Jéssica Ávalos. La prensa gràfica.-
La madre de Brenda asegura que el 13 de agosto de 2012 buscó asistencia judicial por violencia intrafamiliar, pero no le otorgaron medidas de protección. Quince días después, Brenda fue violada y asesinada. Este es el relato de los días posteriores a su muerte. Su padrastro se suicidó antes de ser capturado como principal sospechoso de cometer ambos crímenes.
El culto de acción de gracias organizado por Brenda se celebrará de todos modos. Será el próximo 30 de septiembre. Los feligreses de Manantial de Vida Eterna, la iglesia del cantón Chancala del municipio de Mejicanos, lo habían planificado con ella desde hace algunos meses. En el plan inicial figuraban tres motivos: el cumpleaños número 19 de Brenda; el cumpleaños número 24 de Juan, el prometido de Brenda; y el segundo aniversario del noviazgo de ambos. Será a la 1 de la tarde. Todo está casi listo: se leerá el salmo 137 y habrá cánticos de Jesús Adrián Romero. Casi listo porque los feligreses se congregarán solo por uno de los motivos. Brenda no estará en la ceremonia. Brenda murió el pasado 28 de agosto, 14 días antes de cumplir los 19 años. La encontraron muerta en su cama, atada de cuello y pies.
“Se mueve, se mueve, se mueve con poder. Con poder, con poder se mueve la mano de Dios. Se mueve, se mueve…” La hermana Marisol es la que entona esa alabanza. Se menea delante de las cortinas rojas del altar de Manantial de Vida Eterna. Esta tarde del jueves 12 de septiembre le corresponde dirigir la prédica. Aplaude con los ojos cerrados, pero tiene el cálculo necesario para no derribar con su vestido rosado los dos jarrones que adornan el templo. Frente a ella hay otras tres mujeres con mantilla en la cabeza, el pastor de la iglesia y el muchacho que controla los decibeles de los parlantes.
—Hermanas, hermanos, vamos a interrumpir la reflexión de esta tarde para ayudar a reconstruir el día de la tragedia. La hermana Carmen tiene temor y nosotros podríamos ayudarle.
—Yo lo que quisiera, hermana, es que consiguiéramos una foto de él, que la imprimiéramos en un ciber y que la pegáramos en todos los postes del país para que lo agarren y pague esa cochinada que ha hecho.
—Sí, hermana, pero acuérdese que foto de él nadie tiene. Si ‘anantes’ conseguimos esta de la niña (Brenda), porque él se las decomisaba toditas. Le decomisó las de la graduación de bachillerato, las de los 15 años que le celebramos aquí en la iglesia, le decomisó el DUI. Si hasta el celular que tenía la niña se lo decomisó y se lo echó a la pila.
—¡Ay qué chula era la hermanita Brenda!
—Mire, hermana, yo digo que hay que contarlo porque eso puede servir para que no se repita y para que las demás mamás pensemos dos veces antes de meternos con otro hombre.
El pastor escucha el diálogo de las cuatro mujeres. Después de 10 minutos, pasa al frente y pide la palabra para iniciar su relato. Resumirá a Brenda, la morena de ojos grandes que pesaba 100 libras, con tres adjetivos: aturdida, humilde y servicial.
Los feligreses no confían
—Como yo miraba a la hermanita aturdida, entonces la senté y le dije que me explicara todo lo que pasaba en su casa. Sea libre, le dije. Y comienza a contarme que el señor se levantaba por las noches y que le sobaba la parte. Yo le dije que si tenía pena de contarme lo demás que me hiciera un papel y que me lo contara en un acta. Entonces lo hizo, pero se lo halló el señor y se lo decomisó.
Cuando el pastor habla de “el señor” se refiere a Abraham, el hombre de 53 años que en 2006 se casó con Carmen, la mamá de Brenda. En la iglesia le apodaron “Rascabuche” porque, según los vecinos, se dedicaba a esconderse entre los árboles para espiar a madre e hija.
—Él era cristiano de mentiras. Se venía a sentar aquí a la iglesia solo por vigiarlas. Cuando la subía a un carro, buscaba tocarle las nalgas. Desde pequeña la celó. Fueron seis años de sufrimiento de la hermanita. En eso le salió el novio a Brendita, el hermano Juan, y de ahí para acá al señor (Abraham) se le enfermó el corazón y la mente.
Abraham se casó con Carmen cuando Brenda tenía 13 años. Se conocieron en la colonia Zacamil. El acoso, según los vecinos de la pareja, inició cuando Brenda cumplió los 16 años y se intensificó cuando Juan llegó a la casa de la joven a pedir permiso para iniciar un noviazgo.
—Un día decidimos encarar a la hermana Carmen y le dijimos lo que la niña nos había contado, pero el individuo le había metido un miedo terrible a la hermana, le había ganado la moral; siempre las amenazaba con que se iba a matar y la hermana Carmen no se atrevió a denunciar.
En Manantial de Vida Eterna han declarado el 28 de agosto como “el día de la tragedia”. Ese día murió Brenda. Ese día la violaron y, según el informe de Inspecciones Oculares de la Policía Nacional Civil, la asfixiaron con un pedazo de nailon gris. En la iglesia no hay sentimientos de culpa ni remordimientos. Todos los feligreses están convencidos de que si hay que buscar un culpable, el culpable se llama Abraham Cortez.
—Por las noches se ven las luces de la casa encendidas. Debe ser que ahí se anda escondiendo. Por eso de las leyes terrenales no nos confiamos. Aquí en Chancala usted no va a ver un policía. Aquí vivimos, después del poder de Dios, con nada más.
Chancala es una lotificación incrustada entre veredas de Mejicanos. Las casas están acordonadas por parras de güisquil y mazorcas de maíz. La ruta que más se aproxima a ese sector es la 33-A, que deja a los habitantes a unas seis cuadras de sus casas porque el terreno accidentado no permite el ingreso de vehículos.
—La hermana Carmen se fue con los otros dos niños. Ellos ya no van a la escuela, pero yo hasta podría creer que la hermanita Carmen va terminar volviendo con él.
La denuncia no fue tomada
Carmen denunció por primera vez a Abraham tres días después de la muerte de Brenda, el 31 de agosto a las 9:30 de la mañana. Ese día contó en la Fiscalía General de la República (FGR) que Abraham le decía “que él se iba a matar y que ellos iban a tener la culpa, que se iban a arrepentir, que la alegría que tenían con su novio se iba ha convertir en llanto”. Además de gritos y puteadas, Carmen dijo que también hubo golpes: una vez Abraham la lanzó al barranco que colinda con la casa.
“Decía que le íbamos a pagar todo lo que le habíamos hecho por acusarlo de que él tocaba a las monas. Me decía que me iba a dejar un regalo. Yo nunca entendí qué me quería decir con eso. Nos amenazaba cuando le decíamos que lo íbamos a denunciar”, relató Carmen Martínez la tarde del miércoles 12 de septiembre, afuera del Instituto de Medicina Legal (IML), donde ha llegado con su otra hija, la de ocho años, quien debe ser sometida a un peritaje para determinar si también ha sido víctima de abuso sexual.
Carmen asegura que 15 días antes del “día de la tragedia” había pedido medidas de protección en dos juzgados: en el Primero y en el Segundo de Paz de Mejicanos. El 13 de agosto, afirma, llegó a ambas sedes judiciales. El Segundo lo encontró cerrado. Estaban de vacaciones porque entre el 10 y el 16 de agosto se celebran las fiestas patronales de ese municipio. El Primero de Paz estaba de turno pero, según Carmen, le dijeron que no podían otorgar medidas de protección porque no presentaba golpes y porque “las amenazas no entraban en la violencia intrafamiliar”.
En los papeles del Juzgado Segundo de Paz de Mejicanos no hay rastros de esa visita. Hay un libro tamaño oficio con pasta negra donde están apuntadas las 180 denuncias por violencia intrafamiliar interpuestas durante todo 2012. Por ningún renglón aparece la petición de Carmen Martínez.
“No sé si se ha presentado a este juzgado. Estoy seguro de que estuve de turno, pero el caso no quedó registrado. No sé quién la ha recibido ni cuál fue su versión, pero no es que aquí solo si la persona viene casi muriéndose se le dan medidas. A cualquier persona se le reciben aquí las denuncias. Quizá somos el juzgado que tiene la mayor cantidad de casos de violencia intrafamiliar de San Salvador”, asegura el juez Jorge Alberto Candray.
La jueza Primera de Paz de Mejicanos, Violeta Lino, afirma que en su juzgado otorgan medidas de protección inmediatas cuando los denunciantes han sido víctimas de violencia física. Cuando hay denuncias por violencia psicológica, programan una audiencia inicial y ahí se decide. “Basta y sobra que la persona venga a decir que está siendo víctima de violencia intrafamiliar y le tomamos la denuncia inmediatamente. Yo no voy a esperar a que venga toda trompeada para darle las medidas, pero a veces no ameritan porque resulta en las audiencias que el mismo denunciante propicia la violencia”, afirma Lino.
Los dos jueces están convencidos de que no ha habido negligencia judicial en el caso de Brenda. Candray incluso señala que si hay deficiencia en la atención de algunos casos de violencia intrafamiliar, es por falta de herramientas y por falta de capacitaciones en esa materia. Él asegura que una tan sola vez lo han invitado a capacitaciones sobre la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres, aprobada en 2010, y en la cual se creó los delitos de feminicidio y feminicidio agravado, con penas entre 20 y 50 años de prisión.
El fin de Abraham
La fiscalía giró la orden para capturar Abraham el miércoles 12 de septiembre a las 10:30 de la mañana. Ordenaron capturarlo por dos delitos: por el feminicidio de Brenda, su hijastra, y por la agresión sexual agravada de otra menor. No lo hicieron antes porque, según el jefe fiscal de Mejicanos, Miguel Ángel Iraheta Joachín, no habían completado las diligencias.
La policía, según la fiscalía, intentó capturar a Abraham desde el miércoles por la mañana. Llegaron a la casa casi a las 5 de la tarde y lo encontraron colgado de un polín en la habitación contigua al cuarto donde murió Brenda. Antes de amarrar el lazo al polín, Abraham preparó un altar. Colocó el ramo y el velo de novia que usó Carmen el día que se casó con él. Sobre el velo puso una fotografía de su esposa, una biblia abierta y tres cartas escritas a mano. “Este es tu regalo de boda que ‘llo’ te iba a dejar cada 8 de ‘sectiembre’ por todo el maltrato que me distes por un año”, se lee en una de las tres hojas.
“Tendríamos que esperar los resultados de las pruebas grafotécnicas de esos documentos para ver si salen otros nombres, aunque como era el principal sospechoso por las amenazas previas que había hecho a la familia… Lo andaban buscando cerca y se debe haber enterado de que la policía andaba preguntando por él”, intuye Iraheta.
Uno de los investigadores que llegaron al levantamiento del cadáver de Abraham comentó que en otra de las hojas el hombre se declaró inocente y pidió a las autoridades que investigaran quiénes son los verdaderos culpables del feminicidio y la violación de Brenda.
La hija menor de Carmen tenía programado un peritaje psicológico para el próximo 18 de septiembre. El examen se cancelará. “Cuando se muere el imputado, es una forma de ponerle fin al proceso. Se extingue la acción penal y se archiva el expediente. Sería gastar recursos del Estado por gusto, porque la niña ya declaró”, afirmó el jefe fiscal para sentenciar el cierre de la investigación.
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