Por Gloria Morán. David Ernesto Pérez. Contrapunto.-
Se asomó por la puerta con la mirada en el suelo, pantalones holgados y zapatillas blancas. Es de carnes gruesas y morenas, saludó con gestos evasivos y pocos amistosos. Extendió la mano una sola vez, mostrando apuro por iniciar la conversación, que se dio en un lugar del convulsionado San Salvador.
Los dos periodistas de ContraPunto estábamos frente a él, sentados en sillas palaciegas con ocho codos apoyados sobre una mesa ovalada y distanciados a pocos centímetros.
Por momentos observó fijamente, momentos después centró su atención en las sombras que producían los ademanes de la plática.
Antes de empezar la entrevista se planteó un dilema con risas: ¿qué álias ocupar para proteger su identidad? “Carlos Antonio Romero y mi alias es el Baby”, dijo manteniendo la sonrisa.
Y usted, ¿qué nombre me pondría?
Sea el apelativo que sea, al final sobrarán después que lea el relato que el miembro activo de la MS-13, quien forma parte del grupo pandillero desde los 16 años. Ahora tiene 35.
El “Baby” comparte las peripecias de la pandilla a tres meses de vigencia de la denominada “tregua entre pandillas”.
¿Qué hacen, cuáles son sus perspectivas, de qué sobreviven?…, son algunas de las preguntas que quedan respondidas al hurgar en esta conversación.
La tregua, ¿qué más implica aparte del cese de homicidios?
Es una palabra que se está utilizando aparte del término de querer ponerle punto final al estilo de vida, como a la persecución que tenemos día con día, tanto a la persecución por ser lo que somos como al pueblo por este fenómeno.
¿A qué se refiere con clase de vida y persecución?
A la clase de vida en el mundo de las pandillas. Uno no puede creer que todo está bien, uno no vive una vida plena de que podemos decir de estar confiados; una vida normal donde podamos tener a nuestros hijos y estar seguros de que ya no les va a pasar nada, tener la seguridad de que el día de mañana cuando crezcan ahí vamos a estar nosotros. No decir de aquí a un año, un mes, unos días voy a estar en un penal y condenado a 100 ó 200 años.
¿Y persecución?
La cuestión es que siempre hay abuso de autoridad, ellos generalizan. Tanto dentro como fuera de la pandilla hay delitos, muchas clases de delitos: homicidio, robo, extorsión, violaciones, lo que sea, no necesariamente tiene que ser un pandillero el que va a ejecutar todo. Vienen ellos y atribuyen muchas cosas a pandilleros que ya están queriendo hacer las cosas bien pero que seguimos activos en la pandilla pero tenemos un estado de madurez por la edad o por el tiempo de pertenecer a la pandilla y nosotros queremos que las cosas se hagan bien, nosotros sabemos que si cometemos un delito estamos sabedores que la ley está para castigar el delito.
Si se hace legal todo como se debe hacer la autoridad está para cumplir la ley y no para aprovecharse ni nada de eso y en mi caso he sido golpeado muchas veces, hasta mi compañeros, hasta mi esposa y hasta enfrente de mis hijos, son cosas que no… estaría bien que lleguen y digan: “se le acusa de tal delito” y tranquilo sin tantas cuestiones.
¿El abuso de autoridad influye en sus decisiones?
Sí, eso es claro, porque cualquier ser humano sabe que la violencia engendra violencia, si a uno lo agreden uno agrede, si la persona plática con uno; uno plática, pero si llega a humillarme frente a mi familia sabiendo que nosotros tenemos en la pandilla hijos mayores que ya razonan.
¿Los abusos son frecuentes?
(Risas)… A cada rato, si tres veces te encuentran, tres veces te golpean
¿Puede llegar a ser un factor para que caiga la tregua?
No, porque cuando hay consistencia en algo fundamentado es raro que caiga; esto ha sido toda la vida, así como hay bases fundamentales y sólidas que se quieren hacer los cambios creo que puede influir pero en lo mínimo, creo que hay otras cosas y no hay cambios que pueda llevarnos a nosotros a tener otra clase de pensamiento.
¿Han pensado en dejar las extorsiones?
Claro que sí, esto va incluido. Nosotros estamos evitando muchas cosas de estas, buscando las fuentes de trabajo, en lo personal busco trabajo y si lo encuentro aplico mi oficio y así como yo hay muchos que hoy por el hecho de andar tatuados la sociedad los margina, no en todos los casos, hay personas que desconfían por su propia seguridad, creen que no existe la posibilidad de adaptarse.
¿Cómo recibieron la tregua?
Todos íbamos a estar de acuerdo sabiendo las consecuencias. Si usted busca empleo ve si le conviene, los beneficios y las ventajas y cómo le va a beneficiar. Nosotros vemos si vamos a tener beneficios de esto y quizá la más beneficiada es la sociedad salvadoreña que va a estar descansando. Venimos de un país conflictivo, de la guerra, donde se vieron muchas cosas, pero al terminar este fenómeno uno se pregunta: ¿qué más vendrá? No quedarían así no más, vendría otra cosa y sería difícil y complejo hablarlo y tal vez imprudente porque uno expresa su punto de vista y las cosas pueden ser diferentes en otro lado, por ejemplo, uno sale y lo golpean en otro lado, no estoy contento porque creo que no es correcto, si ando mi documentación en regla y no ando en delito, que me dejen ir tranquilo, eso es lo que ellos no están tratando de entender a veces, nosotros estamos tratando de poner de nuestra parte y el sistema no quiere poner de su parte, aquí es de partes iguales
¿Qué otra cosa vendría?
Antes las noticias estaban llenas de muertos, al disminuir todo esto se centran en muchas cosas, ahora como ya no hayan que agarrar, hablan de la lucha contra la muerte femenina, ellos quieren agarrar un tema, enfocarse en un tema y de donde ellos puedan agarrar un billete.
Todo esto es política, aquí nosotros somos los que siempre vamos a salir, como dicen, por la puerta trasera. Estamos en la disposición de querer hacer las cosas siempre y cuando se cumplan convenios, que ellos cumplan con su parte y nosotros vamos a tratar de cumplir con la nuestra, esto es un acuerdo entre dos, vienen ellos y como ya no le dan importancia a este tema ven por donde le dan a otro.
¿Cómo lo asume la pandilla?
Es cuestión de concientización, aquí todos somos seres humanos y tenemos la voluntad de cambiar, todos tenemos familias y podemos ser pandilleros o lo que seamos y haber cometido muchos delitos, pero en nosotros está todavía la naturaleza humana, aquel instinto de padres de familia de que queremos ver bien a nuestros hijos, en mi caso tengo a mi madre, sé que la mayor pena de ella sería ver morir a su hijo en una reja o viendo como vivo, ¿qué madre no quisiera ver a su hijo triunfar en la vida?
Todos tenemos conciencia y uno fundamental es que muchos quieren una vida mejor, si el sistema nos acepta y nos ayuda, estamos en la disposición del cambio pero si no nos acepta estamos en la disposición de no movernos de ahí, a lo que venga.
En reiteradas ocasiones se ha dicho que las pandillas viven de las extorsiones, ahora ¿de qué viven?
En mi caso muchos vivimos del trabajo, tengo compañeros de la clica que entre cinco a cuatro están trabajando, a raíz de lo que se está dando ha habido personas que sí han creído en nosotros y nos han dado la oportunidad de darnos trabajo, en talleres, empresas, iglesias… Viene el dueño y cree en que se pueden dar cambios, y muchos están trabajando, pero lastimosamente viene la policía y se da cuenta que uno está trabajando, allá lo va a buscar, vienen ellos y lo buscan. Pero bueno, si uno anda en delito, usted sabe, pero si no, uno también quiere salir adelante por los medios legales.
¿Y si no tiene trabajo?
Ahí la cuestión es ésta: esto se da por lo general siempre, el hecho que uno sea pandillero no quiere decir que solo de una extorsión pueda vivir, le voy a decir: si soy pandillero y no tengo oficio, tengo familia, si mi familia tal vez me hizo a un lado por lo que soy pero ven el cambio en mi la familia está siempre para apoyar, vienen las madres y apoyan, familia en Estados Unidos mandan y la gente toma conciencia, incluso tengo familiares que me están apoyando porque uno está tratando de sobrevivir por lo legal.
No le puedo decir que todos, no se puede generalizar, pero de diez personas nueve están, siempre va a haber una oveja que hará algo prohibido a espaldas de nosotros. Hay clicas enteras que les están dando trabajo las iglesias, las están apoyando. Si uno tiene una fuente de ingresos legal no tiene porqué ir a hablarle por teléfono a alguien y decirle que si no me da dinero la voy a ir a matar, para qué si estoy recibiendo el dinero de lo que estoy ganando y me siento más satisfecho de darle a mi familia algo que yo sé que me ha costado y que van a estar orgullosos de algo que puedo darle por tres meses y voy a pasar 20 años preso, nadie quiere eso, todos somos inteligentes.
¿Qué pasa con las “ovejas negras”?
Nosotros podemos detectar algo y entre nosotros no pueda haber problema, es la vida de nosotros pero con la justicia quién sabe, si la justicia…. Es que la ley está para cumplirse, si yo mato en la esquina y me agarran me van a condenar y nadie dice nada, sé que asumo las consecuencias de mis actos.
¿Cuáles son las condiciones económicas de las pandillas?
Así como decimos, “coyol quebrado, coyol comido”, aquí si ganamos ocho dólares diarios, los ocho dólares los invertimos, para solo ir comiendo, no podemos decir que el fin de semana nos vamos a ir a metro a comer sorbete.
¿Puede la tregua romperse?
No, ya pasamos tres meses, vamos para cuatro… hay un arreglo y es difícil que se rompa, y aún podemos ver que el sistema puede seguir violando pero queremos seguir igual, pero puede llegar un punto, como dice el dicho, que el cántaro de tanto ir al río se quiebra, tanto ellos como nosotros vamos a estar en la línea de que ahí nos vamos a mantener y todo lo estamos viendo en la línea.
¿Qué complicaría la “tregua”?
La cuestión es la persecución, de que si no estamos haciendo nada tranquilos, si no estoy agrediendo a nadie, si ando una orden no voy a estar confiado, tal vez un cese a la persecución injusta, antes de ser lo que somos, formamos parte de este país y la población y cualquier problema somos parte, nosotros también somos parte del dinero del país, si tal vez emplearan el dinero en centros de capacitación y no para armas, pero para el que quiere, pero el que no quiere que esté preso, quien lo quiera que lo agarre.
La seguridad pública no mejora con más armas y policías…
Cabal, yo como pandillero veo que a mi mujer me la están golpeando sé lo que puedo hacer y sé de lo que soy capaz, sé que el policía como hombre sin su uniforme y sin arma podemos ver quién es quién. Uno no puede soportar que estén abusando de su esposa y los hijos tal vez viendo, la mamá de uno, ellas llorando por procedimientos que ellos no deberían hacer y a la larga le dicen a uno que está limpio (que no tiene delito).
Está bien, pues sí porque si uno anda un delito cargando está bien que lo pague, y uno dice ve “aquí estoy papá” pero si me agarran, tampoco me le voy a ir a entregar; y lo que debemos es tratar la manera de hacer las cosas legales, que esto funcione, porque como digo, esto es un acuerdo y queremos que las cosas se den y que cesen muchas cosas tanto aquí a fuera como en los penales.
Yo estuve preso, y estar dentro de un penal en este país es vivir en una condición deplorable, yo le digo esto, adentro de un penal si uno no vive legalmente, uno sale peor; porque donde yo estaba no había talleres de nada.
¿Dónde estuvo usted?
En el de Chalate (Chalatenango), no habían talleres, había una escuela en la que no cabían más de quince, teníamos que hacer turnos y no podíamos rotarnos todos; el penal está capacitado para 600 y un poco más de personas y habían más de 2.000; en la celda donde vivía habían más de 200 y era con capacidad para 150, estaba sobrepoblado.
No dejan entrar muchas cosas que pueden ser de mucha necesidad para nosotros; y la verdad que cuando uno quiere hacer algo lo hace, no necesita los utensilios, uno se las ingenia y uno hace lo que quiere hacer.
¿Cuál es la edad promedio de los que integran las pandillas?
La mayoría están de 20 años para arriba, entre los 20, 21, 25 hasta de 40 y 50 años.
¿Según usted que debe hacer la sociedad para creerles a ustedes, darles apertura para que se vea un cambio?
Simplemente, como digo, estamos hablando que tal vez no es aquí Estados Unidos, el país de las oportunidades, pero yo creo que una sola oportunidad basta. Así como nosotros también podemos creerle al sistema, que la sociedad también crea.
Por decirle un número, somos 10.000 pandilleros, ¿cuánto porcentaje de la población estaría apoyándonos? En mi familia tengo tres hermanos, ellos tienen sus familias, mi mamá, mi papá, mi esposa, mis hijos; si fueran 10 personas por 10.000; no se puede poner este grupo aparte, se haría difícil, y eso en números mínimos.
Sacando ese porcentaje estamos diciendo que un buen número de personas creen al cien por ciento y tras de ellos hay otros que creen como las iglesias, instituciones no gubernamentales, empresas, gente que los conoce a uno.
Yo conozco gente que tiene sus empresas y me dicen: “qué ondas Babi, ¿has chambeado?”… yo les digo que no y me dicen “puta, cabrón, traete algo”. Voy y me traigo a un chero de ahí mismo de las maras, nos dan algo y hacemos lo que podemos. Ya eso es un ingreso, la gente nos está dando la oportunidad.
Digamos que del diez por ciento, hay un cuatro por ciento que sí cree de verdad, lo que uno necesita es que el otro seis por ciento diga “sí hombre, sí creo”, aunque sea que lo hagan con el beneficio de la duda.
Antes de la tregua, por poner un número de cinco empleadores ¿cuántos les daban empleo?
Uno, y ahora pueda ser que nos dan trabajo las cinco personas que conocemos. De cinco que antes tenían la capacidad de darle trabajo a alguien solo una lo hacía, porque los otros cuatro tal vez querían hacerlo, pero ellos decían “puta, vos Baby, si te doy trabajo aquí me cae la jura, me vienen a hacer un gran cateo, me le dan vuelta a todo pensando en que hay otras cosas”.
Y tienen razón, yo fuera uno que lo hiciera, porque teniendo a mi familia, mi negocio y yo conozco a los pandilleros yo les quisiera dar trabajo pero después van a decir los policías “ve, ahí está el Baby trabajando”… vienen, rompen la puerta y después van a darle vuelta a todo. Por ayudarle a uno quedan más fregados después.
¿Y después de la tregua que ha pasado?
Después de la tregua, no cabal después, pero como ellos han visto de que las cosas han ido cambiando ya esas cinco personas le dicen a uno “nombre, está bueno, venite”. Ya saben que uno pasa y tranquilo, saben que uno antes tenía que andar uno la pistola, armado, cuidándose su vida.
Eso les daba miedo porque siempre que uno llegaba andaba armado y nos decían “puta, ándate, cabrón que aquí va a venir la policía” y así todos afligidos y sabían que aunque ellos (los empleadores) no tenían nada, la policía no atinaba y también se los llevaban por encubridor.
Ese es el caso de los empleadores, pero ¿cómo califica la aceptación de la sociedad en general?
La cuestión es que es un cambio relativo, no es algo de la noche a la mañana, es difícil. Por ejemplo, así como es difícil perdonar una infidelidad de la esposa o esposo, le va a costar un poquito, porque hay personas que han sido dañadas.
Si yo tal vez no perteneciera a las pandillas y supiera que ellas me mataron a un familiar mío, me costaría asimilarlo; pero con esto viene un entendimiento con el tiempo, quizás no un perdón perfecto, porque no se va a decir que se va a recuperar la vida con que uno pida perdón, pero acá debe haber un momento de concientización.
Y eso para que piensen que él (el asesinado) ya no está pero ellos (los pandilleros) si están y que tengan una oportunidad y que digan que no quiere que le pase a otra persona lo que a ellos les pasó.
Que piensen “si estos muchachos se regeneran no van a matar a otro hermano de otra persona y esta familia no va a sentir mi dolor”. Que acepten su dolor y aprendan a creer que si hay personas que pueden cambiar.
¿Ustedes como pandillas que proponen para superar la marginación y todas esas condiciones que les llevan a agruparse?
La marginación es algo que siempre va a existir aquí y en todo el mundo, eso no es una gripe que va a decir tómese eso para que se le quite; porque siempre hay que el que está más arriba quiere ver de menos a los pobres; es eso lo que genera que en muchos países se levanten movimientos porque no están de acuerdo con como los lideran, yo creo que hasta la gente ya está acostumbrada a vivir así.
Nosotros no estamos esperando llegar tan alto, así como lo dijo un funcionario, que dicen ellos que son estudiados, que cómo permitirán que el ‘fulano llegue a ser diputado’. Nosotros aquí no estamos pidiendo llegar hasta allá, lo que sí queremos son las oportunidades para demostrar que sí podemos ser alguien en la sociedad.
No estamos diciendo que queremos llegar hasta el parlamento, ni que queremos ser padres de la patria, eso es algo ilógico lo que el hombre estaba diciendo.
Si pusiera en una balanza la ayuda del gobierno, después de la tregua, y la ayuda que reciben de las ONG, iglesias ¿Cuál pesa más?
La ayuda de las iglesias y las no gubernamentales. El gobierno en sí no cree y no está muy de acuerdo, pero ellos necesitan escuchar también la voz del pueblo y el pueblo les está demostrando que sí están creyendo.
Ahora, ellos pueden decir muchas cosas, pero hacer es diferente, porque ellos lo que no quisieran es que nosotros existiéramos, el gobierno quiere que no exista este fenómeno. Esto es algo complejo que lo puede entender más o menos el que lo está viviendo, porque mucho se puede decir, oír, pero de cómo se vive, solo los que estamos dentro de este problema estamos sabiendo la realidad, lo que está pasando y de cómo se están llevando las cosas.
No sabemos el día de mañana en qué puede acabar todo eso, todos quisiéramos que llegara a buenos términos; pero también puede ser, de nuestra parte o del gobierno, que esto no funcione. Aunque ahorita no se piensa así, todo tenemos una mente positiva y la gente que también está pendiente de nosotros están queriendo que las cosas se lleven a fin de la mejor manera.
¿A este paso será que pueden llegar a desaparecer la estructura de la pandilla?
Eso va a estar un poco complicado, porque como acabo de decir, eso no es una gripe, es un fenómeno que viene desde hace mucho. Yo tengo claro, y otro buen porcentaje también, que esto no es algo que lo va a arreglar el gobierno o nosotros, es algo que solamente Dios puede arreglar; el único que puede trasformar la vida de una persona es Dios, de ahí el gobierno no lo va a cambiar, porque siempre existen represalias. Por eso es que las iglesias se acercan más a nosotros y uno toma en cuenta que sí creen en uno y que es capaz de hacer las cosas para bien.
¿Este acuerdo podría generar divisiones dentro de las pandillas e interrumpir el proceso?
Cuando el beneficio es general y es para todos es raro que hayan desacuerdos, porque según la condición o necesidad de cada uno si vamos a ser beneficiados es raro que hayan desacuerdos; por ejemplo quién no va a querer que le regalen una camisa nueva.
Carlos, ¿cuál sería la frase que denota el interés de las pandillas para cambiar y así disipar las dudas de la sociedad ante esta tregua?
Denme la oportunidad de enseñarles lo que puedo hacer.
¿Una sola oportunidad basta?
Esa frase, y sí más si uno está dispuesto, siempre y cuando uno tenga la fuerza de voluntad y la condición de querer hacerlo. Como digo abierta puede estar la puerta y va entrar el que quiera y el que no quiera pues no lo hará. Tampoco podemos decir que todos somos iguales, no podemos decir que todos vamos a querer entrar de una sola vez.
A veces a unos en la vida les pueden acontecer cosas que lo pueden hacer reflexionar o cambiar. A la larga uno a través de la concientización no le está haciendo las cagadas al gobierno sino que al mismo pueblo, a la familia de uno.
Muchos dicen que estar dentro de una pandilla les da poder ¿puede ser que esa sensación de poder sea un limitante para que no todos quieran cambiar?
El poder no, aquí muy malo puede ser, pero media vez le cae unos de esos pelotones azules, para dónde agarra, si es la ley. Poder no hay si el gobierno quiere someternos, lo hace.
Lo que nosotros tenemos es resistencia, no nos dejamos doblegar así por así, no somos uno sino varios y si nos ponemos en ese plan estamos actuando como ellos (la policía) que por el uso de la fuerza queremos hacer las cosas, eso va a generar violencia y los afectados serán nuestras familias.
Muchos cambian por acontecimientos importantes en su vida, el nacimiento de un hijo, enamorarse de verdad y cambiar, la muerte de un familiar, muchas cosas, pero el acontecimiento que de verdad puede cambiar a una persona es conocer a Dios y muchas cosas pueden hacerlo cambiar, no importa la edad, yo puedo tener 35 años y seguir con mi mente de bichito, son cosas que cada persona va viviendo.
¿Una pequeña conclusión de estos tres meses?
Ahorita estamos viendo los resultados y yo creo que los más beneficiados pueden ser la sociedad, se está viendo que la población están viviendo un poquito más tranquila, el comercio también y están viviendo los resultados del acuerdo, ellos ven de que sí se puede. Todo ha sido por el diálogo, ¿cómo fue que se terminó la guerra civil? Con el diálogo.
Foto: Cristhian Póveda
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