Hasta última hora, Javier Velasco, el asesino y violador de Rosa Elvira Cely, intentó de nuevo burlar a la justicia buscando que los médicos lo declararan loco.
Velasco le apostaba a que el juez lo considerara inimputable. Esa estrategia le funcionó en el 2003, cuando asesinó a machete a Dismila Ochoa y logró quedar en libertad tras permanecer bajo tratamiento siquiátrico seis meses.
El plan de Velasco se empezó a caer en agosto pasado, cuando Medicina Legal dictaminó que no tenía problemas mentales y era plenamente consciente de sus actos. Su defensa pidió un segundo examen sicológico, y aunque los resultados no fueron incluidos en el proceso, EL TIEMPO pudo establecer que el dictamen tampoco le beneficiaba a la defensa del responsable de uno de los crímenes más repudiados de los últimos años en el país.
Con esas cartas sobre la mesa, Velasco vio cada vez más lejana la posibilidad de ir a un hospital mental y empezó a considerar lo que su defensa le había recomendado hace tiempo: aceptar los cargos imputados por la Fiscalía y apostarle más bien a una rebaja de penas.
Velasco fue capturado el pasado primero de junio, señalado de ser el responsable del crimen de su compañera de estudio Rosa Elvira Cely.
El asesinato, cometido en el parque Nacional de Bogotá, generó todo un movimiento para exigir castigo a los responsables de abusos contra las mujeres. Tras capturarlo, la Fiscalía lo acusó por homicidio, tortura y acceso carnal, castigados hasta con 60 años de cárcel.
Aunque pudo lograr una reducción de hasta la mitad de la condena si hubiera aceptado cargos desde el principio, por confesar ahora, después de haber sido acusado, solo puede aspirar a una rebaja de la tercera parte. El próximo 18 de diciembre un juez de Bogotá anunciará el tiempo que pasará en prisión.
El abogado Jesús Vicente Revelo, defensor de Velasco, dijo que “cuando una persona decide ir a juicio es porque tiene alguna esperanza de triunfar (…) En este caso no había oportunidad de refutar los argumentos de la Fiscalía y era mejor buscar algún tipo de negociación”.
Inclusive, la defensa de Velasco alcanzó a buscar un preacuerdo con la Fiscalía, pero el ente acusador no aceptó la propuesta. Los investigadores del caso tenían listas 150 pruebas, entre evidencias técnicas y testimonios, para demostrar en el juicio la responsabilidad de Velasco.
Ahora, el criminal hace cuentas de que será condenado a máximo 40 años de cárcel, y con buen comportamiento y trabajo en la prisión podría empezar a pedir su libertad en 20 años. Para ese momento tendrá 63 años. Además, está analizando la posibilidad de aceptar otros ocho cargos que hay en su contra en dos procesos más: el abuso sexual de sus hijastras y de una trabajadora sexual.
El abogado Abelardo de la Espriella, quien representa a la familia de Rosa Elvira, sostuvo que no aceptarán una condena menor a 48 años y apelarán si se le impone una pena más baja.
“Este proceso estuvo lleno de dilaciones que buscaban la libertad por vencimiento de términos. Finalmente se logró que el caso llegara a este punto, en el que le era imposible seguir alegando la inocencia”, indicó.
De la Espriella dice que aunque habría preferido la máxima pena –60 años–, con el fin anticipado del proceso “se garantiza que Velasco pasará un tiempo largo en prisión y se evitará un desgaste para la justicia y mayor dolor para los familiares”.
A juicio por abuso de sus hijastras
Javier Velasco también es procesado por abusar en el 2007 de sus dos hijastras, de 3 y 11 años de edad. Por ese caso no tendría derecho a rebajas ni beneficios.
Además, la Fiscalía lo acusó por la violación de una trabajadora sexual en agosto del 2008.
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