“¿Por qué cuando te introdujo el miembro en tu boca vos no lo mordiste para defenderte?”, le preguntó la fiscal de delitos sexuales a una víctima. “¿Por qué saliste con un amigo, en vez de con una amiga?”, ¿por qué te expones a estas situaciones, no ves que sos vos la culpable de esto?”, le dijo a otra. Los testimonios forman parte del pedido de juicio político que hizo la Asociación “Madres que rompen el silencio” contra la fiscal neuquina Mariana Córdoba.
El pedido está basado en las denuncias de nueve víctimas que relataron el maltrato sufrido en la fiscalía. “Actuó de forma indebida, sin nada de perspectiva de género a la hora de entrevistarse con las víctimas, realizando preguntas referidas a la vestimenta de las mismas, al por qué estaban en el lugar del hecho, al por qué se juntaban con cierto género en vez de con otro, al por qué no atacaron al agresor”, planteó la asociación en el pedido de jury ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ). También destacaron la cantidad de causas archivadas y desestimadas “sin motivo alguno, con expresiones tales como ‘los tocamientos son muestras de cariño del progenitor a sus hijas’”.
El 2 de junio a las 9.30 la titular de Madres que rompen el silencio, Gabriela Procopio, atendió un llamado al número de socorristas de la agrupación. La noche anterior, una chica había ido a bailar al boliche Las Palmas con un amigo. El locutor del boliche la hizo subir a una cabina donde la violó, denunció. Después de hablar con la mamá de la víctima, Procopio llamó a la fiscal. “Me mintió: me dijo que estaba haciéndose cargo personalmente, que estaba el médico, que nunca llegó”, contó a Cosecha Roja.
La chica estuvo seis horas en el boliche, rodeada de policías y empleados. No la dejaban ver a sus padres. “Durante todo ese tiempo me dieron cinco vasos de agua, de esos de litro. Después terminé entendiendo por qué querían que tomara tanta agua, era para que orinara y se perdieran parte de las pruebas del abuso. Eso me lo explicaron en el Cuerpo Médico Forense donde me llevaron para hacer el examen”, contó la chica al diario La Mañana de Neuquén. “El accionar de la policía fue para encubrir a estos tipos”, dijo Procopio.
A la una y media la chica fue trasladada a la comisaría. Recién en ese momento se activó el Protocolo de atención a víctimas de violaciones sexuales, que incluye medicación anticonceptiva y de prevención de enfermedades de transmisión sexual y la toma de muestras para preservar las pruebas.
Unos días después la joven fue a declarar a la fiscalía. “Me preguntó ‘por qué fuiste al boliche, por qué te vestiste así, por qué subiste con ese chico, por qué saliste con un amigo y no con amigas’”, contó la chica. “Llegó un punto en que no quise hablar más porque me sentí atacada, como si yo me hubiese buscado lo que me pasó”, explicó.
Desde “Madres que rompen el silencio” denunciaron públicamente al supuesto abusador. Una chica se contactó con ellas. Les contó que un año antes el mismo hombre la había subido a la cabina y obligado a practicarle sexo oral. Cuando la fiscal le tomó declaración -según contó la chica- le preguntó: “¿Por qué cuando te introdujo el miembro en tu boca vos no lo mordiste para defenderte?”
Cuando Madres que rompen el silencio hizo públicas las críticas contra la fiscal otras seis víctimas se acercaron a denunciar que habían sufrido situaciones similares. La organización hizo una presentación ante el TSJ para exigir el apartamiento de la fiscal y el jury de enjuiciamiento.
Después de la presentación, Córdoba pidió el traslado a otra fiscalía, que fue confirmado la semana pasada. En la solicitud escribió: “Ya he cumplido un ciclo en la unidad de Delitos Sexuales”.