Pedro Morel y S. estaban casados y tenían una hija de un año cuando los secuestraron los militares. En la Brigada de Operaciones de Resistencia -uno de los Centros Clandestinos de Detención más grande de la región nordeste del país-, a ella la violaron sistemáticamente. Mañana y por primera vez el Tribunal Oral Federal de la capital chaqueña juzgará un delito sexual como un crimen de lesa humanidad. “Tenemos pruebas que demuestran la sistematicidad de las violaciones. Las consideramos como un crimen de lesa humanidad, porque atenta contra la dignidad de las personas”, dijo a Cosecha Roja el fiscal ad-hoc Diego Vigay.
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Por una escalera angosta se llega al segundo piso del edificio de Marcelo T. de Alvear al 32, en la ciudad de Resistencia. Durante la última dictadura, allí había cinco celdas y una piecita con un inodoro que la policía también usaba como prisión. Lo conocían como la Brigada de Investigaciones. “Se trata de unos de los Centros Clandestinos de Detención más importantes del nordeste donde se vigilaba toda la región”, dijo Vigay. El TOF de Resistencia juzgará a los miembros del ejército y la policía local por la tortura de nueve militantes, entre ellos S.F.A. (cuya familia pidió se mantenga el anonimato) y su esposo Pedro Morel. Los represores están acusados por los delitos de tormentos, privación ilegítima de la libertad (desaparición forzada de personas) y violaciones reiteradas en perjuicio de S.
El matrimonio continúa desaparecido. La última vez que los vieron fue en una de las celdas de la Brigada de Operaciones. Ambos militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores y eran perseguidos desde el golpe de Estado de 1976. Pedro trabajaba en el Poder Judicial de Formosa cuando conoció a S. Él era asesor de menores y ella atendía en el despacho de un juzgado laboral. S. tenía los rasgos delicados, mentón fino y sonrisa amplia. El pelo rojizo le llegaba hasta los hombros. Se casaron antes de partir para Goya, cuando Pedro se enteró que había sido cesanteado.
Morel tuvo una militancia activa en el sindicalismo: fue secretario de la Asociación Judiciales de Formosa, en la década del setenta comenzó a militar en el Partido Revolucionario de los Trabajadores y con ellos se acercó a las Ligas Agrarias, una organización que nucleaba a los pequeños productores de la región contra los intereses de los monopolios algodoneros.
El PRT le encargó la tarea de fundar una célula de las Ligas Agrarias en Goya, un pueblo de Corrientes en el límite con Santa Fe. Pero a partir de 1975, los líderes de las Ligas fueron perseguidos por todo el nordeste argentino. Cuando la situación se tornó insoportable para el matrimonio, viajaron a Claypole en la provincia Buenos Aires. Tenían una hija de un año cuando un comando de la policía los encontró en su casa. Los represores dejaron a la beba en lo de una vecina y llevaron a los padres a un centro detención en la provincia de Buenos Aires.
En algún momento, Pedro le contó a uno de los compañeros de celda dónde estaba su hija. El compañero logró salir y le dijo a Celia, la madre de S., dónde buscar a la beba. La abuela recuperó a su nieta mientras continuaba con la búsqueda de la pareja desaparecida.
La investigación del fiscal descubrió que Pedro y S. fueron trasladados desde la provincia de Buenos Aires, de nuevo a Goya y por último a uno de los calabozos de la Brigada de Investigaciones a principios de 1977.
Gerardo Delgado estuvo detenido junto a ellos. En su declaración, contó que Pedro había quedado muy débil por las torturas. Cuando los represores entraban a la celda de S. y salían con los pantalones bajos, ella repetía a su marido que no la habían violado para que Pedro no se preocupara. “Ella le decía que no había pasado nada, pero obviamente pasaba, porque nosotros podíamos escucharlo: la puerta del calabozo permanecía abierta mientras la violaban”, contó Delgado en la causa.
El ex oficial del Ejército Tadeo Bettoli y el teniente Luis Alberto Patetta fueron acusados junto a los miembros de la policía local: el ex comisario Ramón Esteban Meza, el ex sargento Gabino Manader, el ex oficial principal Francisco Rodríguez Valiente, y los agentes Enzo Breard, Héctor Rubén Roldán, José Marín y Ángel Jorge Ibarra. Según los escritos presentados por la fiscalía, se acusa de violaciones reiteradas a Roldán (alias Chuleta) y Albino Luis Borda, un agente que murió.
En el juicio que comienza el martes, además del caso de Pedro y S., se juzgará la privación ilegítima de la libertad y torturas a siete militantes entre 1976 y 1977: tres de la Juventud Universitaria Peronista, tres de la Juventud Peronista y un campesino de Chaco que también integraba las Ligas Agrarias.
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