Durante el debate por la legalización del aborto sorprendió una larga fila de gente firmando el documento para renunciar a la fé católica. El sábado, más de mil personas se reunieron en la Ciudad de Buenos Aires para apostatar. El proceso es corto y sencillo.  Se puede hacer de forma personal o por carta.
 Fotos: Lara Otero – Texto: Julieta Arosteguy
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Soy Julieta Arosteguy, soy docente universitaria y miembro de CAEL, la Coalición Argentina por un Estado Laico. Me acerqué a CAEL en el año 2014, cuando me echaron de la Universidad Nacional de San Martín por ser “atea, feminista y abortista”. Esas fueron las palabras con la que la dirección de la carrera me pidió que no fuera más, tras reprocharme haber propuesto hablar en clase de la interrupción legal del embarazo desde una perspectiva laica, que no apelara a razones de carácter religioso que no podrían ser compartidas por personas que, como yo, no profesaban ninguna religión.

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Frente a mi despido discriminatorio me contacté con CAEL pidiendo ayuda, y luego lo elegí como espacio de militancia, convencida de que los feminismos y los movimientos de mujeres y de la diversidad sexual deben ser laicistas por necesidad. Es que la misoginia que la Iglesia esconde tras su lucha contra una supuesta “ideología de género”, es una amenaza constante para los derechos que hemos ido ganando y que todavía nos queda por lograr.

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La necesidad de separar la Iglesia del Estado se fue haciendo cada vez más evidente para todes a medida que fue avanzando el debate en el Congreso de la Nación, donde muchos de los argumentos que tuvimos que escuchar eran más propios de una teocracia medieval que de una sociedad laica, multicultural y plurirreligiosa como es la nuestra. A medida que se acercaba la fecha de votación en el Senado, los aprietes, las panquequeadas, las excusas inverosímiles de lxs senadores para votar en contra de la legalización nos llevaron a pensar en la apostaría colectiva como una opción para manifestar nuestro repudio a la intromisión de la Iglesia en nuestra vida institucional. Convocamos entonces, junto con Apostasía Colectiva No en Mi Nombre, la Campaña Feminista por un Estado Laico y la Campaña Nacional por un Estado Laico a apostatar masivamente el 8A, pensando que si se aprobaba la ley, era necesario ir preparándonos para dar una larga batalla en la implementación efectiva de la ley.

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Ese 8 de agosto la convocatoria fue sorprendente. Recibimos unos 1200 formularios en la Ciudad de Buenos Aires, y se hicieron otros 1300 pedidos de apostasía en otras provincias del país. Pero lo más sorprendente (o no) sucedió después de la votación. Indignadas por el resultado, las personas empezaron a consultar masivamente por la apostasía. Recibimos en pocos días miles de consultas sobre como apostatar y decidimos hacer una nueva apostaría colectiva, que también superó ampliamente nuestras expectativas. El 18 de agosto recibimos más de 1100 formularios en la Ciudad de Buenos Aires, y en toda esta semana se van a replicar acciones en otras provincias.

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Este es un hecho totalmente inédito en nuestra historia reciente. El debate por la legalización del aborto rompió la inercia cultural del catolicismo, y la gente se está empezando a preguntar por qué permanecer en una institución con la que no está de acuerdo y que no la representa en sus posturas misóginas y discriminatorias.

También quiero decir que esta es una apostasía “feminista”, muy mayoritaria.
Nuestro plan es seguir informando sobre la posibilidad de apostatar y promover el posicionamiento activo frente a una institución que usa sus enormes recursos e influencias para obstruir nuestros derechos.

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El 24 de agosto a las 12 hs. vamos a entregar los formularios que hayamos recogido hasta esa fecha en la Conferencia Episcopal Argentina.

Vamos a seguir organizando apostarías colectivas regularmente y estamos construyendo una red federal que facilite la apostaría en todo el país. Además, estamos organizando una apostasía colectiva en América Latina, ya que nos llegaron muchas consultas desde otros países.

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El trámite es relativamente sencillo, aunque hemos encontrado algunos obstáculos en distintas diócesis del país que pretenden dificultar el trámite con requisitos injustificados. Quienes quieran apostatar tienen que presentar por duplicado una nota en la que informan su deseo de dejar de pertenecer a la Iglesia Católica indicando el lugar y fecha aproximada de bautismo. En caso de que no hagan el trámite personalmente, deben acompañar una fotocopia del DNI. Pueden encontrar varios modelos para la nota en www.apostasia.com.ar o pueden elaborar la suya propia. Esta documentación se entrega en la sede del obispado que corresponde al lugar de residencia actual.

Tras recibir el pedido, la Iglesia localiza el registro de bautismo e inscribe la apostasía. En algunos casos, puede citar a lx apóstata a que ratifique personalmente su decisión. Si luego de un plazo razonable no hay respuesta satisfactoria, CAEL también asistencia para acompañar el reclamo.