El Centro Noticias.-
¿Alguna vez ha sentido miedo ejerciendo el periodismo en su país?
Varias veces. Aunque no soy de los periodistas que está en la zona de guerra haciendo denuncias significativas o encontrando datos comprometedores. Más bien soy un cronista de retaguardia. Muchos de los que sufren amenazas trabajan en periódicos de provincia y corren riesgos porque delatan a personas aparentemente legales que en realidad tienen tratos con el crimen. La mayoría de los periodistas asesinados en México lo ha sido por gente vinculada con el gobierno. Aunque por el tipo de periodismo que yo hago no he recibido amenazas tan directas como otros, sí que hay situaciones en las que siento que estoy en riesgo.
¿Por qué motivos?
La posibilidad de que el crimen organizado intervenga en el suceso que estoy cubriendo siempre está ahí. Pero también porque no hay a quien acudir. La policía y el ejército dan tanto miedo como el crimen organizado.
Ha mencionado algunos de los males de México, pero ¿cuál diría que es el que arraiga con más intensidad en su país?
En una palabra, impunidad. Andy Warhol dijo que en el futuro todo el mundo sería famoso durante 15 minutos. Ésta es una ilusión típicamente norteamericana. Ahí cristaliza la utopía de la celebridad. En México, el sueño de poder absoluto es la impunidad. 15 minutos de hacer lo máximo que se pueda sin rendir cuentas. Es lo que han estado haciendo nuestros políticos y empresarios. No todos, pero es lo que ha caracterizado a la política mexicana.
¿Y cree que esta impunidad ha facilitado la huida que hace unas semanas protagonizó El Chapo Guzman?
Desde luego. Ése es un ejemplo de laboratorio. ¿Cómo es posible que un reo de altísima peligrosidad se mantenga siempre en la misma celda? Es de manual que alguien así tiene que estar cambiando de celda para evitar su huida. Pues él estuvo siempre en la misma celda. Eso dio tiempo para que le construyeran un túnel y pudiera salir de ahí. Obviamente hay una complicidad de las autoridades, aunque no sabemos de cuántas. Pero no es el único caso de impunidad. En México el máximo millonario puede serlo por decreto presidencial. Carlos Slim, el hombre más rico de México, recibió las redes telefónicas que eran de la nación en régimen de propiedad privada y en forma de monopolio.
¿Qué le parecen las declaraciones de Donald Trump sobre su país y compatriotas?
Son aberrantes. Me ha parecido muy importante la respuesta, no sólo de medios latinos, sino de muchos sectores de la sociedad norteamericana. Creo que lo mejor que les podría pasar a los demócratas es que el candidato republicano fuese Donald Trump. Está rozando el fascismo y facilitaría que Hillary ganase las elecciones. Justo en el momento en que EEUU al fin asume una política más liberal, tolerante y dialogante aparece este energúmeno. Esperemos que ahí quede la esperanza republicana. Pero desde luego es muy preocupante que una persona tan primitiva pueda participar.
¿Qué se perdió con la muerte de Bolaño?
Ante todo yo perdí a un gran amigo, un interlocutor, una persona maravillosa y muy cercana a mí. Era un hombre lleno de vida, de sentido del humor, de inteligencia y un gran conversador. Echo en falta sus llamadas telefónicas, larguísimas. Y creo que la literatura perdió uno de sus mejores escritores. Pero hay que decir que la obra de Roberto es inmensa. Dejó toda una biblioteca y pienso que debemos estar muy felices de poder leer este río de vida. Su literatura es un auténtico torrente de experiencia. No hay una sola página de sus obras que no sea insuperable. Todas ellas están activadas por pasiones, por emociones, por una sensación de vida realmente vivida.
¿Qué se necesita para ser un gran escritor?
Si lo supiera… A mis alumnos de la Pompeu Fabra siempre les he dicho que se puede aprender a escribir, pero no se puede enseñar. Lo que quiero decir es que nadie enseñó a Cervantes a ser Cervantes, eso cada uno lo tiene que descubrir. Pero creo que el escritor necesita curiosidad, riesgo, valentía, observación de los demás, resistencia y trabajo, cualidades muy básicas. La combinación de ellas hace al genio.
Luego ya viene la parte más complicada, encontrar una voz propia.
Necesitas un cierto descaro para encontrar una voz que no sea la misma que ya existe. No tiene sentido repetir lo que han dicho otros. Evidentemente, estamos hechos de influencias, pero necesitas encontrar una cuerda que sólo tú puedes tocar. Para eso hace falta cierto atrevimiento. Una de las cosas que nos da más vergüenza es revelar quiénes somos y en la escritura te desnudas. No porque sea autobiográfica, sino porque muestras tus emociones.
Al fin y al cabo siempre hace falta dejar un pedazo de tu alma, ¿cierto?
Por supuesto, te tienes que dejar a piel. Pero claro, hay gente que se deja la piel y lo que hace no es interesante. Ahí está la paradoja. ¿Cómo hacer que ese descaro tuyo y lo que llevas dentro se vuelva interesante? Es el gran misterio. Lo tienes que arropar de un cierto estilo literario y ver el mundo de otra manera. Utilizar el lenguaje como no se utiliza habitualmente. La literatura es una derrota de la literalidad. No basta con redactar, tienes que reinventar la lengua. Ahí es donde incorporas lo tuyo, ahí es donde tú vas a decir algo distinto. Usas las palabras de todos, pero las usas de otro modo. No todo el mundo empieza un libro diciendo: “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme”.
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