– ¿Sabés lo que me revuelve el estómago?
Preguntó Nacho Levy, periodista y miembro del colectivo La Garganta Poderosa.
– Que a más diez días de las denuncias, ni la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ni el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, dijeron una sola palabra.
El Indio Solari le retrucó:
– Eso se explica únicamente por el gobierno que hay. Cambió la mano pero no es una mano que esté pendiente de la gente con más complicaciones. Es un gobierno de CEO, de empresarios, que ven absolutamente todo de otro modo: ven estadísticas y cifras, aunque tampoco en eso les está yendo bien. Pero olvídense, esa gente no va a pensar nunca en ustedes, de manera generosa o respetuosa, porque creen que ustedes, los villeros, son un peligro. Y el peligro lo generan ellos, sometiéndolos a circunstancias sociales tan difíciles de sobrellevar, mientras vemos la tele gratis, porque les sirve para vender cosas.
El audio de la charla entre el Indio Solari y miembros de La Garganta Poderosa lo escucharon por altoparlantes las cientos de personas que se acercaron el jueves 6 hasta el cruce de Iguazú y Osvaldo Cruz, en el barrio de Barracas. La convocatoria de la organización fue directa: “Acto de repudio contra los grupos de tareas de 2016”. Una respuesta a las torturas a las que dos prefectos sometieron, hace unos 12 días, a los jóvenes Ezequiel Villanueva Moya e Iván Navarro, de la Villa 21.
Dos noticias le dieron valor agregado a la movida que, enseguida, se viralizó en redes sociales, radios y hasta en algunos noticieros de la televisión abierta y del cable. La primera fue la comunicación del Indio Solari con La Garganta Poderosa para expresar su solidaridad con Iván y Ezequiel. La segunda que Prefectura dio de baja a los siete de los diez miembros de la fuerza involucrados en el hecho.
Dijo el Indio:
– Torturaron a un pibe que, pobrecito, se habrá llevado el susto de su vida. No puedo imaginarme cómo debe ser tener 15 años y vivir durante horas toda esa humillación dolorosa y espantosa. Cuidado. Hay que tener mucho cuidado, cuando estas cosas empiezan a reflotar. Yo sé muy bien, porque los conozco, que ustedes atraviesan con frecuencia situaciones similares y también sé que no debe ser nada fácil tomar la decisión de contarlo públicamente, como lo hizo Iván. Hacen falta unos cojoncitos bien grandes, para decir eso ahí, donde aún habita la Prefectura, porque probablemente los trasladen a estos pelotudos, hijos de puta. Y aun así, vengan otros en su reemplazo. No es fácil, no es sopa, porque estás controlado por la misma gente que te verduguea, pero tuvieron esa valentía y por eso decidí comunicarme con ustedes para decirles que los admiro, los admiro por esta lucha y por esa revista estupenda que publican, donde salió la mejor nota que me hicieron en la vida, porque fue profundamente genuina. Seguramente por eso, me sentí tan cómodo como nunca antes en un reportaje. Y desde ese día, me siento vinculado con ustedes y el compromiso que significa representar las problemáticas del barrio. Ustedes hablan de todo eso que no se habla. Va mi apoyo y mi afecto sincero, para toda La Poderosa, para Ezequiel y para Iván, que me conmovió por su coraje, tanto como me conmovió su padre que respondió con la palabra exacta, cuando le preguntaron qué sentía: impotencia. Sí, impotencia, porque te cuesta la vida defender a tu hijo. Y la impotencia, para un padre, es algo muy jodido. Desde acá, quiero mandarles un gran abrazo y hacerles saber que no puedo ir, porque lamentablemente no estoy en mi mejor versión de salud, pero estoy con ustedes, apoyando a la distancia el acto en el barrio. Ojalá muchos otros chicos se atrevan a denunciar estas prácticas hasta que se visibilicen las cosas como son: esto pasa y pasa cotidianamente, aunque la gente lo vea presentado en la televisión como si fuera un caso aislado. Cuando un gobierno da piedra libre a la Policía para que haga lo que quiera, se pone difícil la vida, pero especialmente la vida de ustedes. No dejo de pensar en la tremenda injusticia que padecieron los pibes, cuando ese uniformado les cuestionaba si ellos podían o no podían tener una campera así… ¿Qué carajo les importa? ¿Cómo pueden inquirir a un chico de esa manera? Siempre hubo torturas, en algunas épocas menos y en otras más. He vivido en carne propia cómo se siente estar en ese lugar, porque me dieron picana dos veces en la misma noche, mientras los presos pasaban a ver quién era yo, que estaba ahí por averiguación de antecedentes. Me salvó uno de ellos, cuando me dijo que no tomara agua porque me provocaba una electrólisis. Y por eso digo que sé cómo se siente la humillación de ver cómo hacen con vos lo que quieren. Porque sí, visité presos políticos muchas veces, pero también presos comunes, para poder entender que todo preso es político. En síntesis, transmitirles la envidia que siento por todos los que hoy responderán a esta convocatoria, lo suficientemente sanos como para trasladarse hasta ahí y poder vociferar junto a ustedes. A mí, la vida me está cobrando los excesos y hay que pagar la cuenta en algún momento, cuando uno ha disfrutado tanto. A diferencia de los escritores o artistas que siempre acusan algún trauma de la niñez, a mí me tocó crecer feliz desde mi infancia hasta mi alocada adolescencia. Y también en las vivencias extraordinarias que tuve después, pero ahora esta enfermedad de mierda me está jodiendo la vida… Bienvenido este acto por los chicos, que puedo imaginar multitudinario, porque si no fuera así, sería una vergüenza. A ustedes, todo mi cariño.
En Barracas, estuvieron todos los que tenían que estar menos -y ya es tendencia- los representantes del gobierno nacional. Los curas villeros, el presidente del CELS, Horacio Verbitsky, Nora Cortiñas de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, organizaciones de Derechos Humanos, los vecinos de Zavaleta. También Rosa Bru, madre de Miguel, Dolores Sigampa mamá de Ezequiel Demonty, Gumersinda Giménez, madre de Judith, Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, el fiscal general Abel Córdoba y Pablo Pimentel, de la APDH de La Matanza.
Luego de la misa que celebró el padre Toto de la Virgen de Caacupé, habló Verbitsky: “El comunicado de Prefectura es una expresión que no significa nada, es como decir que le tiramos de las orejas. No existe dar de baja. Hay otras sanciones que van desde el apercibimiento hasta la exoneración, luego de un sumario y una investigación interna. Y no han hecho nada”.
Nora Cortiñas recordó: “Las Madres nos dábamos codazos en las movilizaciones para ir en primera fila. Y no le tenemos miedo a los fusiles ni a nadie. Nunca estuvimos solas. Tenemos un gobierno dictador, es otro proceso como el que ya vivimos en otros tiempos, llevamos 40 años luchando en las calles”.
Nacho Levy pidió control popular para las fuerzas de seguridad: “Necesitamos conformar un espacio de conjunto para defender los Derechos Humanos de los villeros y lograr que se apruebe un proyecto de ley de Control Popular a las Fuerzas de Seguridad”. Luego levantó los brazos de Ezequiel y de Iván, ambos con remeras rojas y dijo: “Que todos entiendan que los huevos que tuvieron estos pibes para denunciar son los que hay que poner para terminar con esto”.
Foto: La Garganta Poderosa
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