El caso del coordinador Enzo Lampasona pone en evidencia situaciones de abuso y acoso que ocurren en los viajes de egresados a Bariloche. Una sentencia que desestima el relato de la víctima y le otorga el beneficio de la duda a quien, según el fiscal, quedó demostrado que violó a una estudiante. Las amigas que se animan a hablar y señalan un pacto de machos que incluye a otros estudiantes, empresa, coordinadores y jueces.
Por La Tinta
En el viaje de egresados a Bariloche, una de esas noches, un coordinador aprovecha su condición de adulto a cargo y abusa de una de las pibas. Hasta aquí, una historia que no sorprende y que a la mayoría de las mujeres nos suena familiar. Las que fuimos al viaje de estudio, vivimos o sufrimos en carne propia diferentes formas de abuso por parte de los coordinadores de la empresa de viaje a la que, para colmo, habíamos tenido que pagar, y caro.
Lampasona era el coordinador de un grupo de egresados de un colegio preuniversitario de la provincia de San Juan que viajaba con la empresa Snow Travel. En la madrugada del 29 de octubre de 2015, estaban en un boliche. Ella se sintió descompuesta y él la acompañó al Hotel Patagonia, en Bariloche, donde estaban parando. Ella relató que en su habitación del hotel, él la violó.
A lo largo del proceso, declararon varios médicos que la atendieron luego del ataque. Según puede leerse en la sentencia, un ginecólogo indicó que “al entrevistar a la víctima estaba en estado de ‘shock absoluto’; no quería que la tocara”. Por su parte, una ginecóloga explicó que la víctima “tenía lesiones en el cuello, manos, brazos mordidas, moretones en la cara interna de los muslos. Rechazo total a los varones: lógico por razones de violencia”.
La sentencia aclara que “si bien la declaración de la víctima puede perfectamente ser sostén en solitario de un fallo condenatorio, es necesario para ello, ser examinada con especial cautela para no provocar errores irreparables, como lo es una condena a prisión efectiva en la vida de una persona a la que no le han podido esquivar su estado de inocencia amparado por el art.18 de la Constitución Nacional”. La cuestión es entonces entender las razonas por las que luego de cinco meses de juicio y ante las numerosas pruebas aportadas, el tribunal conformado por Miguel Ángel Gaimaro Pozzi, Ricardo Calcagno y Emilio Riat -sí, todos varones- favoreció a Lampasona. ¿Cuáles son los elementos que contribuyen con esta decisión?
La sentencia toma la actitud de lxs compañerxs de colegio de la víctima, al momento del juicio o por dichos de otrxs, como uno de los fundamentos a tener en cuenta. En relación a esto, tiene en cuenta los dichos de otros coordinadores que estaban allí, como Lampasona, quienes coincidieron en que “de haber sido cierta la acusación de ella, sus compañeros, especialmente los varones ‘hubieran roto todo’, que cuando hay alguna acción por parte de coordinadores contra algún integrante del grupo, la reacción inmediata es la violencia, sin embargo en el caso, nada de eso ocurrió. Sus compañeros se comportaron normalmente y ninguno le creyó”. Este planteo no tiene en cuenta lo que los movimientos feministas vienen denunciando desde hace tiempo: el pacto entre machos.
Por otro lado, el fallo hace referencia a que “resulta altamente sugestivo que ninguno de los compañeros de colegio de ella haya tenido la intención de estar presente en el debate para acompañarla. No resulta un dato menor, efectivamente, que quienes han sido sus amigos -compañeros de colegio-, no hayan salido en su defensa y hayan estado presente en la Audiencia para darle su apoyo, y de corresponder, brindar su testimonio. Recordemos que tanto ella como todo su grupo estaban en plena etapa de la adolescencia. Y resulta verdaderamente llamativo, porque a no dudarlo, si hay algo que importe a los adolescentes, son justamente sus amigos. A esta edad, los amigos son lo primero, antes que la familia o los estudios y están dispuestos a defenderse, sea lo que sea. Siempre se ha dicho que los amigos son lo mejor de la adolescencia. Sin embargo, ha habido un silencio absoluto por parte de todos sus compañeros. Es de extrañar”. Entonces, sin entrar en la crítica de la validez o no del uso de frases hechas y suposiciones subjetivas para sentencias judiciales, sus compañerxs deberían haber viajado 1400 kilómetros hasta Río Negro para que creyeran en la palabra de la víctima.
Está a la vista que no se aplicó la perspectiva de género que corresponde en estos casos y por ende, surgieron suposiciones absolutamente subjetivas que no sólo no tiene en cuenta que todxs estamos atravesados y educados por un sistema patriarcal, y por eso somos cómplices productores y reproductores de la violencia machista en todas sus formas, sino que sacó conclusiones apresuradas y equivocadas, desde el desconocimiento.
Este es el aguante
La tinta conversó con una de las compañeras que viajó en el mismo contingente a Bariloche. Ella recuerda que esa noche “llegamos del boliche y había en el hotel un ambiente cortado. La gente empezó a preguntar qué había pasado, porque era obvio que algo había pasado. Una amiga nos encerró en la habitación y nos contó que Enzo Lampasona violó a una chica y a los cinco minutos tocaron la puerta y nos dijeron que era mentira”.
Explica que como aislaron a Lampasona y a la víctima, la empresa tuvo el monopolio de la información y “empezaron a manejar la información como quisieron y a decirnos lo que querían. Se empezó a mover que era mentira, que nadie le creía. Los días pasaron y el viaje siguió justamente, por la manipulación de la información por parte de la empresa. Eramos chicos de 16, 17 años en ese momento, totalmente influenciables”.
La joven, que estuvo en Bariloche y vio de cerca cómo se comportó Snow Travel en aquel momento, describe que “la empresa hizo abandono de persona, porque la dejó en manos de una persona que ella no conocía. La empresa nunca le avisó a la familia lo que le estaba pasando a la chica, su familia se entera de que le estaban haciendo pruebas de abuso sexual porque el ginecólogo privado al que la llevan, que se da cuenta de todo lo que había pasado, llama a la familia y les cuenta”. Cree también que a Lampasona lo absolvieron por “la complicidad entre los machos, entre la justicia y la empresa. En Bariloche el aval de violar existe, los machos tienen el aval de violar porque tienen otro macho atrás o arriba que tiene poder y que lo va a defender. Y va a poner en duda a la víctima diciendo que miente”.
La tinta también dialogó con Clara, otra de las amigas de la víctima. En la misma línea, Clara está segura de que los jueces le dieron el beneficio de la duda a Lampasona porque “es un pacto entre machos”. Ella aclara que “por suerte” no pudo viajar a Bariloche con todo el grupo, pero iban al mismo colegio en San Juan y son de la misma edad. Clara le cree desde el primer día, y hace un tiempo que la acompaña, “le creo porque nos podría haber pasado a cualquiera de nosotras”.
“Para mi es super subjetivo lo que dice la sentencia, justamente porque muchos le creímos. También es bastante difícil viajar 1400 kilómetros para acompañarla en el juicio, hubiese sido muy distinto si hubiese sido en la provincia de San Juan. No todos tenemos los recursos ni la posibilidad de hacerlo”, explica.
Clara recuerda que en el momento en que la noticia se divulgó había mucho desconcierto, mucha desinformación y miedo. “Creo que se debe a que la voz de la piba fue silenciada, su opinión, su dolor, sus sentimientos fueron callados. No tuvimos la posibilidad de oír su testimonio de la manera en que sí tuvimos la oportunidad de acceder al relato de Lampasona, a través de los medios hegemónicos y patriarcales que tienen una llegada y una influencia increíble en la provincia. Al exponer la versión de él, inevitablemente la versión de la piba fue cuestionada una y otra vez por la opinión pública”, observa.
Además, cuenta que “muchos de los que habían viajado, cuando volvieron y pudieron alejarse de la influencia de la empresa, cambiaron su discurso. Lo pudieron charlar y se dieron cuenta de las cosas que no estaban viendo mientras estaban en el hotel. Muchos recapacitaron y le pidieron perdón, pero otros no pudieron salir de la burbuja que habían creado”.
A pesar de todo, esta joven resalta algo positivo que trajo aparejado este caso, “visibilizó muchísimo lo que pasa en Bariloche, a muchos les hizo rever lo que habían vivido en sus viajes y desnaturalizar ciertos comportamientos que se vivieron ahí y darse cuenta que estaba plagado de abusos varios. También sirvió para que muchos estén atentos en lo que pueda pasar en ese viaje”.
Por su parte, Ni Una Menos San Juan, en un comunicado denunció el accionar de la justicia y afirmó que “en la cultura de la violación, a las chicas se las abusa en una amplia gama de avasallamientos del cuerpo -les tocan sus partes íntimas, las violan, les dicen groserías- porque la subalternidad se produce con disciplinamiento. A las que deciden denunciar o decir no, no se les cree, su palabra se considera degradada; y en este caso quienes debían escucharla eran todos varones, sin una mínima formación en perspectiva de género”.
A su vez, señalaron que “las familias de la comunidad educativa miran para otro lado, culpan a las adolescentes: son ellas las provocadoras o quienes los obligarían a violarlas. En las escuelas donde se reproduce la cultura de la violación, no se dicta Educación Sexual Integral ni hay un compromiso más allá del maquillaje para terminar con la violencia machista. Los medios de comunicación que forman parte de esa cultura reproducen al infinito la defensa del presunto violador y horadan las palabras de la denunciante que, si decide defenderse en los mismos medios, es revictimizada y expuesta a nuevas violencias”.
El fiscal Martín Lozada presentó la apelación a la sentencia.
Yo te creo hermana, denuncialo
Clara nos advierte algo que le preocupa y viene pensando a raíz de la sentencia: “cuando los jueces dicen que ‘no quieren dudar de la piba menor de edad pero…’, están dudando de la palabra de ella. Le dieron el beneficio de la duda a un violador y es re contra peligroso en muchos sentidos. Entre ellos, el mensaje que se le está dando a otras mujeres que puedan estar en la misma situación”.
“Ella denunció porque no concebía quedarse callada, no podía dejar pasar tanta injusticia que sintió en el cuerpo. De alguna forma también denunció para que no le pasara a otras y para que otras se animaran. Aunque en ese momento no fue consciente de eso, ese era su mensaje de alguna manera. Y los jueces con esta sentencia hacen que el mensaje sea otro”. Entonces este fallo funcionaría como un acto ejemplificador, por más que tengas marcas en el cuerpo, hagas todos los procesos legales correspondientes y esperes durante casi tres años, la justicia va a dudar de tu palabra y le va a dar el beneficio de la duda a él.
Clara es joven, una estudiante universitaria que defiende sus ideas con la firmeza de la juventud y está convencida: “Hay que disputar esa mirada, el mensaje tiene que ser que hay una profunda necesidad de cambiar a la justicia patriarcal, que la justicia y la policía tienen que tener sí o sí perspectiva de género para cuidar a las pibas. Porque ya no estamos dispuestas a callarnos más y aunque pareciera cruel o un chiste, el mensaje sigue siendo que hay que animarse a denunciar a los abusadores. No estamos dispuestas a que una sentencia como esta le de miedo a las pibas, que se replanteen si denunciar o no”. Hace una pausa y vuelve con más fuerza en la voz para concluir que “el mensaje es que no hay que callarse y que a pesar de todas estas cosas horribles que pasan hay mucha gente que sí cree en la víctima y que sí las acompañan”.