El 11 de junio de 2016 Erika Gallego estaba en su casa en el barrio San Miguel de la ciudad de Puerto Madryn junto a sus 5 hijxs. Cerca de las 2 y media de la madrugada Juan Braian Petrillán pateó la puerta del hogar. Entró y la atacó a puñaladas. Después se fue y a Erika la asistió su madre. Hacía 8 meses que estaban separados.
En 2017, Petrillán fue condenado por intento de femicidio a la pena de 12 años de cárcel en un juicio que tuvo gran visibilidad en la zona, porque era la primera vez que se daba una condena por intento de femicidio en esa ciudad. A un año de ese proceso, la Sala en lo Penal del Superior Tribunal de Justicia, integrada por los doctores Mario Luis Vivas, Alejandro Javier Panizzi y Miguel Ángel Donnet modificó la calificación del hecho como “lesiones graves, agravadas por haber sido ocasionadas en un contexto de violencia de género”. Uno de los argumentos utilizados para justificar el cambio fue que Petrillan dijo “te vas a acordar de mí”, por lo que los jueces consideraron que “no tuvo la voluntad de matar a su ex concubina”, según se puede ver el en fallo del 22 de noviembre.
“Hace unos días nos enteramos de esto por los medios”, le dijo a Cosecha Roja Bibiana Brizuela, mamá de Erika. El hijo de ambos, que en ese momento tenia 1 año y 8 meses, fue corriendo a buscar a Bibiana a su casa. Los cuatros hermanos también presenciaron todo.
Erika llegó al hospital con una sustancial pérdida de sangre. Su madre cuenta que su vida estuvo en peligro y que según la declaración de los médicos sobrevivió de “milagro”. Luego de la internación, ella continuó con tratamiento psicológico y trató de reponerse aunque como consecuencia de las puñaladas sufre una discapacidad en una de las piernas. “Ella trata de salir adelante por sus hijos, hizo como pudo y pensábamos que se había hecho justicia pero ahora sentimos que volvemos a vivir todo de nuevo”, cuenta Bibiana y dice que para su familia “esto es una puñalada más”.
Los jueces del Superior Tribunal de Justicia analizaron el pedido de Custodio Gómez, abogado de Petrillán. El defensor oficial planteó que en la sentencia dictada en el juicio oral “los camaristas no comprobaron si se daba un supuesto de violencia basada en el género y una relación desigual de poder que evidenciara el sometimiento y la subordinación de Erika Gallego, con respecto a Brian Petrillán”. Custodio presentó un recurso extraordinario en el que sostiene que no hubo suficientes elementos que comprobaran la violencia de género y luego detalló que “los sentenciadores no le asignaron ningún valor a la expresión de Petrillán dirigida a Gallego: “te vas a acordar de mí”. Si la intención era quitarle la vida -dijo- de qué manera se acordaría de él.
“Lo cierto es que si Erika se moría estaríamos hablando de femicidio. Es un sin sentido”, dijo María Angélica Cárcano, la fiscal de Puerto Madryn que actúo en el caso. Según ella, en el juicio fue debidamente comprobado que la intención fue matarla.
“Los jueces recogen lo que dice el abogado de Petrillán y usan la frase que él dijo pero no dicen que cuando se iba de la casa de Erika golpeó a uno de los niños que estaban presentes”, dijo Carcano y agregó que “en el debate hubo dichos de peritos que expusieron que el acusado le dijo a una prima “la maté” en referencia a lo hecho con Erika”.
La Unidad Fiscal de Puerto Madryn presentó ayer un pedido de audiencia donde se deberá fijar la nueva pena en función de lo dictaminado por el Tribunal Superior. “Pediremos una pena que debe a ser a conciencia, ya que si se le dicta una pena mínima Petrillán quedará inmediatamente en libertad”, dijo Carcano. La fiscal expresó que “estas situaciones no se limitan a aplicar órdenes de restricción perimetral porque contamos con un antecedente importante que es el ataque del que fue víctima Gallego.”
“El mensaje que da este fallo es desesperanzador. Lo que se dice es que si te dan puñaladas de la cintura para abajo no hay intención de matar. El miedo que tiene la familia es real y yo lo comparto”, dijo la fiscal.
La respuesta formal de la Unidad Fiscal de Puerto Madryn al pedido del defensor de Petrillán fue contundente. Sostiene la figura del dolo homicida y afirma que gracias a circunstancias ajenas al atacante no se consumó el homicidio.Petrillán, tal como fue demostrado en el juicio, no auxilió a Erika luego del ataque.
Erika trabaja como empleada doméstica. Por la discapacidad en una de sus piernas, tuvo que reducir los días y horas en que trabaja. No tiene pensión por discapacidad y sólo cuenta con la Asignación Universal por Hijo. La mujer vive sola con sus 5 hijxs. Antes de estar preso, Petrillán vivía a 4 cuadras de su casa.
“¿Quién nos garantiza que no vuelva a terminar lo que empezó?”, se pregunta la madre de Erika. Bibiana relata las situaciones de violencia que ella presenció antes de las puñaladas y dice que no pensaban “que iba a llegar a tanto”. Antes del ataque a cuchillazos, Petrillán había golpeado a trompadas a Erika. Él se negaba a aceptar la separación.
“Hoy le tocó a mi hija, mañana le puede pasar a otra”, dice. “Ella hoy está viva pero ¿qué tengo que esperar? ¿que mañana me la maten?¿quién se pone en nuestros zapatos?”.