Cosecha Roja.-
-¿Qué voy a estar bien? Si estos me cagaron a palos- dijo Luciano Arruga
– ¿Qué? ¿Quién te pegó? – respondió el policía Juan Diego Torales
– Vos me pegaste mientras dos me sostenían
El diálogo entre el joven y el oficial está en el expediente de la causa por las torturas que sufrió Luciano el 22 de septiembre de 2008. Estuvo detenido siete horas en la cocina del Destacamento de Lomas del Mirador, le dieron de comer un sandwich escupido y lo golpearon. Cuando lo despidieron, los policías le dijeron: “Vos vas a terminar en un zanjón”. Lo contó la mamá de Luciano, Mónica Alegre. El único detenido, el comisario Juan Diego Torales, llegará al juicio de marzo de 2015 con prisión preventiva.
El viernes, 5 años y 8 meses después de su desaparición, identificaron el cuerpo de Luciano Arruga. Estaba enterrado como NN en Chacarita: murió en un accidente de tránsito cruzando la General Paz a la altura de Emilio Castro. La autopsia estaba dentro del expediente de la causa por desaparición forzada, junto con la de otros 52 cadáveres sin identificar. Lo último que se supo de él era que había estado en el mismo destacamento en donde ya lo habían torturado varias veces. El maltrato que sufrió el 22 de septiembre es el que juzgarán Diana Nora Volpicina, Gustavo Omar Navarrine y Liliana Logroño del Tribunal en lo Criminal N° 3 de la Matanza.
“Esto es lo que tenés que comer vos, negrito”, le dijeron cuando le dieron la comida con un escupitajo. El mismo Torales le avisó: “Te voy a llevar a la Comisaría Octava con todos los violines”. “Negrito, a vos nadie te hizo nada acá”, lo amenazaron cuando se iba. Después fueron más explícitos y llegó la advertencia del zanjón. Vanesa Orieta, la hermana, contó que cuando Torales estaba hablando por teléfono con el fiscal, su hermano le gritó que le estaban pegando y ella gritó más para que el fiscal escuchara.
La causa estaba caratulado como “vejámenes”, y en febrero de 2013 el CELS pidió el cambio a “torturas” no sólo por los tormentos físicos sino también por los psíquicos. Según consta en el expediente, aquel día de septiembre Luciano volvió a su casa moretoneado, arrastrándose y colgado de su mamá porque no podía caminar. El informe médico demostró que tenía “traumatismo en región facial”.
Luciano no podía caminar por el barrio cuando había oficiales dando vueltas. Sabía que lo iban a parar. Y que si no tenía documentos se lo llevaban. Y que si tenía también. Orieta denunció el historial de detenciones y torturas ni bien Luciano desapareció. “No cierra con decir que un pibe cruzó la calle y lo atropellaron, hay que saber la verdad”, dijo la hermana el día en que apareció el cuerpo.
La familia ya le había pedido a la fiscal Roxana Castelli que detuvieran a Torales, pero ella había delegado la investigación en la misma dependencia sospechada. El CELS y la APDH de La Matanza la denunciaron ante la Secretaría de Enjuiciamiento de Magistrados y, en enero de 2013, detuvieron a Torales por orden del juez Gustavo Blanco. Un año después, a casi seis años de su desaparición y a una semana de la identificación del cuerpo, la causa por las torturas del 22 de septiembre es la primera de Luciano Arruga que llega a juicio.
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