Al hospital no se llegaba a pedir atención sino anestesia: en los 90, las personas travestis y trans rebotaban en las guardias y lo máximo que lograban era un calmante para ir a morir en otro lado. Patricia Rasmussen vivía en Mar del Plata y había conseguido, a fuerza de insistencia, que le dieran un cuartito con dos sillas y una mesa en el Hospital Regional. Era 1996 y ese espacio es recordado como el primer consultorio inclusivo abierto a la comunidad, que sirvió como modelo para muchos otros. Este sábado por la mañana, después de participar en un encuentro de activistas en La Plata, Patricia se desvaneció en la calle y murió. Sus compañeras la guardan en el corazón como una amiga de fierro, que luchó hasta el último día por una inclusión real en los sistemas de salud.
Patricia integraba la Red de Personas Viviendo con VIH, donde promovía el testeo y capacitaba en formas de prevención con especial foco en la comunidad travesti y trans. Los últimos años se dedicaba tiempo completo a esta tarea, además de ser la coordinadora en Mar del Plata de ATTTA (Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina).
“Empezó a convencer a médicos y doctores para tener asistencia en lugares sanitarios. Me acuerdo que le ponía mucha garra cuando las compañeras te decían ‘¿activista?, ¡estás loca!’ y ella tenía fijo en la cabeza que había que hacer algo para no morir tiradas”, dijo a Cosecha Roja Belén Correa, amiga de Patricia e integrante del Archivo de la Memoria Trans. “La conocí un verano en Mar del Plata, en 1996. En el 93 habíamos creado ATTTA pero solo tenía base en Buenos Aires. Hablamos con Patricia y se abrió la primera sede fuera de Capital, lo que fue el puntapié para pensarnos como una organización a nivel nacional”.
En 2003 le quisieron robar la cartera, cayó al suelo y se quebró el fémur, aunque como estaba baja de defensas no la pudieron operar:
-En ese momento pensé que el mundo se acababa para mí pero al contrario, cuando me sacaron el yeso, después de cuatro meses, si bien la pierna se me había acortado cinco centímetros, decidí luchar. Después de un año empecé nuevamente a caminar y decidí estudiar mi secundaria, asignatura pendiente hasta ese momento para mí -escribió Patricia.
Fue entonces que se unió a la Red de Personas Viviendo con VIH. “Hoy perdimos a una de nuestras mejores gladiadoras, a nuestra favorita, una gran hermana, una valiente como pocas. Nos consuela todo el amor que cosechó”, dijo Estela Carrizo, presidenta de la Red.
En 2014 Patricia protagonizó junto con la historiadora María Marta Aversa el documental “Si te viera tu madre… Huellas de una leona”, donde hace un repaso por la vida de Claudia Pía Baudracco, otra de las pioneras en el activismo T de Argentina.
Pía y ella eran muy amigas, desde la década del 80:
-Yo tenía 16 y ella 21 años cuando nos cruzamos en la calle: a mí me estaba corriendo atrás un patrullero y ella me llevó a su casa, en el edificio donde vivía con su madre y dos hermanos. Después empezamos a prostituirnos juntas y surgió una amistad grande al punto que al poco tiempo yo estaba viviendo en la casa con su madre -dijo en una entrevista que dio con la excusa del estreno del documental dirigido por Andrés Rubiño, en 2014.
En esa misma entrevista, Patricia planteaba que una vez conseguida la identidad de género, quedaba pelear por educación y trabajo:
-Aunque tenemos documento de mujer, muchas tenemos que seguir trabajando de la prostitución. A mí no me gusta decir prostitutas sino personas en riesgo de prostitución, porque al 80 por ciento de las compañeras no les gusta pero lo hace porque a veces no hay otra salida económica. Otro tema es la educación: hay que entender que sin educación no vamos a lograr nada. Con trabajo y educación podremos demostrarle a la sociedad que no solo servimos para pararnos en una esquina.
Hace más de una década que Patricia compartía su vida con Florencio, un hombre 30 años mayor con el que se amaba profundamente. Florencio fue un gran sostén para ayudarla con su relación con el alcohol, el único resabio de una vida agitada que cada tanto reaparecía.
“Fue una gran persona con un corazón enorme que recorría la Costa Atlántica para llevar adelante una mejor calidad de vida para todas las compañeras. Gracias Patricia por abrir puertas para generaciones de generaciones de la comunidad trans, para que la red nacional ATTTA pueda llevar adelante las políticas públicas a más. Te despido con todo mi amor”, dijo Silvana Sosa, amiga de Patricia y directora de Diversidad Sexual en Lomas de Zamora.
En un escrito que hizo para la Red donde trabajaba, Patricia dijo que se sentía feliz:
“Feliz de estar negativizada.
Feliz de haber terminado mi secundaria.
Feliz de compartir mi vida con Flor, un hombre sencillo pero a la vez maravilloso.
Feliz por trabajar en distintos proyectos tanto en una ONG trans como en la Red
¡Feliz de ser útil! y darme cuenta que este era el gran desafío que yo tenía que enfrentar en mi vida y aprender a convivir con él!”
La comunidad LGBT+ quiere recordarla así: feliz, luchadora y amiga.