Marcela Turati – Proceso.-
Si los normalistas desaparecidos el 26 de septiembre fueron incinerados, y ante la imposibilidad de que ello ocurriera a cielo abierto, la única posibilidad señala a los hornos crematorios. Los rumores apuntan a las instalaciones militares, al Semefo o a funerarias privadas. Pero todo mundo niega haber tenido participación en esos hechos, las autoridades federales se enredan en sus explicaciones (cuando las dan) y a final de cuentas cualquiera podría creer que en todo Guerrero no existen esos hornos.
La búsqueda de algún lugar donde hubieran podido hacer desaparecer a los 43 normalistas de Ayotzinapa ha desatado todo tipo de rumores: algunos dicen que los incineraron en instalaciones militares; otros ubican el hecho en alguna sede del Servicio Médico Forense (Semefo); unos más apuntan a los crematorios de empresas privadas.
En esta ciudad guerrerense hay dos funerarias con hornos crematorios: una es El Ángel, que comparte piso con el Semefo local; la otra es Funerales Gutiérrez, el negocio funerario más antiguo y grande de la ciudad, ubicado a una cuadra del 27 Batallón de Infantería.
Los trabajadores de ambos negocios niegan que ahí se hubiera cometido esa barbarie de la cual algunos rumores los acusan.
Un empleado de El Ángel admite que, aunque comparten piso con el Semefo, sus instalaciones no tienen capacidad para incinerar más de cinco cuerpos al mes, a menos que soliciten constantemente recargas de gas.
De botepronto, el empleado saca cuentas y dice que por cada cinco cuerpos hay que pedir un resurtido del tanque de 200 kilos de gas, a un costo de mil 500 pesos.
“Cada cinco cuerpos tenemos que pedir una recarga, no da para más. Pero en esta ciudad la gente no acostumbra ese servicio”, dice el joven de bata blanca.
La empresa –cuyo encargado es Rodolfo Rueda Masón– anuncia que da servicio día y noche. Está en el kilómetro 130 de la carretera federal Iguala-Chilpancingo, a corta distancia de las gaseras que surten a la ciudad: Lama Gas y Soni Gas. Los empleados consultados no notaron un consumo distinto de ese combustible al de meses anteriores y dijeron desconocer si en la zona militar hay crematorios.
En Funerales Gutiérrez, en la esquina de la carretera nacional México-Acapulco con Periférico, a una larga cuadra –de casi un kilómetro– de las instalaciones del 27 Batallón de Infantería, la encargada, Hilda, afirma que se pueden incinerar tantos cuerpos como sea, pues es cuestión de alimentar el horno constantemente con gas. Sin embargo menciona que en algunas épocas nadie usa el servicio crematorio.
Al preguntarle si sabe algo del destino de los estudiantes desaparecidos, explica el procedimiento para realizar una cremación.
“Sólo damos el servicio cuando el familiar tiene acta de defunción y certificado médico; entonces yo hago el servicio. Pero nunca sin papeles o si no me lo autoriza un familiar”, dice vía telefónica.
La publicidad de Funerales Gutiérrez indica que proporciona servicio las 24 horas del día, tiene salas con aire acondicionado y cafetería, ataúdes económicos, embalsamamiento y traslado a cualquier lugar de la República, además del servicio de los crematorios.
–¿Le dan servicio al Ejército? –pregunta la reportera.
–Ellos van a la funeraria que ellos requieren –responde.
Molesta, al término de la llamada reta: “¡Que vengan y revisen, si dicen eso (que los estudiantes fueron cremados en Funerales Gutiérrez)!”.
Sin respuesta
Hasta el momento no hay pruebas de que las instalaciones militares de Iguala tengan horno crematorio.
Según el sitio de noticias Sin Embargo, el vocero del Ejército mintió al negar la existencia de crematorios en sus instalaciones, pues entre 2006 y 2013 ha incinerado, en sus propios servicios funerarios, a 674 personas.
Con base en datos del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas, el Ejército ofrece a sus miembros servicios funerarios en Puebla, Cuernavaca y el Distrito Federal.
El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, señaló que la Sedena “encomienda los servicios funerarios y de incineración a una empresa privada. El local más cercano (al ataque contra los jóvenes) está en Cuernavaca”, según publicó el diario La Jornada el pasado 17 de enero.
Proceso usó la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental para pedir a las secretarías de Gobernación y de la Defensa que indiquen el nombre de la empresa que presuntamente otorga al Ejército esos servicios funerarios. Ambas dependencias negaron la información.
“Es importante señalar que el sujeto obligado que pudiera poseer la información solicitada es la Secretaría de la Defensa Nacional”, se lee en la respuesta de Gobernación.
La Sedena no respondió.
Cuando se pidió a las unidades de transparencia de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios y de la Secretaría de Salud que dijeran cuáles empresas tienen autorización de usar hornos crematorios en el estado de Guerrero, ambas indicaron que responder esa pregunta no es de su competencia y cada una señaló que era responsabilidad de la otra.
Al investigar otros posibles hornos crematorios donde hubieran podido ser cremados los normalistas, el doctor Mario Alberto Aguirre Puente, responsable del Semefo de Chilpancingo –dependiente de la Secretaría de Salud–, señala que a las instalaciones de la capital guerrerense “nunca llegaron” los cuerpos de los estudiantes.
Afirma que sólo se practicó la autopsia a los 28 cuerpos exhumados en las primeras fosas, cuando se buscaba a los normalistas. Agrega que lo que ocurre en la jurisdicción de Iguala le corresponde administrativamente a la zona norte del estado.
“Nosotros no tenemos incinerador. En todo Guerrero no hay, únicamente en Acapulco, en funerarias particulares; pero el Semefo no tiene incinerador”, dice vía telefónica.
Cuando se le pide más información sobre la funeraria de Acapulco con horno crematorio, apunta: “No sé. Con toda honestidad. Yo conozco nada más una sola funeraria que dicen que tiene incinerador. No la he visto. Le mentiría. No estoy seguro ni si siga esa funeraria con incinerador”.
E insiste: “En Guerrero el Semefo no tiene incinerador, por un lado. Por otro lado puedo decir, como forense, que todos los casos de muerte violenta no deben ser cremados porque están sujetos a investigación, pero eso lo deciden las autoridades, la Secretaría de Salud. O sea, no debería haber crematorios en los Semefos. Vaya, no tenemos”.
Al ser interrogado sobre los posibles crematorios del Ejército, Aguirre apunta: “Que yo sepa no hay (en el campo militar) porque (en Guerrero) los decesos violentos de los militares los llevan al Semefo de fuero común”.
En la Sección Amarilla de Guerrero, en cambio, aparece que al menos ocho funerarias (la mayoría en Acapulco) tienen hornos. Una de ellas está en la acera de enfrente del Semefo de Chilpancingo.
Al insistir si existe posibilidad de que los estudiantes hubieran sido incinerados en algún servicio médico forense, Aguirre responde: “Nunca hemos tenido horno y no se recomienda tener horno. En Guerrero sólo hay tres unidades de Semefo: Acapulco, Chilpancingo e Iguala. Son tres nada más en todo el estado y ninguna tiene horno crematorio”.
Foto: Bernandino Hernández
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