“Ana, 11 años, desconocido. Noche oscura. Iba a mi clase de baile. Pensé que era el hermano de una compañera. Me agarró fuerte y me tapó la boca. Miedo. Shock. Quise gritar y lo único que hizo fue golpearme. Ruido. Parálisis. Me obligó a chuparlo. Desconocido absoluto. Ganas de huir corriendo, de que se acabe. Asco. Me desgarró las medias y la malla de danza. Solo quería que me suelte. No podía huir. Impureza y asco de todo, de mi misma”. El texto se puede leer en el marco blanco de una foto tomada por la fotógrafa argentina Eleonora Ghioldi. La foto forma parte de una muestra de más de cincuenta imágenes de mujeres de Argentina, México y Estados Unidos que sufrieron violencia sexual.
El proyecto comenzó hace siete años, cuando tres amigas de Ghioldi le contaron sus historias y experiencias de violencia. “Les dije si me dejaban sacarles una foto porque toda mi vida fotografié las experiencias, es mi manera de procesar las cosas. Después de hacer eso me di cuenta de la fuerza que tenía y que podía llegar a ser un proyecto”.
A esas tres amigas se les sumaron más y más mujeres que querían ser fotografiadas y narrar sus historias para generar conciencia, para que no le pase a otra. “Yo quería que fuesen amigas de amigas, desde el principio supe eso. La idea era demostrar que todos conocemos a alguien y formar una red. Quería que las mujeres me contactaran a mi. No quería invadir ese espacio. Así fue cómo empezó y creció”, cuenta a Cosecha Roja.
Eleonora retrata a las mujeres en situaciones cotidianas, en sus casas, en sus espacios propios, haciendo las cosas que hacen habitualmente y mostrándose tal cual son. Logra captar su fortaleza, mostrarlas como sobrevivientes y como guerreras.“Lo que tenían en común estas mujeres es que no querían ser vistas como víctimas. Ellas se nombran y se ven como guerreras y sobrevivientes. De ahí salió el nombre de la muestra. Por eso la decisión de no revictimizarlas, era muy importante mostrarlas en una posición de fuerza y empoderamiento de sus propias vidas y de sus propios cuerpos”, dice la fotógrafa.
“Norma Laguna Cabral, mamá de Idali Juache desaparecida el 23 de febrero de 2010. Un día le quitaron sus ilusiones, sus anhelos, su deseo de ser madre, de estudiar, de seguir viviendo. Hoy quiero seguir luchando para que no haya más Idalis, más familias destruidas. Hay que seguir denunciando, no quedarnos callados. Justicia y verdad”, es otro de los testimonios.
“¿Qué es lo que pasa con el sistema de salud que muchas mujeres no van al hospital cuando son violadas?”, fue otra de las preguntas que se hizo Eleonora a medida que fue escuchando los relatos. Es por eso que el cuestionario médico de tres páginas que forma parte del protocolo para la atención integral de víctimas de violaciones sexuales del Ministerio de Salud está exhibido en Guerreras. “Si lees las preguntas, te das cuenta que son revictimizadas y violentadas otra vez. No hay una conciencia de género cuando llegan a los hospitales y la mujer no quiere volver a exponerse. No quieren enfrentarse otra vez a las preguntas, a que las invadan a nivel físico. El testimonio de la mujer siempre se pone en duda. Te cuestionan qué estabas haciendo, miran a la víctima para ver qué es lo que hizo para que le pase eso. Tenemos que cambiar eso. Nada justifica una violación”.
La exposición se puede visitar hasta el 11 de marzo en el Museo Evita (Lafinur 2988,CABA).