El juicio por el secuestro de Patricia Roisinblit -hija de Rosa, vicepresidenta de Abuelas- y José Manuel Perez Rojo en la Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA) tiene a tres ex integrantes de la Fuerza Aérea -entre ellos al ex Brigadier Graffigna- en el banquillo de los acusados. La investigación de la apropiación de Guillermo, nacido en cautiverio, dio pistas sobre el accionar represivo de la fuerza en la zona oeste. La hija mayor, Mariana Eva Perez, fue una de las que impulsó la causa que su abuela inició en 1979.
A los 96 años, Rosa Roisinblit -vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo- y sus nietos Mariana Eva Perez y Guillermo Perez Roisinblit pasaron la mañana de ayer en los tribunales de San Martín, en la primera audiencia de un juicio que esperaron mucho tiempo y del que son querellantes. Se acusa a tres ex integrantes de la Fuerza Aérea por el secuestro de los padres de Mariana y Guillermo: Patricia Roisinblit y José Manuel Perez Rojo. Los dos jóvenes militantes de la agrupación Montoneros fueron secuestrados el 6 de octubre de 1978. Los tuvieron cautivos y los torturaron en una casa de Morón donde funcionó la Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA). La RIBA – que controló el circuito represivo de zona oeste- se conoció a partir de este caso. Fue el órgano de espionaje y lucha “contra la subversión” de la Fuerza Aérea, cuyo rol en el terrorismo de Estado no parece haber sido del todo estimado.
Al momento del secuestro, Mariana Eva Perez – impulsora de este juicio- era una beba de 15 meses y estaba con su madre (embarazada de ocho meses) en el departamento de la calle Gurruchaga al 2200 de la ciudad de Buenos Aires. Su padre había sido secuestrado un rato antes por el mismo grupo de tareas, en el local de Martínez donde vendía juguetes y cotillón. Por la noche, la hija de la pareja fue entregada a familiares. Hasta ahora se desconoce dónde pasó las horas que transcurrieron en el ínterin. Tampoco se conoce el destino final de Patricia y José. Lo que se sabe es que fueron torturados en la RIBA entre octubre y noviembre de 1978, y que Patricia fue llevada a la ESMA, donde nació su hijo. Guillermo fue localizado y restituido en 2000. La justicia condenó a su apropiador en 2005 (está en prisión por ese delito), que es uno de los tres acusados en esta causa.
Quiénes y por qué están en el banquillo
Ayer el Tribunal Oral Criminal Nº 5 empezó a juzgar a Omar Domingo Rubens Graffigna, ex jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea al momento de los hechos y más tarde integrante de la segunda junta militar (1979-1981). Graffigna fue imputado por la fiscalía en el Juicio a las Juntas por la Fiscalía pero finalmente resultó absuelto. Tiene 90 años y es uno de los pocos exintegrantes de las juntas militares que aún vive.
Los otros acusados son Luis Tomás Trillo, de 74 años, quien quedó a cargo de la RIBA al momento de los hechos; y Francisco Gómez, 70 años, agente civil de inteligencia de la Fuerza Aérea que robó el bebé de Patricia y José, y lo anotó como propio junto con su esposa Teodora Jofré. En abril de 2005 fue condenado como “autor penalmente responsable del delito de retención y ocultamiento de un menor de diez años”. Ahora llegó a juicio por el secuestro de los padres.
Un muro de silencio
Después de que el personal del Servicio Penitenciario Federal quitara las esposas de las muñecas de Trillo, el tribunal dio inicio a la primera audiencia. Al TOC Nº 5 lo integran Alfredo Ruiz Paz (presidente), Marcelo Díaz Cabral y María Claudia Morgese Martín. Actúa el fiscal Martín Niklison, de la Unidad de Asistencia para causas por Violaciones a los Derechos Humanos durante el terrorismo de Estado. Son querellantes, además de los familiares, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y de la provincia de Buenos Aires, que pidió ampliar la acusación por homicidio.
En la primera parte de la audiencia, se leyeron las síntesis de los requerimientos de las querellas: los defensores de Graffigna y Trillo argumentaron desconocerlas. Eso insumió buena parte del tiempo. En cambio, más tarde, cuando los acusados se negaron a declarar, no hubo tiempo para la lectura de las testimoniales anteriores que se incorporaron a la causa. Algo que el público lamentó, porque no pudo saber qué es lo que habían dicho los acusados acerca de su accionar.
Cuando tras un cuarto intermedio, Ruiz Paz declaró abierto el debate y convocó a hablar a Graffigna, este se negó:
– No, no voy a declarar en este momento.
Sí debió contestar a las preguntas sobre su vida. Dijo que nació en Clarke (Santa Fe), el 2 de abril de 1926. “Estoy casado, hice la carrera militar, llegué a ser comandante en jefe de las Fuerzas Armadas e integrante de la segunda junta militar. Pasé a retiro el 17 de diciembre de 1981. Tengo tres hijos, dos varones y una mujer”.
Tareas de “beneficencia”
A su turno, Grillo -con detención domiciliaria en Córdoba, fue trasladado a Buenos Aires para el juicio- también se negó a declarar: “No en este momento”. Nacido el 3 de septiembre 1941, dijo que está casado, tiene tres hijos y seis nietos. Contó que su último destino fue en Chamical (La Rioja), y tras retirarse en 1990, cursó una Licenciatura en Sistemas Aeroportuarios y espaciales en el Instituto Universitario Aeronáutico (IUA). Durante diez años fue profesor en la escuela de aviación de Córdoba, en dos asignaturas: Inteligencia aérea y guerra electrónica y Poder Aéreo. “Al momento de mi detención, trabajaba con su hijo mayor en Casilda (Santa Fe) y realizaba tareas de beneficencia”, dijo. Hubo risas irónicas y murmullos en la sala.
El espacio en el tribunal de San Martín estaba delimitado no sólo por la disposición de las partes. Del lado izquierdo, los abogados de las querellas y las víctimas, alertas, expectantes, activos, intercambiaban breves comentarios y miradas cargadas de sentido. Detrás de ellos, buena parte del público. Del lado derecho, los tres imputados y la custodia del Servicio Penitenciario Federal rodeándolos, en silencio y con la mirada, casi todo el tiempo, perdida en el frente, con una resignación que hasta parece estudiada.
“Tenía un hijo”
Por último, le tocó el turno a Gómez, el apropiador de Guillermo Perez Roisinblit. También se negó a declarar. Nacido el 25 de febrero de 1946, dijo que cursó estudios hasta cuarto grado y se excusó diciendo que trabajaba como jardinero y en funciones de limpieza para la Fuerza Aérea. Según sus dichos, la dejó en 1994.
-¿Tiene hijos? – preguntó el presidente del tribunal.
-Tenía un hijo – respondió, aludiendo a Guillermo, el hijo robado, que lo escuchaba, sentado a unos metros.
“Fue uno de los momentos que más me impactó”, diría después a Cosecha Roja Perez Rosinblit. “No lo veo desde 2003, y la última vez que lo vi, me amenazó de muerte. No era así (como intentó mostrarse) cuando estaba detenido en el sector VIP, donde los custodios eran sus compañeros de armas. Es verdad que tenía a alguien, pero yo no era su hijo”. Guillermo dijo que le llama la atención “que de la RIBA sólo estén Trillo y Gómez. Es obvio que sólo dos personas no pudieron ocuparse de mantener secuestrados a mis padres. También, por qué no está siendo juzgada la privación ilegal de la libertad de mi hermana”.
Mariana Eva recordó cómo dio impulso a esta causa: “A partir de la sentencia del apropiador de Guillermo, teníamos algunos nombres y elementos para avanzar. Quizás podríamos haber llegado antes, pero me demoré hasta 2011. Tenía miedo. No podía hacer cosas por obligación ni por inercia. Cuando me fui a Alemania (vivió en ese país hasta hace pocos meses), recién desde Frankfurt pude iniciar algo. Mi abuela abrió esta causa en 1979”. La patrocina desde el principio el abogado Pablo Llonto, que venía investigando Virrey Cevallos, el centro clandestino de la Fuerza Aérea en la ciudad de Buenos Aires, donde pasó parte de su cautiverio Miriam Lewin, entre otras personas.
“Cada vez que tienen la oportunidad de hablar y no hablan, mienten”, dijo a Cosecha Roja Llonto en relación al silencio de los acusados. Y agregó: “Lo hizo Gómez, al decir que sólo era una jardinero y un albañil, cuando era un civil de inteligencia”.
Para Llonto, uno de los puntos singulares del juicio que se estima dure dos meses, es probar la responsabilidad de la Fuerza Aérea en el accionar represivo. “Sin embargo, hasta ahora Graffigna no tiene una sola condena”.
“La impunidad fue selectiva”
Guillermo y su abuela Rosa son representados por los abogados de Abuelas de Plaza de Mayo. “Mis expectativas son las de siempre” – dijo a Cosecha Roja Roisinblit-. “La única alternativa que me queda es que haya Justicia y Memoria, que estos casos se recuerden para que no vuelvan a suceder nunca más en la Argentina”.
Para Mariana Eva (autora de Diario de una princesa montonera), “hay algo reparador en poder tener el juicio después de tanto tiempo. En este país, como dice una colega, la impunidad fue selectiva. No fue para todos. El juicio nos vuelve a incluir en la sociedad a las familias de los desaparecidos, nos pone en un umbral de igualdad respecto del resto de los ciudadanos”. La investigación significará también “la posibilidad de saber más”. “Ya sé más que cuando empecé con esto. Quiero saber lo que pasó con mis padres, pero la verdad, no soy muy optimista al respecto”, dijo.
Próximas audiencias
Las próximas audiencias serán el 4 y el 16 de mayo.
El miércoles darán testimonio Mariana Eva Perez y Rosa Roinsinblit.
Se puede asistir al juicio oral y público, con la presentación del DNI.
Pueyrredón 3734, San Martín.
Foto: Abuelas.org.ar
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