Revista Paula.-
Por Stefanía Doebbel / Fotografía: Carolina Vargas/ Producción: Belén Muñoz/
Creado hace menos de un año, el Observatorio Contra el Acoso Sexual Callejero ha logrado posicionar un tema que estaba velado: la violencia de género tras los piropos y agarrones en la calle. Su artífice es María Francisca Valenzuela, que con solo 24 años preside esta inédita organización que ha logrado bajar dos campañas publicitarias y es parte de la mesa de trabajo del Sernam para crear el Plan Contra la Violencia Hacia la Mujer.
Fue hace 10 años, pero cada vez que María Francisca Valenzuela ve a un hombre con pelo crespo y sombrero sobre una bicicleta con cesta de rejillas, se alerta. A los 14, un tipo con rasgos similares la persiguió por varias cuadras mostrándole sus genitales. Sin embargo, no fue esa experiencia la que motivó la creación del Observatorio Contra el Acoso Sexual Callejero. Había algo en el mundo que no le calzaba desde muy pequeña: por qué eran las mujeres las que recogían los platos luego de una convivencia, por qué ella no podría entrar al Instituto Nacional solo por ser mujer, por qué miles de mujeres aceptaban silenciosamente que hombres desconocidos les gritaran cochinadas en las calles.
“Siempre me llamaron la atención los temas de género, veía una injusticia generalizada, y el acoso callejero me parecía un tipo de violencia silenciada, normalizada, respecto de la cual nadie hacía nada. Entonces, un día dije: ‘no, qué rabia, tiene que haber alguna organización en contra de esto’, y vi que no existía nada. Así que nos juntamos con dos amigas, compañeras de Sociología, y creamos el Observatorio: partió como la idea de tres amigas y ahora tenemos 50 voluntarios.
En muy poco tiempo han logrado harto. ¿A qué lo atribuyes?
A mucha gente le hizo sentido. Antes no existía ningún espacio en donde las víctimas de violencia callejera tuvieran voz. La gente decía “pero si a las mujeres les gusta, se sienten bonitas” y nos pintaban como un grupo de niñitas histéricas. Pero, ¿según quién les gusta? Ahora tenemos cifras y podemos afirmar que 72% de las mujeres ha sido víctima de acoso callejero considerado por ellas como traumático y 65% fue víctima de agarrones, masturbaciones públicas, persecuciones o exhibicionismo.
¿Cómo se fueron ganando ese espacio?
Partimos haciendo campañas fotográficas y usando las redes sociales. Nos parábamos en Lastarria y les preguntábamos a las mujeres: ¿quieres sacarte una foto con un cartel en contra del acoso callejero? Todas nos decían que sí. Después hicimos otra donde convocamos a hombres porque queríamos que este fuera un tema transversal. Se llamaba “yo no acoso porque…”, e iba seguida de frases como “porque mi mamá también es mujer”, “porque las mujeres no son un objeto”. Y así poco a poco en redes sociales fuimos sumando un montón los likes.
Bajaron dos campañas publicitarias que incitaban al acoso.
Fue un gran triunfo. Logramos bajar la campaña de Tritón en un día porque twitter explotó luego del comunicado que sacamos. La campaña de Tritón consistía en una foto de las piernas de una mujer en el Metro con una frase que decía algo así como “si no puedes resistir #lamediatentación que tienes enfrente, sácale una foto y compártela en twitter”. Una invitación clarísima al acoso callejero. Lo mismo que la de Limón Soda, donde mostraban a un tipo en el juego del barco pirata sacándoles fotos a piernas y a escotes y luego se las mostraba a los amigos y decía “haz todo, haz nada”. Puras publicidades que normalizan el acoso y, en general, la dominación del hombre sobre la mujer en el espacio público.
Acaban de ganar un fondo de ONU Mujeres y la Unión Europea y la ministra del Sernam hace poco sacó una columna sobre el acoso donde las mencionaba, ¿cuáles son los planes?
Nuestro primer objetivo fue visibilizar el acoso sexual callejero como una forma de violencia que no era reconocida en Chile: lo logramos. La gente ahora habla de acoso sexual callejero, los medios también, nos escriben de colegios que quieren que vayamos a hablar del tema y la ministra del Sernam se ha contactado con nosotros para invitarnos a formar parte de la mesa de trabajo para crear un Plan Contra la Violencia Hacia las Mujeres. Entonces sabemos que existe interés de parte de la institucionalidad pública para que se reconozca este tipo de violencia a nivel país. Eso ya es muy importante. Ahora se nos viene una gran campaña comunicacional contra el acoso en la que vamos a trabajar con Transantiago y Safer Taxi. En los paraderos y en buses va a haber cenefas, en Bus TV va a haber reproducciones de video, y los Safer Taxi llevarán stickers que afirman su compromiso contra el acoso: si un taxista se sobrepasa quedará desvinculado y la víctima recibirá compensaciones.
¿La idea es que los piropos estén sancionados por ley?
Claro. No sirve dar apoyo a las afectadas si no puedes decirles: ‘denuncia, esto tiene sanción’. Necesitamos una legislación al respecto que tenga un fuerte componente preventivo, educativo y sancionatorio. El acoso callejero tiene que tipificarse como una forma de violencia, con sus agravantes y la gradualidad que corresponda: es distinto que alguien te diga un piropo a que se masturbe frente a ti. Hay un vacío legal enorme. Hoy, un tipo puede eyacularte encima en la micro y queda impune.
Foto: Facebook Paremos el Acoso Callejero
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