El fiscal Tomás Morán recibió el expediente en su despacho: la denuncia policial decía que cinco encapuchados habían asesinado a Juan Roberto el “Tecla” Farías en el hall de su edificio de La Plata. El fiscal sostuvo la hipótesis del crimen en ocasión de robo y cajoneó la causa. Cuando lo desplazaron de la investigación, la fiscal Betina Lacki descubrió que Farías había sido asesinado por sus propios compañeros por robar una casa sin autorización de los jefes.
Ese crimen fue el punto de partida para descubrir cómo funcionaba la megabanda liderada por el exjuez César Melazo y el excomisario Gustavo Bursztyn, dedicada a robar autos y casas y a la venta de drogas y cómo operaban los funcionarios judiciales que garantizaban la impunidad. Hoy la Policía Federal detuvo al ex fiscal Morán en su casa en las afueras de La Plata: está imputado por asociación ilícita y por el homicidio de Farías.
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Carlos Rodríguez era vecino y amigo de Farías. Al igual que su amigo, se dedicaba al robo de casas vacías y de autos. Cuando conseguía un auto se lo entregaba a su socio Javier Ronco en la concesionaria Maia, en calle 38 entre 139 y 140.
Rodríguez y Ronco trabajaban tranquilos. Tenían el apoyo del comisario Gustavo Burztyn, en ese entonces al frente de la Comisaría segunda de La Plata y del juez Melazo. “El juez garantizaba que si algo salía mal lo podían solucionar”, contó una fuente judicial a Cosecha Roja.
A fines de 2007 hubo diferencias entre Ronco y Rodríguez. Un testigo contó que escuchó a Ronco decir que “Carlitos tenía que morir por ortiba”.
El 5 de enero de 2008 el Volkswagen Gol en el que viajaban Rodríguez y su esposa María Martini fue atacado a balazos en Camino negro. Cuando llegó la ambulancia, Martini ya estaba muerta. Él falleció unas horas más tarde en el hospital de Gonnet.
El fiscal Morán quedó a cargo de la investigación y ordenó la detención de Ronco por el doble crimen. El vendedor de autos dijo que ese día estaba en San Clemente. El análisis de la antena de su celular demostró que mentía: el día que mataron a su ex socio estaba en La Plata.
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La investigación por el doble crimen marcó la caída del fiscal. En 2014 Ronco denunció que Morán le exigió 30 mil dólares para dejarlo libre. También contó que le había enviado a un comisario y a un conocido abogado de la ciudad para “apretarlo”.
El fiscal Morán había estado doce años al frente de la Unidad Funcional de Investigación 2 de La Plata. En 2014 la entonces procuradora María del Carmen Falbo lo desplazó del cargo. Como premio consuelo lo nombraron al frente de la Fiscalía de Flagrancia.
Durante la investigación por el doble homicidio, Ronco había sido beneficiado por la Justicia: le dieron la prisión domiciliaria vigilada con tobillera electrónica. Según las escuchas telefónicas Ronco pagó cerca de medio millón de pesos para salir de la cárcel.
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El vendedor de seguros Carlos Bertoni, hermano del futbolista campeón del mundo Daniel Bertoni, vio la caja fuerte en la casa del director técnico de fútbol Roberto Zapata cuando fue a hacerle un seguro. El robo se discutió en la casa del comisario Bursztyn. El policía decidió que el trabajo lo iban a hacer Juan Farías y su hermano José. El juez Melazo estaba al tanto de los planes. Esa misma tarde, el comisario dio de baja el plan porque el director técnico había contratado seguridad para la casa.
El 17 de julio de 2010 a la noche el patrullero que debía custodiar la casa de Zapata no llegó. Mientras el ex ayudante técnico de Estudiantes festejaba su cumpleaños en el restaurante Frawen con invitados del ámbito futbolístico y judicial, varias personas entraron a su casa por los techos y robaron 70 mil pesos y joyas.
La denuncia recayó en el juzgado de Melazo. La causa no avanzó pero el juez investigó por su cuenta.
Tres días después del robo la banda se reunió en la casa del comisario Bursztyn a celebrar el día del amigo. Estaban el juez Melazo, el oficial Gustavo Mena y varios de los que se encargaban de robar las casas que marcaba Bertoni.
Durante el asado Bursztyn lo encaró a Farías.
—Te zarpaste, negrito. Te dije que eso no lo hagas y lo hiciste igual.
Farías se defendió y señaló a Javier Ronco y a Ángel Pipi Yalet como los responsables del robo. Nadie le creyó. Ese día Farías volvió preocupado a su casa y chocó su Minicooper en el camino.
Cuatro meses y medio después un grupo de encapuchados entró en el departamento de Farías. Encerraron a la mujer y al hijo en una habitación mientras les pedían “la plata grande”. Después bajaron hasta el hall, donde estaba él, y lo mataron de tres balazos.
La causa quedó en manos seguras: aunque la mujer de Farías y los vecinos contaron que la víctima conocía a sus asesinos el fiscal Morán desvió la investigación hacia un robo común. Algunos años más tarde, la fiscal Betina Lacki descubriría que Morán siempre supo quién mató a Farías.
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Cuando lo reemplazó en la UFI 2 la fiscal Lacki puso la lupa sobre las causas en las que había intervenido Morán vinculadas a la banda. El ex fiscal sabía que estaba siendo investigado.
—¿Y Morán dónde está? Se jubiló también, lo jubilaron —contó uno de los integrantes de la banda.
—Eso no lo sabía yo —le contestó otro.
—Se quiere internar en un instituto neurológico para no ir preso, Flaco. Con las cagadas que se mandaron con las causas y todas son con intervención de Melazo.
La investigación judicial tiene 15 cuerpos de escuchas telefónicas en las que se detalla cómo operaba la banda. En las conversaciones aparecen nombres de jueces, fiscales y referentes políticos. Los policías Bursztyn y Mena se encargaban de liberar las zonas y reclutar presos y ex presos que robaban en las casas y fábricas que marcaba Bertoni. Javier Ronco, Angel Custodio “Pipi” Yalet, Adrián “Quichua” Manes, Carlos “Macha” Barroso Luna, Héctor “Pepe” Vega y el barra de Gimnasia Martín Ezequiel el “Gaucho” Fernández conformaban las duplas que hacían los escruches y se encargaban de la logística: transporte, teléfonos y armas. El juez Melazo y el fiscal Morán garantizaban la impunidad judicial.
Entre julio y agosto de 2018 la Policía Federal detuvo a 11 integrantes de la banda, entre ellos a los dos jefes. Solo faltaba que cayera Morán.