Cosecha Roja.-
María Rojas agonizó cinco días en el Hospital Evita Pueblo de Berazategui. Tenía el 40 por ciento del cuerpo quemado y las vías respiratorias comprometidas. Su pareja, Osvaldo Villasboas, la había prendido fuego en la casa donde María trabajaba. Esa mañana, cuando llegó la policía, él disimuló y ayudó pero lo detuvieron porque su versión no coincidía con la del principal testigo. Hoy se negó a declarar y seguirá detenido.
Rojas falleció el sábado a la noche como consecuencia de las quemaduras. La semana pasada el director médico del hospital había informado que el estado de salud era “absolutamente grave y con mal pronóstico”. Hoy el fiscal Daniel Ichazo recaratuló la causa: de tentativa de homicidio agravado pasó a femicidio.
Villaboas declaró ante el fiscal la semana pasada. Dijo que María se había rociado con alcohol y que él era inocente. Los familiares de la víctima contaron otra versión: él siempre amenazaba con matarla de esa manera.
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La mujer de 45 años cuidaba a una anciana en Berazategui. Él dijo que llegó después de trabajar y la encontró quemada pero los investigadores constataron que Osvaldo, de 53, no tenía empleo. Creen que pasó la noche con María en la casa de una mujer mayor que no se puede levantar de la cama y no está lúcida. A la mañana él la roció con alcohol y la prendió fuego. Ella corrió hasta la calle para pedir ayuda y él salió atrás. Un barrendero vio la escena.
María quedó tirada en el suelo inconsciente. Tenía quemaduras en la cara, el pecho, el abdomen, los brazos y las manos. Osvaldo le dijo a la policía que acababa de llegar del trabajo cuando la vio prendida fuego y ayudó a apagar las llamas. El barrendero que estaba en la calle lo desmintió.
Cuando llegó al hospital, María estaba lúcida. El médico contó que Osvaldo la acompañaba y que le dijo a una enfermera que había habido un accidente. La policía lo detuvo porque no coincidía su versión con la de los testigos. Además, los vecinos de la zona habían escuchado gritos la noche anterior y los familiares de la mujer contaron que tenían una relación “enfermiza” y que él la golpeaba.
María no es la única mujer quemada
No es la primera vez que una mujer termina quemada por su pareja o ex. El lunes la justicia le otorgó la custodia personal a Karina Abregú: el 1 de enero de 2013 el marido le pegó piñas y patadas, la roció con alcohol y la prendió fuego. Para salvarse se tiró a la pileta de su casa en Merlo. Pasó cinco meses internada y perdió el trabajo por faltar. Antes fueron Romina, Fátima, incluso Wanda. De los 277 femicidios del año pasado nueve mujeres murieron quemadas, según los datos del observatorio de género de La Casa del Encuentro. En 2012, cuando Eduardo Vázquez quemó a Wanda Taddei, habían sido 19.
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María de los Ángeles Trinidad está en terapia intensiva en una clínica de Lomas del Mirador, partido de La Matanza. Tiene el 40 por ciento del cuerpo quemado, desde el cuero cabelludo hasta la parte superior del tórax. Leonardo Ezequiel Figueroa, la pareja, está preso acusado de tentativa de femicidio. Habían discutido el domingo en el departamento que compartían desde hace tres años en San Bernardo y él eligió cómo castigarla: la prendió fuego. Los tres hijos de ella de una pareja anterior salieron a hacer unas compras y cuando volvieron encontraron a la mamá en llamas. Le tiraron una toalla encima para apagar las llamas y un vecino los ayudó a frenar el principio de incendio en la casa.
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“No sé qué le pasa a tu hermana”, le dijo Japo a Walter y se subió a la moto para escapar. Acababa de prender fuego a su novia Romina porque ella se quería separar. El hermano entró a rescatarla y la encontró al lado de la olla con agua que había usado para intentar apagar las llamas. La mujer de 27 años sobrevivió pero tiene el 35 por ciento del cuerpo quemado.
Romina vivía en La Plata. De la casa de madera, cartón y chapa no quedó nada. “Si no es conmigo, no vas a estar con nadie más. Si no, te voy a matar”. Así le respondió Japo cuando ella le dijo que la relación no iba más. Se conocían hacía dos meses. Él prendió fuego el colchón, después la roció a ella con alcohol y las llamas se propagaron. Mientras se le quemaba la cara, él se fue.
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Fátima Catán vivía en un monoambiente de Villa Fiorito. El 18 de agosto de 2010 Martín Santillán tuvo el celular apagado toda la tarde. Cuando volvió a la casa en la que vivían un vecino escuchó los gritos: “¡me quemo, me quemo!”. Después hubo un gran silencio. Fátima murió tras pasar casi cuatro días con el 85 por ciento de su cuerpo quemado. Tenía cinco meses de embarazo. En abril la justicia declaró culpable a Santillán y le dio una pena de prisión de 20 años.
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El 10 de febrero de 2010 Eduardo Vázquez, ex baterista del grupo de rock Callejeros, quemó a Wanda Taddei con alcohol. Después de agonizar por más de diez días, murió con el 60% de su cuerpo quemado. Tenía 29 años y dos hijos. En junio de 2012, la justicia lo condenó a 18 años de prisión. Él no asistió a la lectura del fallo y, hasta el final, siguió sosteniendo que había sido un accidente.
[Nota publicada el 10 de agosto de 2015]
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