Cosecha Roja.-
Chiara Páez cumplió 14 años el jueves, tres días antes de desaparecer. Vivía en Rufino, Santa Fe. El sábado a la noche se hizo una escapada para ver a su novio M, de 17. Nunca volvió: la encontraron hoy enterrada en un pozo de 80 centímetros de profundidad en el fondo de la casa del adolescente. Él se entregó y la Justicia detuvo a su mamá, sus abuelos y al padrastro para “evitar que borren rastros”. La autopsia confirmó que Chiara estaba embarazada y que fue asesinada a golpes en la cabeza y la cara. “Cuando hay un embarazo adolescente, no deciden los pibes, deciden las familias y ellos quedan al margen”, dijo a Cosecha Roja la psicoanalista Miriam Maidana.
De los 277 femicidios de 2014, 23 víctimas y 11 victimarios eran adolescentes. No se trata de un pibe que se pelea con la novia, la mata y la entierra. ¿Qué desató el asesinato de Chiara? “Hay que pensar qué sucede en una familia cuando un chico al que criaron desde que nació y en el que pusieron expectativas, un día llega y dice ‘mi novia de 14 está embarazada’. Hay gente que no puede manejar eso”, dijo Maidana.
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La noche del sábado Chiara estuvo reunida con las amigas. A la madrugada les dijo que se iba a verlo a M. Ellas le mandaron mensajes por WhatsApp. “En determinado momento se dieron cuenta, por la forma en la que hablaba, de que no era ella la que respondía”, contó dijo a Cosecha Roja Lorena Camargo, tía de Chiara. Ellas fueron las que llamaron a la familia y le contaron que Chiara no volvía.
Esa misma noche hicieron la denuncia. La buscó la policía. También ayudaron los casi trescientos vecinos que se sumaron. “Toda la comunidad de Rufino se autoconvocó y salió a las calles”, contó Lorena. Y M también buscó: él y su papá colaboraron con los rastrillajes. La versión del adolescente era que la había dejado a una cuadra de lo de su amiga y que después no supo más nada.
Anoche la Justicia ordenó un rastrillaje con perros adiestrados: llegaron a lo del novio. Casi al mismo tiempo, el padre de M -sargento de la policía provincial– lo entregó en el Centro de Justicia Penal de Rufino. La familia de Chiara denuncia que no pudo haber actuado solo. “Era una nena de un metro setenta, que pesaba setenta kilos, una chica de contextura grande”, dijo a la prensa Fabio, el papá.
El cuerpo de Chiara estaba en posición fetal, según contaron fuentes judiciales a Cosecha Roja. El agujero, en la casa de San Martín al 800, estaba tapado con chatarra. Ahí funcionaba un taller de herrería. “Nos sorprende mucho la morbosidad con la que que se actuó. La familia de él publicaba fotos comiendo un asado al mediodía y mi sobrina estaba enterrada en el patio”, dijo Lorena. La denuncia por paradero se radicó en la fiscalía a cargo de Mauricio Clavero, quien ordenó los siete allanamientos y tareas de rastrillaje por Rufino, Laboulaye (Córdoba) y Junín (Buenos Aires).
Al mediodía el fiscal Clavero, el juez de Menores de Venado Tuerto (Javier Prado) y la jueza de la Investigación Penal Preparatoria (Lorena Garini) hicieron una inspección ocular en la casa de M. Según fuentes judiciales, encontraron ropa con sangre de la víctima y elementos que “serían parte de la comisión del hecho delictivo”. La mamá, el padrastro y los abuelos seguirán detenidos al menos 24 horas más.
La tía de la adolescente conoce a M porque es preceptora de la escuela técnica a la que él iba. “Eran novios, como cualquier pareja adolescente. Por lo que lo conocíamos a él era un buen chico, tranquilo, no tenía problemas disciplinarios”, contó.
Chiara era “muy extrovertida, alegre, amiguera. Estaba pensando en su fiesta de 15, le gustaba esa idea”, contó la tía. La adolescente jugaba al hockey en Las Pampas Club Social, participaba del grupo de jóvenes de la Iglesia Santísima Trinidad e iba al colegio Nuestra Señora de la Misericordia. Tenía una hermana por parte de la madre y cinco más por parte del padre. Salía con M desde octubre y habían pasado Navidad juntos.
“Hay que desnaturalizar todo eso que las adolescentes consideran normal, la construcción del amor romántico que todo perdona y todo lo entiende puede tapar indicadores de una relación violenta”, dijo a Cosecha Roja Ada Beatriz Rico, cofundadora de la Asociación Civil la Casa del Encuentro.
“Ahora fue Chiara. Antes fueron Ángeles, Lola, Melina, Wanda y tantas otras”, escribieron en las redes las organizadoras de “Ni una menos”, una iniciativa que busca visibilizar la temática de los femicidios. Llamaron a una movilización el miércoles 3 de junio en el Congreso.