Proceso.-
El gobierno de Felipe Calderón festeja la presunta muerte de El Lazca como si se tratara de un golpe letal a Los Zetas. Pero aun en caso de ser cierto que el líder de ese cártel cayó abatido por balas de la Marina, otro mando ocupa ya su lugar, y detrás de éste habrá decenas más que esperan su turno en un riguroso escalafón… El secreto de la estabilidad zeta es una estructura sólida, una temeraria eficacia asesina y una diversificación de actividades criminales tan avasallante que le ha permitido expandirse en el país y más allá de sus fronteras… Una estructura, en suma, que no se derrumbará sólo por la ejecución de uno de sus cabecillas.
Sus relaciones comerciales van de Sudamérica a Europa. Sus actividades criminales –secuestros, ejecuciones y extorsiones, además del trasiego de drogas– ya cruzaron las fronteras: en Centroamérica ejercen un gran control y Estados Unidos no escapa a su influencia. Y partes importantes de la administración pública de algunas entidades federativas no funciona sin su visto bueno.
Nada de esto sería posible sin una estructura sólida y bien articulada, una mezcla de disciplina militar y efectividad empresarial aceitada con millones de dólares. Eso es lo que lograron Los Zetas ante la inacción crónica y la alta corruptibilidad de las autoridades mexicanas.
Con la más alta preparación en el manejo de armamento y explosivos, telecomunicaciones, estrategias de contrainsurgencia y operaciones de inteligencia que adquirieron en las Fuerzas Armadas, Los Zetas son considerados en el mundo como el grupo criminal más sólido, pragmático y eficaz, además de tener la reputación de ser el más sanguinario.
Desde que decidió independizarse de su antiguo empleador –el cártel del Golfo– y abordar directamente el negocio de los estupefacientes, esa máquina letal que son Los Zetas (formada en su origen por exintegrantes del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales adiestrados por kaibiles) no ha dejado de crecer, afianzarse y extender sus redes.
Dicha estructura, además, tiene un gran poder corruptor; tanto que hay estados de la república totalmente controlados por ellos e incluso, según un informe del FBI fechado en 2008, habría tocado a funcionarios del más alto nivel en el sexenio de Vicente Fox (Proceso 1635).
En 2007 un desertor de Los Zetas concedió una entrevista al reportero Ricardo Ravelo, en la que reveló cómo funciona el grupo delictivo (Proceso 1619).
En el norte, dijo esa fuente que pidió el anonimato, Los Zetas tienen influencia desde Tamaulipas hasta Piedras Negras, Coahuila. Todas las plazas en esas entidades tienen un jefe y protección local.
Los Zetas, agregó, tienen su propio círculo de seguridad: La Guardia. Este grupo paralelo vigila las entradas y salidas de los pueblos desde Matamoros, Tamaulipas, hasta Piedras Negras, Coahuila.
Además de La Guardia, Los Zetas disponen de una estructura encargada de las finanzas. En cada plaza hay cinco o seis personas, con sus respectivos auxiliares, que llevan la contabilidad. Muchos son intocables: los altos mandos del grupo armado acuerdan con los jefes policiacos locales que se les deje operar sin molestia.
Entre las funciones del área administrativa están: recaudar el dinero de las narcotienditas y manejar los ingresos para el pago de nóminas; éstos se obtienen de las extorsiones y de la venta de cocaína, entre otros ilícitos.
Los Zetas, dijo la misma fuente, han incursionado en otras actividades altamente redituables, como el tráfico de personas. Aseguró que para ello establecieron acuerdos con las organizaciones de polleros, a quienes les exigen derecho de piso por cruzar a los indocumentados por los territorios que dominan.
Una fuente alterna de ingresos es el cobro a narcotraficantes de otros cárteles por cruzar droga en los territorios que Los Zetas controlan.
Una característica más del grupo criminal es que su organización interna no es estática. En su libro El verdugo de hombres los analistas estadunidenses George W. Grayson y Samuel Logan sostienen que los continuos cambios en la estructura de asignación de operaciones impiden a las autoridades “identificar a los criminales que están a cargo de una plaza, ciudad o estado, lo que complica los planes para rastrear, emboscar y capturar a jefes de medio pelo”.
“Los Zetas son el único cártel del narcotráfico mexicano que tiene un importante componente femenino: Las Panteras, cuya estructura se concentra en Nuevo León aunque tienen representación en otras áreas del país. Son mujeres habilidosas que se encargan de negociar los acuerdos con los policías, políticos y oficiales militares u otros que pueden apoyar a Los Zetas en sus objetivos. Si no resulta el acuerdo, una pantera puede matar a su interlocutor”, escriben Grayson y Logan.
Para ingresar a Los Zetas los aspirantes son sometidos a rigurosos entrenamientos en centros que han instalado incluso en Estados Unidos.
“Presuntamente Los Zetas dirigen cursos de adiestramiento que usualmente duran seis meses. (…) en campos ubicados en el suroeste de Matamoros; en el norte del aeropuerto de Nuevo Laredo, cerca de Abasolo, entre Matamoros y Ciudad Victoria; y en el rancho Las Amarillas, en las orillas del pueblo de China, cerca de la frontera entre Nuevo León y Tamaulipas”, destacan Grayson y Logan.
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