Arte: Federico Mercante
Para cubrir el minuto a minuto de cada competencia de los Juegos Olímpicos y hacer análisis deportivos ya están los medios especializados, columnistas y suplementos. Nosotras ponemos el ojo en las perlitas de esta primera semana en Tokyo: esas que nos recuerdan que todo está cambiando para siempre.
Nos adelantamos y ya tenemos nuestro propio podio, porque el habitual nos quedó chico: elegimos cinco ganadorxs de estos JJOO. O al menos de la primera semana.
Selección femenina noruega de Handball playa: estamos con ustedes… y Pink también.
En su normativa totalmente sexista, la Federación Europea de Handball (EHF por sus siglas en inglés) obliga a las jugadoras de handball playa a que en las competencias usen bikinis y que la parte de abajo “no tenga más de diez centímetros en los laterales”.
Pero este año las integrantes de la selección femenina de Noruega decidieron revelarse. Pidieron autorización a la EHF para competir en shorts en lugar de bikinis. Pero la Federación no las autorizó.
Ellas fueron por todo: en el partido por el tercer puesto de la competición europea, ante España, salieron a la cancha con shorts tipo “ciclistas”.
¿Qué hizo la EHF? Las multó. “La Comisión disciplinaria decidió imponer una multa de 150 euros por jugadora, es decir, un total de 1.500″.
Las atletas tuvieron el respaldo de la Federación Noruega: “Estamos muy orgullosos de estas chicas que durante el campeonato de Europa levantaron la voz y dijeron basta. Las respaldamos y apoyamos y juntos lucharemos por cambiar las reglas de la indumentaria”. También dijeron que pagarán la multa sin problemas.
Algunos medios noruegos tildaron la decisión de la EHF como sexista y machista, mientras que el ministro de Cultura del país escandinavo, Abib Raja, la consideró “completamente ridícula”.
Por si les hacían falta aliades, se sumó la cantante estadounidense Pink, quien se ofreció a pagar la multa.
“Estoy muy orgullosa del equipo femenino de balonmano playa de Noruega por protestar ante las reglas sexistas de su ‘uniforme’. La Federación Europea de Balonmano (EHF) debería ser multada por sexismo. Bien por ustedes, señoritas. Pagaré felizmente la multa por ustedes, sigan así”.
Thomas Daley, salto de trampolín: campeón olímpico y del Orgullo
El deportista inglés Tom Daley ganó la medalla de oro en el salto de trampolín de 10 metros sincronizado junto con Matty Lee. Pero lo que más nos emocionó fue lo que dijo en una rueda de prensa: “Me siento orgulloso de decir que soy un hombre gay y que también soy un campeón olímpico”.
“Me siento muy empoderado. Cuando era más joven pensaba que nunca podría conseguir nada precisamente por ser quien yo era. Ser campeón olímpico ahora demuestra que puedes conseguir cualquier cosa”, dijo.
Y también se dirigió a la comunidad LGBT+ en general: “Yo salí del armario en 2013 y cuando era más joven siempre me sentí solo, el diferente, el que no encajaba. Espero que cualquier joven LGTB pueda ver que no importa lo solo que te sientas ahora, no estás solo. Puedes conseguir cualquier cosa”.
Te amamos, Tom.
Selección femenina alemana de gimnasia: mejor cómodas que sexualizadas
Con mejor suerte que las chicas de Noruega, el equipo de gimnasia femenino de Alemania renunció a los uniformes con corte de bikini y optó por mallas de cuerpo completo.
Los trajes cubren las piernas hasta el tobillo y contrastan con las mallas de corte alto que usan muchas otras gimnastas en los Juegos Olímpicos.
Este cambio es una declaración contra la “sexualización en la gimnasia”, dijeron desde la Federación Alemana de Gimnasia en abril.
“Se trata de lo que se siente cómodo”, dijo la gimnasta alemana Elisabeth Seitz. “Queríamos mostrar que cada mujer, todo el mundo, debería decidir qué ponerse”, agregó.
Las gimnastas aclararon que no es que ahora nadie podrá usar las mallas de corte alto: se trata, justamente, de que cada una pueda usar el modelo que le quede más cómodo. Es un mensaje y una acción que va dirigida, sobre todo, a las gimnastas más jóvenes que muchas veces se sienten sexualizadas, incómodas e inseguras por usar ropa ajustada y que expone el cuerpo.
Simone Biles, gimnasia artística: cuidar la cabeza, ante todo
Con 24 años, la número 1 estadounidense de la gimnasia artística Simone Biles parecía imbatible: en la edición anterior de los Juegos Olímpicos, Río 2016, ganó cuatro medallas de oro en las pruebas de suelo, salto, general individual y general por equipos, y una de bronce en la competencia de la barra de equilibrio. Se consagró siete veces campeona nacional y en cinco oportunidades fue campeona del mundo. Está considerada la mejor gimnasta de la historia.
Este año, quedó afuera de la final por equipos. En principio se dijo que era debido a una lesión en el tobillo que le provocó la caída en su performance, pero después se supo que fue por stress. Al otro día, se retiró de la final individual.
“Desde que entro al tapiz, estoy yo sola con mi cabeza, tratando con demonios en mi cabeza. Debo hacer lo que es bueno para mí y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi bienestar. No tengo tanta confianza en mí como antes, no sé si es una cuestión de edad. Estoy un poco más nerviosa y tengo la impresión de que ya no puedo disfrutar como antes”, dijo Simone.
La sorpresa que generó el retiro de la estrella deportiva puso en discusión la salud mental, las presiones, las exigencias que sufren les deportistas de elite. La necesidad de mostrarse fuertes, ejemplos de grandes y chiques. Sumemos a todo eso un contexto de pandemia.
“Lo que ha hecho Biles ha sido encender una serie de alarmas: si a la deportista más importante de uno de los países con más recursos para los deportes le pasa esto, entonces significa que los otros no van a estar mucho mejor”, dijo a BBC Mundo Sergio Díaz, médico fundador de The Mind Institute que trabaja en la gestión mental de medallistas olímpicos.
“La gestión de la salud mental ha sido desatendida por la industria deportiva, especialmente en Latinoamérica, básicamente porque han desatendido a los deportistas como individuos”, agregó.
La salud mental, un temón con mil aristas para abordar. En los últimos días en Argentina tuvimos que profundizar en eso, a la hora de pensar su vínculo con las fuerzas de seguridad por lo que pasó con Chano. En Cosecha escribimos varias notas al respecto.
Simone Biles parecía imbatible. Y creemos que lo es. Las decisiones correctas en beneficio del cuerpo y la mente también nos hacen campeones. Te aplaudimos, Simone. Y te agradecemos.
Todes les que llegaron a Tokyo aún sin políticas públicas de fomento del deporte
Aplauso, medalla y beso a quienes a fuerza de trabajo, entrenamiento y dinero de sus propios bolsillos clasificaron para los Juegos Olímpicos. En su mayoría son deportistas amateur de países que no tienen políticas públicas que les contemplen ni les acompañen. Amateurs que, de existir ese acompañamiento y apoyo estatal, estarían en igualdad de condiciones con quienes sí son considerades de elite.
En la Argentina, al igual que otros países, ocurre que hay deportistas de elite, como en fútbol y básquet, que son parte de poderosas ligas internacionales y no dependen ni necesitan del apoyo estatal.
Mientras que en las disciplinas amateurs o semiprofesionales, la ausencia de políticas deportivas de Estado hace mella en la preparación, en el posterior rendimiento y en el medallero. En los Juegos de Río de 2016, Estados Unidos ganó 121 medallas. Argentina tiene 75 en toda su historia (la número 75 la ganó la selección de Rugby, Los Pumas 7, hace dos días).
En estos JJOO, conocimos la historia del boxeador Francisco Bebu Verón, de 22 años, que trabaja como remisero y almacenero y estudia Educación Física en la Universidad de Hurlingham. Con las restricciones de la pandemia, durante todo 2020 tuvo que entrenar en las plazas de su barrio en José León Suárez. Quedó a nada de aspirar a una medalla y anoche quedó afuera de los Juegos.
La situación de les deportistas argentines no es algo de lo que se hable cotidianamente. Pero este año el tema estuvo en agenda por la campaña solidaria que encabezó Santiago Maratea. En mayo, cuando el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard) comunicó que no podía hacerse cargo del traslado de 35 atletas y sus entrenadores al Torneo Sudamericano de Atletismo, en Guayaquil, Ecuador, Maratea se puso en contacto con la compañía South American Jets, negoció el valor del vuelo chárter y consiguió que el avión esté a disposición por 99 mil dólares, sobre los 160 mil que había informado el Enard que costaba. En un fin de semana, juntó el dinero entre sus más de un millón y medio de seguidores en sus redes sociales.
No, un influencer no reemplaza al Estado, como tampoco lo hacen las organizaciones y colectivos que se ponen al hombro cientos de cruzadas solidarias. Lo que hacen falta son políticas públicas.
En nuestro país, los años de macrismo desfinanciaron (también) el deporte. Después de que ahogó a cientos de clubes de barrio con los aumentos exponenciales de tarifas, hasta amagó con vender las instalaciones del histórico CENARD (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo). A principios de 2019, a través de un DNU, el entonces presidente Mauricio Macri eliminó la Secretaría de Deportes y la convirtió en la Agencia de Deporte Nacional. Su objetivo era privatizarla, pero no llegó.
El gobierno de Alberto Fernández, a través del ministerio de Deportes y Turismo, había prometido refinanciar el área y dejar el Cenard donde está. Pero tampoco llegó: le ganó la pandemia.
Mientras esperamos las políticas públicas, felicitamos a todes les que llegaron, aunque no vuelvan con medallas. Un premio a la constancia y a la disciplina.