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En México, 46 de cada 100 mujeres mayores de 15 años sufren violencia psicológica, física, patrimonial, económica, sexual y hasta de muerte, reveló el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Al dar a conocer los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2011, el Inegi y el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) precisaron que ese tipo de violencia se basa en el sometimiento, discriminación y control que se ejerce sobre las mujeres en todos los ámbitos de su vida.

La afectación de los derechos, la libertad, la dignidad, la seguridad y la intimidad de las mujeres se recrudeció en el Estado de México, donde 56.9% de las mujeres padece algún tipo de violencia por parte de su pareja. En contraste, la entidad con menor tasa de violencia es Chiapas, con 29.8%.

A nivel nacional, 42 de cada 100 mujeres declararon haber recibido agresiones emocionales en algún momento de su actual o última relación, que afectan su salud mental y psicológica, mientras que 24 de cada 100 recibió algún tipo de agresión para controlar sus ingresos y el flujo de los recursos monetarios del hogar, así como cuestionamientos con respecto a la forma en que dicho ingreso se gasta.

En cuanto a la violencia física, el Estado de México tiene el porcentaje más alto de mujeres afectadas, con 15.5%, mientras que Sinaloa tiene 9.7%. La tasa nacional fue de 13.5%.

Por otra parte, las víctimas de violencia sexual cometida por sus propias parejas representan 7.3%. En este caso, las mujeres encuestadas declararon haber sufrido diversas formas de intimidación o dominación para tener relaciones sexuales sin su consentimiento.

La violencia en la mujer también se trasladó más allá del entorno de pareja. En este caso, 20.6% de mujeres ocupadas y mayores de 15 años sufrieron discriminación laboral.

Según Inmujeres y el Inegi, a pesar de tener el mismo nivel y puesto que un hombre, las mujeres recibieron menos salarios y tuvieron menos oportunidad para ascender o menos prestaciones, o bien les bajaron el salario, las despidieron o no las contrataron debido a su situación conyugal, o también en su lugar de trabajo les solicitaron la prueba de embarazo.

Sobre la violencia contra la mujer frente a “los roles sociales esperados”, la ENDIREH reveló que 29.0% de las consultadas dijo estar de acuerdo en que “si hay golpes o maltrato en casa es un asunto de familia y ahí debe quedar”; 16.8% manifestó estar conforme en que “una esposa debe obedecer a su esposo o pareja en todo lo que él ordene”, y 14.7% percibe que “es obligación de la mujer tener relaciones sexuales con su esposo o pareja”.

Por otro lado, el Inegi advirtió que las tasas de violencia contra la mujer pueden ser mayores, ya que algunos estudios muestran que cuando el control sobre ellas es mayor, la subordinación y el sometimiento son más tolerados socialmente.

Es decir que la “naturalización” de la violencia está tan asimilada que no es percibida como tal por las propias mujeres.

Como antecedente inmediato la ENDIREH 2011 tiene la encuesta 2006, “que captó la violencia contra las mujeres casadas o unidas, independientemente de que su pareja fuera o no residente de la misma vivienda; la ejercida contra las alguna vez unidas, pero que en el momento de la entrevista estaban divorciadas, separadas o eran viudas, y también consideró a las solteras”.