Los términos “trata de personas” y “tráfico de migrantes” han sido usados como sinónimos pero se refieren a conceptos diferentes. El objetivo de la trata es la explotación de la persona, en cambio, el fin del tráfico es la entrada ilegal de migrantes. En el caso de la trata no es indispensable que las víctimas crucen las fronteras para que se configure el hecho delictivo, mientras que éste es un elemento necesario para la comisión del tráfico.
Tanto la ONU como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) consideraron la trata de personas un delito transnacional que, en la actualidad, supera en todo el mundo al tráfico de armas en cuanto al volumen de dinero que maneja, y que quedó un escalón por debajo del narcotráfico.
Los medios
Cuando Florencia desaparece, un mediodía después de haber salido la noche anterior con una lata de cerveza en la mano desde su departamento de estudiante en la zona de Plaza Italia hacia Scalabrini Ortiz y Costa Rica, Pedro, el hermano de Florencia radica la denuncia en la Comisaría 23. La figura de Florencia tomó visibilidad pública, era el gobierno de Aníbal Ibarra y el de Florencia era el primer bochorno público después de la crisis de legitimidad de Ibarra por la tragedia de Cromagnon, en la que habían muerto casi 300 chicos apenas 4 meses antes. La cara de Florencia aparecía en carteles del Gobierno que empapelaron toda la Ciudad de Buenos Aires, carteles naranjas, color distintivo del Ibarrismo. La televisión tomaba el caso como un misterio, Florencia era una chica modelo, estudiante de Economía de la UBA, una chica del Interior, que trabajaba en el Gobierno de la Ciudad. La hipótesis que tomó más fuerza fue promovida por el llamado de una mujer a Red solidaria, que decía que Florencia estaba en el barrio de Chacarita deambulando en estado de shock. En la causa luego surgió que ese llamado fue realizado por una mujer que en tres oportunidades diferentes se comunicó dando en cada ocasión una versión distinta. Hasta el día de hoy esa mujer no fue citada a declarar. Luego apareció la llamada de un hombre que decía que tenía secuestrada a Florencia y que pedía rescate por ella, ese llamado es el que colocó el caso bajo la égida de Cipolla. Era Semana Santa y nadie quería hacer el vía crucis de la causa de Florencia, que llegó a estar en un día en cinco juzgados distintos. Con el llamado por un supuesto secuestro extorsivo la causa cambia su carátula y pasa a la fiscalía 25, a cargo del Dr. Marcelo Retes. La Fiscalía concluyó que el dato del secuestro era falso, se procesó a quién realizó la llamada, sin embargo la causa nunca salió de esa fiscalía ni de la División antisecuestro. Pedro cuenta que desde el primer momento pensó que Florencia no se había ido por voluntad propia y que la familia quería trabajar con la justicia, “al menos con la justicia íbamos a poder ir marcando gente que eventualmente podíamos llegar a imputar”, reconoce Pedro, hoy desilusionado de aquella intención.
Silvina Bergmann asevera que más que en el modo de capturarla, donde aparecían más coincidencias con los casos de trata de mujeres era en el accionar de la policía: “Primero te dicen que se fue por propia voluntad y no la salen a buscar, después salen en los medios a despistar”. A los dos o tres meses de la desaparición, cuando el caso comenzaba a enfriarse en los medios, la familia recibió un llamado de un productor de América TV que decía que tenían orden de arriba de sacarla como prensa amarilla y les sugirió que no siguieran buscándola en los medios. Al día siguiente los principales medios cubrieron el caso como una vida de sexo, drogas y rock and roll. Así se cumplía uno de los pasos del protocolo que anunció Trimarco: la policía operaba en los medios para que Florencia dejara de aparecer como una estudiante de Palermo y empezara a figurar como una drogadicta a quien ya no tenía sentido buscar.
Para Lucrecia Ansaldi, de La Casa del Encuentro, la etiqueta mediática es usual, es una manera de invisibilizar que existe la trata, aunque así como esconde, revela que hay alguien con poder involucrado. Según un protocolo que La casa del Encuentro ha elaborado para asistir a las familias que se acercan a las organizaciones de la sociedad civil buscando asesoramiento, cuando se radica la denuncia, ante sospecha de trata, debe insistirse en que la carátula debe ser “Desaparecida”; si “se dejan llevar por los policías, ellos van a decir que fue Fuga de Hogar, y eso implica que la búsqueda se realizará los primeros días y sólo en la zona donde la mujer vivía”. En cambio, dice Lucrecia, al ser la trata delito federal, las fuerzas de seguridad actúan en todo el país y sobre todo vigilando las fronteras.
Pero ¿hay más trata que antes o es sólo que los medios masivos han encontrado un nuevo accionar delictivo que exprimir? Al no haber informes cuantitativos sino desde el 2009 es imposible responder esa pregunta con certeza. Lo cierto es que la cantidad de prostíbulos se ha duplicado: “Donde había 2 ahora hay 5, donde había 5 ahora hay 10”, retrata Assorati. Cuando se aprobó la ley 26.364, el procurador General de la Nación, Esteban Righi, asignó a la UFASE, a cargo del fiscal Marcelo Colombo, la tarea de luchar contra la trata. La UFASE trabaja con las divisiones antisecuestro de cada fuerza, con las ONGs y con la Oficina de rescate, funciona como una fiscalía que aglutina y centraliza los casos. En el Informe anual de 2010 consta que en el marco de la UFASE se iniciaron 107 investigaciones preliminares de casos de Trata en 2010 y 102 en 2009; y se abrieron 61 expedientes de colaboración en causas judiciales contra 48 en el 2009.
0 Comments on "La trata de mujeres y Florencia Pennacchi: un caso de manual"