conforman la directiva. Al centro puede verse a Julián Slim Helú vestido con traje oscuro, junto a Domit, quien era el presidente de la naciente organización.
Julián tuvo cinco hermanos: Nour, José, Alma, Linda y Carlos. Todos ya fallecidos, con excepción de Carlos: presidente del grupo Carso y dueño de más de 200 empresas de diversos ramos, a quien la revista Forbes calificó como el hombre más rico del mundo, mientras que un análisis de la revista Sentido Común calcula en 2010 que su fortuna asciende a 75 mil millones de dólares.
La relación entre los hermanos Julián y Carlos se afianzó tras la muerte de su padre. En 1966, el primogénito Julián acompañó al altar a su hermano Carlos, durante el matrimonio de éste con Soumaya Domit -hija de Antonio Domit-, oficiado por el sacerdote Marcial Maciel, a la postre fundador de los Legionarios de Cristo.
De acuerdo con su expediente en la PGR, Julián fue miembro de la generación de 1957 de la Facultad de Derecho de la UNAM. Sin embargo, del mismo modo en que su nombre no aparece en los reportes de la CNDH y de la Fiscalía Especial, en la Facultad de Derecho su tesis (“Efectos de la buena y mala fe en el derecho civil mexicano”) tampoco es fácil de encontrar. Es mucho más fácil localizar en la Facultad de Ingeniería Civil la de su hermano Carlos, de nombre “Aplicaciones de Programación Lineal a Algunos Problemas de Ingeniería Civil”, la cual inicia con la dedicatoria: “A mis hermanos”.
Siguiendo la pista de los documentos consultados, da la impresión de que la carrera policial de Julián iba en ascenso, pero justo cuando su hermano Carlos empezó a ser conocido en el mundo empresarial, Julián desapareció del escenario público. En 1991, cuando Carlos ganó la licitación de Telmex -la empresa de mayor importancia estratégica para la seguridad nacional de todas las que se privatizaron durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari- el comandante Julián Slim Helú prácticamente abandonó el servicio público y se convirtió en una especie de leyenda.
Al especialista en temas de seguridad nacional, Fernando Montiel T., a quien relaté la historia de los hermanos Slim Helú, le recordó en cierta forma el mito de los hermanos Rómulo y Remo bajo el cual se construyó Roma. De acuerdo en el que uno de los hermanos (Remo) es sacrificado para que el otro hermano (Rómulo) pueda ser el rey y así levantar después uno de los mayores imperios de la historia.
Otra analogía, menos elevada, es la del del expresidente Carlos Salinas de Gortari y su hermano Raúl, bautizado en una legendaria portada de la revista Proceso como “el hermano incómodo”, tras ser denunciado, detenido y procesado por actos de corrupción ocurridos en la década de los noventa, durante la administración de su poderoso hermano.
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