Los parientes de Priscila Martínez habían recibido una carta:
–Hola tía, estoy embarazada. No vuelvo a casa, me junté.
Nadie lo creyó: esa no era la letra de Priscila.
El 23 de febrero su abuela y su tía acompañaron a la madre de la joven de 15 años hasta la Comisaría Nº2 del Menor y la Mujer de La Banda, Santiago del Estero, y dijeron que desde hacía dos días Priscila no estaba en la casa. Hoy su cuerpo apareció: estaba enterrada bajo una carpeta de cemento, dentro de la casa de su tío.
Priscila fue vista por última vez junto a su tío Rubén Oscar Ávila, que está detenido desde el 10 de marzo por violar y golpear a otra menor.
Los fiscales siguieron pistas en Buenos Aires, Tucumán y hablaron con los vecinos de Ávila, que dijeron que a pocos días de la desaparición había empezado a remodelar la casa y se lo veía entrando con cal, ripio y cemento.
En el piso de su habitación había un alisado fino y un contrapiso nuevo, lo que llamó la atención. Al levantarlo, encontraron al cuerpo de Priscila, que estaba cubierto de papeles, cds y revistas que funcionaban como aislante.
No encontraron ni la ropa ni ningún otro elemento que haya dejado evidencia del paso de la joven por la casa.
Según dijo la familia de Priscila al diario santiagueño El Liberal, Ávila fue a vivir a esa provincia con los tíos escapando de Buenos Aires, donde habría abusado de otra joven.
Según el registro nacional que lleva Mumalá, en lo que va del año son 84 las víctimas de femicidios. Desde que empezó la cuarentena, 23 mujeres fueron asesinadas.