Una obra en el marco del Festival de Teatro de Rafaela desató la polémica. Emula una misa y dos personas desnudas en escena coronaban estatuas de Francisco y María con un pañuelo verde. Repudios, amenazas y escándalo en el marco de la despenalización del aborto.
Silvina Tamous – Diario El Ciudadano.-
El debate por la despenalización del aborto divide las aguas y los grupos religiosos parecen haber profundizado sus acciones de presión a poco más dos semanas de la votación del proyecto en el Senado, que puede convertirse en ley. Y, en ese marco, el colectivo de artistas fue uno de los rostros visibles en el debate tanto en la Legislatura como en la televisión.
El último jueves, cuando el 14º Festival de Teatro de Rafaela abrió su tercera jornada, algunos choques ideológicos comenzaron a subir la temperatura de la ciudad. Es que en la Perla del Oeste, que desde abril de 2015 fue declarada por Ordenanza Municipal como ciudad ProVida y desde marzo de este año busca ampliar esa denominación a capital provincial ProVida y familia, los pañuelos verdes comenzaron a flamear sobre el escenario y la polémica comenzó a crecer. Este viernes, con la obra Dios, de Lisandro Rodríguez, se desató la puesta más controvertida. Fue cuando subieron al escenario una imagen gigante del papa Francisco y otra más pequeña de la virgen María y dos personas desnudas comenzaron a colocarles pañuelos verdes e invitaban al público a recorrer el escenario.
Después de la obra salió un fuerte repudio del Obispado local, al que le siguió un comunicado de las Mujeres Feministas de Rafaela en la que anunciaron que los grupos antiderechos habían amenazado “con cortar las cabezas” de los organizadores y pidieron parar con la declaración de ciudad “pro vida”. De hecho, dos semanas atrás el intendente Luis Castellano no dio lugar a equívocos al pronunciarse tras una manifestación denominada “Salvemos las dos vidas”: “Estoy a favor de la vida y en contra del aborto”.
“Dios es un trabajo multidisciplinario que cruza las artes plásticas con el teatro, se evoca la mítica exposición de León Ferrari en el Centro Cultural Recoleta que fue atacada por grupos religiosos, para recrear una misa teatral en la que se despliegan cuadros y se arman esculturas en vivo. El peso de la política y la historia se funden en el ritual de una misa en la que el público es invitado a participar”, detalla la reseña de la obra, por lo que no debería haber despertado sorpresas. Incluso detallaba que era para público adulto y prohibida para menores de 18 años.
No todos se alteraron. La mayor parte del público aplaudió y recorrió el escenario, y fueron sobre todo las repercusiones externas las que generaron la polémica por dos personas desnudas empañuelando de verde al Papa y a la virgen como un atentado contra lo religioso, en el marco de un festival que brilló por la calidad de sus obras.
El obispo de la diócesis de Rafaela, Luis Fernández, emitió un comunicado donde sostuvo que la obra era “un agravio al espíritu religioso que no colabora con la pacificación anhelada de nuestra sociedad”.
Y agregó: “Consideramos necesario unirnos a las diversas manifestaciones que, de manera especial en las redes sociales, expresan su dolor y su repudio hacia estos hechos. Deseo dejar en claro nuestro respeto y defensa de la libertad de expresión artística, pero con la misma fuerza creo que no se tuvo en cuenta el respeto a los hombres y mujeres que profesamos la fe de los cristianos, y que su libre ejercicio y expresión constituyen un derecho debidamente garantizado por la Constitución Nacional”, asevera el obispo.
La respuesta no se hizo esperar y vino de parte de la Asamblea Feminista Rafaela. “Apoyamos la libertad artística de organizadorxs y participantes del Festival de Teatro de Rafaela, repudiamos de manera absoluta los intentos de censura y amenazas de despido, que se están haciendo conocer a través de audios, notas y cartas entregadas en supuestas reuniones. Los aprietes nunca son las formas aunque parecen ser las únicas que entienden algunos grupos”.
También detallaron que celebran el teatro como hecho artístico que no es neutral ni se dirige a un público homogéneo. “Es en su diversidad donde todos los colectivos y credos que habitamos la ciudad podemos sentirnxs identificadxs. Incluso cuando hay obras que a unxs nos generan rechazo, sabemos que como consecuencia de ser un objeto artístico, otrxs, diferentes a nosotrxs pueden estar disfrutándolo. Por tanto, tenemos la libertad de no ir, de levantarnos, de expresar que no es de nuestro gusto particular. Han llegado al Festival obras con contenido religioso que ningún ateo salió a repudiar. Entonces, ¿qué entendemos por libertad de culto y respeto? ¿Qué pretendemos que se respete?”, agregan.
Para las feministas rafaelinas, lo grave es que se pide que no lleguen más al tradicional encuentro artístico «cierto tipo de obras», o, peor, «se piden cabezas», incurriéndose en un llano y sumamente peligroso intento de censura. “Así se nos quita libertades a todxs de disfrutar o no, de decidir en definitiva. Y, sin ninguna vergüenza se habla de dejar a gente sin trabajo (en realidad “se piden cabezas” graciosamente), pero siempre en nombre de la libertad y el respeto”.
Y fueron más allá: pidieron derogar la declaración de Ciudad Pro Vida y Pro Familia, que les da poder y no sólo simbólico a personas apoyadas por el aparato de las iglesias de esta ciudad. “Esta es la viva demostración de lo que pueden llegar a hacer y no sólo decir”.
La obra Dios tuvo muy buenas críticas y en el fondo este teatro perfomático cumplió la función provocadora que buscaba, evocando a León Ferrari, el emblemático artista plástico fallecido en 2013 cuya obra se orientó a denunciar los abusos de poder y la intolerancia en la sociedad, acciones que más de una vez apuntaron contra la jerarquía católica.
El dramaturgo Lisandro Rodríguez publicó su descargo en Facebook: “Todo lo que pueda decir del Festival de Rafaela es hermoso. Qué lindo encuentro. Qué placer trabajar así. Siempre que tuve la posibilidad de ir dije casi lo mismo, porque siempre es así. Terreno preparado para elencos deseantes y público deseante. Conjunción perfecta. Gustavo Mondino y su equipo de trabajo hacen un laburo ejemplar, exquisito, heterogéneo, amable, simple, riguroso y más que concreto; y piensan en el público de un modo admirable. Es una fiesta poder estar en Rafaela haciendo teatro. Dios se presentó el viernes a las 20 en una sala colmada. La función fue preciosa. Más de 300 personas. No se movió un alma hasta el final. Mucha gente conmovida, mucha gente enojada, mucha gente desencajada. Más allá de cualquier cosa que se pueda decir, denunciar o lo que sea, yo pienso que Dios como tantos otros trabajos, develan, muestran y evidencian lo mal que estamos. Y desde ese dolor pienso, hago y comparto el teatro. Que viva Dios, Dios como obra, como artefacto, como imposibilidad, como distensión; y ojalá pronto encontremos un lugar para volver a presentarla. El resto es resto”, sostuvo.
Pero las profecías también le llegaron por mensaje: “Te va arder el culo en el infierno”, acompañado de los insultos de los defensores de “las dos vidas”.