Diego Castro. El País.
Pablo Goncálvez, quien a principios de los `90 mató a tres mujeres, podría quedar libre si prospera un pedido de libertad anticipada, presentado por sus abogados ante la Justicia.
Fuentes allegadas a la defensa, confirmaron que el pedido de libertad anticipada ya fue presentado y que se aguardan ahora las pericias psiquiátricas, además de los informes pertinentes que deberá realizar el propio juez de la causa, en este caso Gabriel Ohanián.
Goncálvez está cumpliendo una pena de 30 años por los homicidios de Ana Luisa Miller, María Victoria Williams y Andrea Castro.
Según la Ley 17.897, de Humanización del Sistema Carcelario, la sentencia de Goncálvez se redujo cuatro años ya que estando en prisión estudió y trabajó, por lo que quedaría en libertad el 19 de agosto de 2019.
El mecanismo mediante el cual Pablo Goncálvez podría quedar en libertad depende, exclusivamente, de la decisión de la Suprema Corte de Justicia. De acuerdo con la situación procesal de Goncálvez es probable que la defensa recurra a la libertad por gracia, concedida por la Corte.
“Se trata de una estrategia que puede seguir la defensa, dependerá del tiempo que lleve de condena, si es aplicable el mecanismo de redención de la pena por trabajo o estudio”, indicó Raúl Oxandabarat vocero de la SCJ.
El pedido se presenta ante el juez de la causa, que en este momento es Gabriel Ohanián, y él va a dar intervención al fiscal, quien podrá dar su opinión, explicó el vocero judicial.
“Luego se hace necesario un informe de la autoridad carcelaria, que incluye entre otras cosas la realización de pericias psicológicas o psiquiátricas, de tal manera que la autoridad establezca si efectivamente el procesado se rehabilitó. Si no hay indicio de recuperación la Corte no concede la libertad”, precisó el vocero.
“La Corte evalúa muchos aspectos antes de adoptar una resolución. La gravedad del delito, la alarma pública que esto haya ocasionado”, aclaró Oxandabarat.
Por último, la Suprema Corte no tiene por qué fundamentar su decisión, a favor o en contra de una libertad por gracia. Ha hecho muy pocas excepciones a esta regla, una de ellas fue en el caso de los Peirano, donde se consideró que la alarma pública causada por el tema justificaba una manifestación de estos argumentos.
comunicado. Por otro lado, El País contactó a familiares de una de las víctimas de Goncálvez, quienes se excusaron de dar una opinión en el momento, ya que se pretenden reunir a toda la familia, para luego emitir un comunicado a la opinión pública.
“Yo no puedo darte una opinión por mi parte, cuando por ahí mi familia quiere decir otra cosa o de otra forma”, dijo un familiar consultado, quien solicitó además, mantener su nombre en reserva.
Los crímenes
El 20 de febrero de 1993 Pablo Goncálvez recibió una llamada telefónica de su abuela, cuando estaba de viaje en Porto Alegre.
Su familiar le comentó que la Policía había estado en su domicilio y que el juez que investigaba el asesinato de María Victoria Williams, lo inculpaba del homicidio.
De inmediato y pese a la advertencia que le habían hecho, se tomó el primer ómnibus hacia Montevideo. Sin embargo, efectivos de la Seccional 14ª y de la División Homicidios de Jefatura de Montevideo, lo esperaron en la ciudad de Chuy, donde fue detenido y trasladado a la capital.
Una botella de éter y unas sogas encontradas en la vivienda de Goncálvez, lo pusieron en la escena del crimen de Williams, así como en el de Andrea Castro. Las autopsias de ambas revelaron que habían sido asfixiadas y en sus cuerpos se encontraron restos de éter.
Con las pruebas aportadas por la Policía, el juez penal William Corujo, decidió el procesamiento con prisión de Pablo Goncálvez.
Sin embargo, cuando ya había sido procesado por los crímenes de Castro y Williams y tras varios interrogatorios en la Seccional 14ª, Goncálvez confesó el asesinato de Ana Luisa Miller, el 1º de enero de 1992.
El propio Goncálvez dijo tiempo después, que fue obligado a confesar este crimen bajo tortura e insiste que no fue él quien mató a Miller, apuntando al novio de la joven.
violación. La exposición mediática que tuvo el tema, llevó a que una joven enfermera, de iniciales V.G., reconociera a Goncálvez, como el individuo que la violó, a mediados del año 1991.
En ese entonces, la joven circulaba en su auto y Goncálvez, fingiendo ser un turista brasileño perdido, ganó su confianza para subirse al vehículo, donde tras suministrarle éter, la violó.
La joven en su momento realizó la denuncia en la misma Seccional 14ª. Sin embargo, y a pesar del reconocimiento hecho por la joven enfermera, este caso nunca fue comprobado.
Las víctimas
Ana Luisa Miller
Asesinada el 1° de enero de 1992
La joven de 25 años había ido a festejar el Año Nuevo a un restaurante de Carrasco (Las Tablitas) junto a su novio, Hugo Sapelli. Luego, concurrieron a una fiesta en el Old Christians. Al salir del club, pasaron un rato en la vivienda del joven tras lo cual, Miller se fue a su casa. Fue encontrada semienterrada en la arena, en cercanías a la Prefectura de Lomas de Solymar, a media tarde del primer día del año 1992.
Andrea Castro
Murió el 20 de setiembre de 1992
En un boliche, Andrea se encontró con Goncálvez, un joven al que apenas conocía. Charlaron un rato, hasta que Goncálvez la invitó “a dar una vuelta” en su automóvil. Tres semanas después de este encuentro, la Policía encontró el cuerpo de Castro en la arena de la Playa Mansa de Punta del Este. La autopsia reveló que había muerto por asfixia. Luego se supo que Goncálvez la asfixió con una corbata de su padre.
María Victoria Williams
Murió el 8 de febrero de 1993
Victoria esperaba el ómnibus en la esquina de su casa, cuando Goncálvez, fingiendo tener un problema, hizo que entrara a su vivienda. Allí, le puso un pañuelo con alcohol y éter en la nariz, para dormirla y matarla. La familia recibió en la tarde una llamada del trabajo de Victoria preguntando por qué no había ido a trabajar. Su cuerpo apareció 9 días después en las cercanías del arroyo Carrasco.
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