─¿Tenés lugar en tu casa? Me peleé con mi mamá ─escribió Micaela en el chat de Facebook.
─Sí, gorda, te banco en todas ─le contestó “La Rochi de River”.
─¿Dónde vivís?
─En Villa Rosas, ¿conocés?
Micaela le dijo que no sabía cómo ir.
─Tengo una solución, gordita.
─¿Cuál?
─Que te vaya a buscar mi primo.
─Lo voy a pensar.
(Conversación entre Micaela y Luna publicada en el medio digital La Nueva)
En mayo de 2016 Micaela Ortega de doce años desapareció de su casa en Bahía Blanca. Encontraron el cuerpo en un descampado en las afueras de Bahía Blanca con golpes y muerte por asfixia: fue víctima de grooming por parte de Jonathan Luna de 26. El asesino fue condenado hoy a cadena perpetua por los cargos de homicidio triplemente calificado por violencia de género con alevosía y con el objetivo de ocultar los delitos de acoso tecnológico y robo. La justicia consideró que también la mató por no haber podido abusar de ella. “Volá alto, hija”, gritó su mamá Mónica Cid después de la lectura de la sentencia.
“La condena es ejemplar, era la expectativa que teníamos. Además, la justicia incorporó términos con perspectiva de género y estuvo a la altura de las circunstancias. Este fallo es un antes y un después a nivel nacional”, dijo a Cosecha Roja María Fernanda Petersen, abogada de la familia Ortega.
El fiscal Rodolfo de Lucía y la abogada Petersen habían pedido la pena máxima para el acusado, mientras que la defensa de Luna, una condena de 20 años de prisión por “homicidio en ocasión de robo” y que el condenado recibiera tratamiento psiquiátrico.
“Fue un trabajo de un año y en conjunto con la fiscalía y los especialistas psiquiátricos y neurólogos para determinar la posibilidad de un trastorno de personalidad. Quedó claro que Luna era una persona que podía planificar una estrategia para cada una de sus víctimas y era consciente de lo que hacía. Con un celular en la mano es un peligro para toda la sociedad”, dijo Petersen.
La sentencia fue confirmada por el Tribunal Oral Criminal N°2 de Bahía Blanca a cargo de los jueces Claudia Fortunatti, María Elena Baquedano y Eugenio Casas. Es la primera vez en el país, desde que se tipificó el delito en noviembre de 2013, que se realiza un juicio por grooming seguido de femicidio.
Jonathan Luna administraba varios perfiles de Facebook. Utilizaba uno para hacerse pasar por una nena, “La Rochi de River”. En esa cuenta agregó a mil setecientos contactos: la mayoría eran niñas de 12 a 16 años. Así contactó a Micaela y se hicieron amigas. Un día, Mica tuvo una discusión familiar y le pidió ayuda: cuando se contactó con Luna creyó que iba a la casa de una amiga.
La chica estuvo desaparecida durante 35 días y la justicia nunca tuvo el permiso de Facebook para acceder a su perfil o mensajes. El 25 de mayo del año pasado el fiscal recibió un informe del Centro Nacional para Menores Desaparecidos y Explotados, una ONG estadounidense que trabaja en casos de abuso. El documento era un análisis de los vínculos y conversaciones que había tenido Micaela antes de desaparecer. A partir de esa información lograron llegar a la pareja del acusado y luego a él, que terminó confesando el crimen.
─Estate a las 9 por ahí ─le dijo “La Rochi de River”
─¿Me lleva a tu casa?
─Sí, él te deja y se va. ¿Cómo vas a estar vestida?
─Calza negra, mochila rosa y buzo azul. Ay, mirá lo que estás haciendo por mí. Te adoro.