A las 4.30 horas del viernes 17 de abril de 2015 Francisco Gallo escuchó el estallido de la vidriera de su juguetería. Se despertó sobresaltado, intuyendo lo que había ocurrido. Se vistió y comprobó el daño en el cristal. Unos pocos metros más adelante un patrullero había interceptado a los sospechosos. Cuando se acercó vio a tres chicos: dos nenas y un varón, de 9, 10 y 15 años de edad, temblando de frío y miedo.
La ira inicial desapareció. Comprendió que esos chicos sólo querían su infancia. Se acordó de él mismo, cuando era pibe y miraba en las vidrieras de otras jugueterías autitos de colección que deseaba tener con todas sus ganas y no podía.
Le pidió a los policías que dejara ir a los chicos, que les regalaba los peluches que le habían robado y que no iba a levantar cargos.
Grande sería su sorpresa cuando al día siguiente apareció la mamá con dos de los chicos que habían roto la vidriera a pedirle perdón y decirles que, de alguna manera, iban a pagar las roturas. Francisco dijo que no, que no le debían nada y que la única condición que les ponía era que los chicos pasaran cada tanto por la juguetería a mostrarles el boletín de la escuela.
Luego Francisco siguió vinculándose con esta familia, interiorizándose de sus problemas y tendiéndoles una mano, en la medida de sus posibilidades. No sólo a esos chicos, sino también a otros con su campaña de “Un amigo por un amiguito”, para brindar ayuda solidaria a los necesitados.
Esta historia, cotidiana pero enorme, es la que permitió que Francisco se convirtiera en una Víctima por la Paz, que junto a otras mujeres y hombres que han sufrido episodios de distinta gravedad (desde delitos contra la propiedad, secuestros, ser baleados, hasta la pérdida de un hijo) creen que no debe incrementarse la espiral de la violencia y que hay que buscar los caminos de la paz por medio de la integración y la convivencia.
Víctimas por la Paz tiene un espacio virtual donde nos vamos conociendo, donde proyectamos, donde discutimos y donde soñamos. El lunes pasado Francisco nos dejó el siguiente mensaje:
“Buenas tardes, solo les quería contar que después de 2 años de mi experiencia que me lleva a integrar Víctimas por la Paz seguimos de vez en cuando recibiendo la visita de aquella niña mamá de 15 años que rompió la vidriera de nuestro local: “sólo venía a saludarlo y a ver como andaban y también a presentarles a mi nuevo bebe”. Y a nosotros nos pone contentos verla bien, saludable y prolija (la noche del hecho estaba alcoholizada y drogada). Por eso quería compartirlo con ustedes. Saludos. Francisco”.
Francisco nos llena de esperanzas y optimismo. Que es posible pensar en un mundo mejor. Nada más que eso.