La difícil tarea de ser la voz LGBT en el Congreso de Bolsonaro

Hijo de una trabajadora sexual y de padre desconocido, David Miranda quedó huérfano a los 5 años y fue criado por su tía en una favela de Jacarezinho, Zona Norte de Río. En la calle pasó hambre y vio su destino cambiar a los 19 años, cuando conoció al amor de su vida, el periodista Glenn Greenwald. Años después, decidió entrar a la política, también por amor. Militante de los derechos humanos, asumió el cargo de diputado federal hace dos meses, cuando Jean Wyllys de quien era suplente, abandonó Brasil.

La difícil tarea de ser la voz LGBT en el Congreso  de Bolsonaro

22/04/2019

Por Natacha Cortêz*

Para David Miranda, de 33 años, contar sobre el día que cambió su vida es como entrar en una serie de Fernando Meirelles hecha de episodios (casi) siempre felices. El escenario es Río de Janeiro en 2005. El sol ya empieza a calentar las arenas de Ipanema, a la altura del Puesto 9, cuando una pelota de Futvóley
golpea un vaso de caipirinha de un norteamericano recién llegado a tierras fluminenses. David, en ese entonces con 19 años y autor de la patada, corre para recuperar la pelota y pedir disculpas por el accidente en un inglés defectuoso.

El gringo, un abogado de 37 años especialista en derecho constitucional, a su vez, se esfuerza por hablar en un portugués rudimentario aprendido meses atrás en clases particulares. “Ninguna de las partes se disculpó por buena educación sino “por amor””, cuenta David sentado en el sillón de su casa en el barrio de Gávea, Zona Sur de la capital, mientras agarra las manos de su marido Gleen Greenwald, el joven de la Capirinha, ahora de 52 años.

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David Miranda y Glenn Greenwald con sus hijos João Victor (a la izquierda) y Jonathan, en la casa de la familia en Río (Foto: Bléia Campos)

David y Glenn pasaron juntos todo ese día, precisamente el “19 de febrero de 2005”, dicen en coro. “A la mañana siguiente, llegué a casa y comenté con mi prima:” Conocí al hombre de mi vida”, recuerda el brasileño. En esa época, Glenn vivía en Nueva York y estaba en Brasil para unas vacaciones de siete semanas. Acababa de separarse y quería usar el tiempo en la ciudad para una especie de desintoxicación mental y amorosa. Enamorarse no era una opción ni siquiera deseable. “Pero sentí un amor obsesivo y no podía responder por mis actos, sólo seguir mi corazón”, recuerda.

Una semana después del encuentro en el Puesto 9, los dos ya vivían en el mismo departamento. En menos de seis meses, comenzaban una caminata conjunta que terminaría con David en el Congreso Nacional como diputado federal y Glenn premiado con un Pulitzer y un premio Esso de reportajes, fruto de su trabajo como periodista, un plan B iniciado en ese tiempo.

Rebeldía sin causa

David es el menor de siete hijos de Sonia, su mamá. Una madre soltera que sostenía a su familia como prostituta. De los siete hermanos, tuvo una que él no llegó a conocer. La bebé murió aún antes de que el diputado nazca. “Yo nunca supe el por qué”, dice. Tampoco sabe la identidad del padre; ni del suyo, ni de los padres de sus hermanos. “Cada hijo es de un padre diferente y ninguno convivía con ninguno”. En esa organización familiar, David se quedó hasta que su mamá murió a causa de un cáncer en el útero: “Ocasionado por mi nacimiento”, explica. “Fue violencia obstétrica. Dejaron una aguja en su útero durante mi parto y eso se volvió un tumor, es lo que mi tía siempre contó “, dice David.

El diputado tenía 5 años cuando Sonia, su madre, murió y fue acogido por su hermana, Eliane, que tenía cuatro hijos y acababa de perder a su marido. Todos vivían en la favela de Jacarezinho. Sus hermanos no fueron a vivir con su tía: “Cada uno se fue para otro lado. Hubo uno que desapareció. Dos fueron a parar a la “Fundación Estatal para el Bienestar del Menor”. Como yo era el más chico, mi tía me pudo mantener “.

David sabe: tenía todo para terminar como sus “hermanos de sangre”, de quienes dejó de tener noticias en la infancia. Su origen muy pobre, su crecimiento en la favela, su madre prostituta que pasaba días fuera de casa para trabajar, la ausencia paterna, la droga que lo acechaba en la infancia, el hambre: “Gracias a mi tía, tuve una estructura familiar que me puso en riendas. Ella, a pesar de ser una empleada de limpieza y tener que salir todo el día para trabajar, cuidaba de todo y le pedía a mis primas que no me pierdan de vista”. Eliane le enseñó desde chico a David que los libros eran una mejor opción que la calle. “Yo dejaba de comer un salgado (comida callejera de Brasil) y un jugo en el centro de la ciudad para comprar un libro de Paulo Coelho. Amaba leer sobre magia y misticismos y tal vez por eso ahora sea pagano”.

Los libros fomentaron en David una “educación autodidacta” que nunca abandonó, incluso habiendo dejado la escuela a los 13 años para trabajar como repartidor de folletos de un consultorio odontológico. A la misma edad, se fue de la casa de su tía Eliane y pasó a dormir en las calles. Pedía dinero a la gente que pasaba, comía de la basura de McDonald’s, lustraba zapatos. “Pero estaba libre y era lo que quería. Cuando era adolescente, tenía una rebeldía sin causa, una cosa aventurera que me movía”.

David pasó un par de meses en situación de calle y entonces se fue a vivir con una amiga de su madre, que le cedió el garaje de su casa en la favela del Ratón Mojado para que él y dos primos se arreglaran. Terminó la enseñanza media en un curso suplementario y se quedó ahí hasta el día en que conoció a su marido.

Un amor político

El matrimonio con Glenn ya va para el 14º aniversario. Los dos oficializaron la unión bajo la ley brasileña, en aquel entonces al frente de la de Estados Unidos, por garantizar visados ​​permanentes para extranjeros en unión estable con ciudadanos de aquí, incluso para parejas homoafectivas. Semanas después del casamiento, Glenn creó un blog donde pasó a escribir sobre política, especialmente la norteamericana, y lo tituló Unclaimed Territory. Un escándalo sobre espionaje doméstico por parte del gobierno de Estados Unidos fue el plato lleno para un abogado especializado en derecho constitucional. Cinco meses después del estreno del blog, Glenn cerró el primer contrato para escribir un libro, que más tarde entraría a la lista de best-sellers del diario The New York Times. Era 2006. David, entonces telefonista en un telemarketing, comenzó a estudiar Publicidad y Marketing para gestionar la nueva carrera de su marido, que a pasos rápidos se construía como un respetado periodista independiente.

A finales de 2012, Glenn fue buscado por Edward Snowden, ex funcionario de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA), que le entregó documentos que pudieron revelar que el espionaje norteamericano sobrepasaba el Hemisferio Norte y llegaba a Petrobras e incluso a la entonces presidenta Dilma Rousseff. En ese momento, Glenn y David trabajaron juntos. Lo que incluso llevó al brasileño a ser arrestado en una sala del aeropuerto de Heathrow en Londres e interrogado durante nueve horas por siete oficiales británicos bajo el constante aviso de que sería arrestado con motivo de la Ley de Antiterrorismo si no cooperaba. Cuando fue detenido, volvía de una visita en Alemania a la documentalista Laura Poitras, que también tuvo acceso a los datos de Edward Snowden. David procesó a la policía londinense y ganó: los jueces entendieron que el Anexo 7, clave de la Ley Antiterrorista británica que lo mantuvo en el aeropuerto, va en contra de la ley europea y, por lo tanto, debía ser liberado.

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En el Congreso Nacional, el día de su asunción, en febrero de este año (Foto: Divulgación)

Después del episodio, inició una campaña pidiendo asilo para Edward Snowden en Brasil. En las elecciones de 2014, la candidata a la presidencia por el PSOL, Luciana Genro, fue la única en comprometerse con la propuesta. David acabó afiliandose al PSOL con la promesa de un mandato colectivo para el Ayuntamiento de Río de Janeiro al lado del grupo político “Juntos!”. En octubre de 2016, fue elegido concejal con 7.012 votos. De los proyectos que presentó, lo que más destaca es una enmienda que coloca a trabajadores, pensionistas y jubilados como prioridad máxima en la nómina de la alcaldía carioca. Fue aprobado y ahora ya no pueden dividir el salario de esas personas. Otro hecho digno de recuerdo fue una denuncia por falta de decoro contra el concejal Carlos Bolsonaro (PSL) a la Comisión de Ética de la Cámara. “En la época de la campaña presidencial, él publicó en Twitter una imagen que simulaba tortura ironizando la campaña #No. La entrada fue un ataque directo al movimiento de mujeres y LGBT que negaban la candidatura de Jair Bolsonaro “, dice David. A través de su asesoría de prensa, Carlos Bolsonaro respondió que no dará entrevistas sobre el episodio.

En la Cámara, David conoció a la también concejal y compañera de partido, Marielle Franco. Los dos se volvieron mejores amigos y empezaron a frecuentar la casa del uno y del otro. Sus pautas se encuentran en la vida y en la política: “Los dos LGBTs, los dos negros, los dos provenientes de las favelas y defensores de los derechos humanos”, dice David. Marielle Franco y su chofer, Anderson Gomes, fueron asesinados en marzo de 2018. En el velatorio de la concejal, David fue uno de los que cargó el ataúd. “Fue uno de los peores días de mi vida. La gente pasándola mal, cayendo sobre el suelo de la plaza de la iglesia. Mónica -viuda de la concejal- estaba incrédula. Luyara -hija de Marielle- no tenía consuelo. Todos con una mezcla de dolor y mucho miedo”, cuenta. De la fecha, Glenn recuerda especialmente de cuán preocupado por sus hijos, Juan Victor de 11 años y Jonathan de 9, estaba. Los niños son hermanos y fueron adoptados en 2017, en Maceió.

Pero el miedo de Glenn poco duró. En cuanto la ola de orgullo por Marielle empezó a levantarse, él entendió que debía mostrar a los demás este sentimiento, siempre que tuviera oportunidad: “Queremos ser ejemplo para la juventud LGBT, mostrar que es posible tener una familia fuera de la curva, pero feliz y completa. Nuestro hogar es político “, dice el periodista.

Voz disonante en el congreso

En las elecciones de 2018, David decidió disputar una silla en el Congreso Nacional y recibió 17.356 votos, convirtiéndose en el primer suplente de la banca del PSOL. El 24 de enero de este año, Jean Wyllys, también del PSOL, renunció a su tercer mandato como diputado federal y David asumió su lugar. En la ocasión, el presidente Jair Bolsonaro tuiteó, momentos después del anuncio de Jean en el periódico Folha de S.Paulo, la siguiente frase: “Gran día”. El acto hizo que David se pronunciara en la misma red social: “Respete a Jean, Jair, y sostenga su entusiasmo. Sale un LGBT, pero entra otro, y que viene de Jacarezinho. Otro que en 2 años aprobó más proyectos que usted en 28 años. Nos vemos en Brasilia”.

El presidente y el diputado aún no tuvieron la oportunidad de intercambiar miradas en la capital federal. “Sería un disgusto”, considera David, que desaprueba el nuevo gobierno: “Bolsonaro es sólo una marioneta de la gran burguesía para pasar las reformas más absurdas. Para él, la reforma de la seguridad social es una de ellas. La gente está muriendo de hambre, son casi 30 mil familias en situación de miseria sólo en el municipio de Río de Janeiro. Los que quieren hacer esa reforma nunca tuvieron hambre. Tener hambre es una situación que no deseo para nadie. Es muy jodido ser gobernado por sujetos que no entienden nada de la vida de la población”.

Su prioridad como parlamentario es aprobar un proyecto que criminaliza la homofobia, “La Ley Maria da Penha de los LGBTs”. En sus dos primeras semanas en el Congreso, David no logró llegar al micrófono del plenario. “Late un miedo irracional que dice que no pertenezco a aquel lugar”. En la 56ª Legislatura de la Cámara, entre los 513 diputados, él es uno de los 21 que se declara negro – y el único asumidamente gay, así como su predecesor. “Es claro que entiendo la actitud de Jean”, dice sobre el hecho de que el político baiano haya abandonado el mandato debido a amenazas de muerte contra él y su familia: “Era crucificado en el Congreso. No podía usar el baño. Sufría de LGTBfobia constantemente. Y fue minado como político. Estaba sofocado viviendo en este país, caminando con escolta. Recientemente Jean mandó un audio a la bancada del PSOL diciendo que por fin podía caminar por las calles libremente”.

David no lo esconde: siente miedo de que pase lo mismo con él. “Mataron a Marielle, intentaron matar al diputado federal Marcelo Freixo, Jean sólo desistió porque vivía con miedo. No somos superhombres, si nos pegan un tiro, morimos. Sin embargo, tenemos una responsabilidad moral y cívica como representantes electos. Y al final, creo de verdad que uno puede cambiar cualquier cosa, incluso el Congreso. Una vez oí de un hombre muy sabio: “Todo lo que es hecho por seres humanos puede ser transformado por seres humanos.” La frase fue dicha por Glenn en el año pasado, en un discurso en el Valle del Silicio.

*Esta nota fue producida en el marco de la Beca Cosecha Roja y publicada también en la revista brasileña Marie Claire