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Una nena de un año y medio estaba sola en una plaza de Burzaco. Nadie podía encontrar a su madre, Marcela Coronel, una enfermera de 33 años. La noticia circuló en las redes: “Se fue con un macho”, “hay que cargarla a palos cuando aparezca”, escribieron algunos. La mujer apareció asesinada unas hora más tarde. El principal sospechoso es su marido, quien salió en los medios diciendo que vivían amenazados y que había sido un crimen mafioso.

La nena había sido abandonada en Sempere y Buenos Aires, a metros de la parroquia y la plaza San Cayetano. Los vecinos la encontraron y avisaron a la Policía, que la trasladó a la Comisaría de la Mujer. En las redes difundieron la foto de la beba en Facebook y Twitter y estallaron las críticas a la madre. Gabriel Guevara, marido de Marcela y padre de la bebé, la fue a buscar a la comisaría y dijo que se había retrasado porque pinchó la rueda del auto y que se enteró que su hija estaba sola en la plaza a través de las redes sociales.

Guevara salió en los canales de televisión. Dijo que su mujer era víctima de un crimen mafioso: “Yo trabajo como seguridad en un centro de integración para personas en situación de calle, y desde hace un tiempo hay gente que vende droga, yo corté ese circuito porque lo denuncié y desde ese momento me empezaron a amenazar. Me decían que me iban a matar a mi y a mi familia”, contó.

Los investigadores desconfiaron de la versión de Guevara y dieron intervención a la fiscal de la Unidad Fiscal N°2 de Violencia de Género y Familia Marcela Juan. La policía allanó la casa en la que vivían Marcela, su marido y su hija. El cuerpo de la enfermera estaba en un galpón en el fondo de la casa envuelto en una frazada. Tenía una herida de hacha en la cabeza y golpes en todo el cuerpo. La autopsia confirmó que la mujer de 33 años murió por asfixia.

La coartada de Guevara se desmoronó. La policía encontró en su casa un pantalón con manchas de sangre en un balde con agua. Los compañeros de trabajo de Marcela contaron que la mujer era víctima de violencia machista.

“Marcela había comentado varias veces que vivía situaciones de violencia con su pareja, que la amenazaba de forma constante. Es evidente que acá estamos frente a un femicidio aberrante”, dijo César Latorre, dirigente gremial del Hospital Italiano de Capital Federal, donde trabajaba la mujer. “Estamos iniciando una campaña de movilización desde el Hospital con todos sus compañeros y compañeras para exigir esclarecimiento y justicia para Marcela. Esto no puede quedar así”, contó.

Aunque sigue siendo el principal sospechoso, la justicia no tiene pruebas suficientes para acusar a Guevara. El hombre insistió en que fue un crimen mafioso y se defendió en los medios: “Yo estoy a disposición. La Justicia tiene mi teléfono, mis redes. Todo lo que necesiten para investigarme y las veces que sea necesario que hable, lo haré. Ahora estoy acá para acompañar a mi familia”, dijo.