Julia Muriel Dominzain – Cosecha Roja.-
Ismael Sosa no había consumido drogas: así lo confirma el examen toxicológico del cuerpo del joven que fue a ver un recital de La Renga en Córdoba y apareció flotando en en el embalse de Río Tercero. “Es una gran noticia para la familia. Ismael fue a ver a su banda favorita, no a drogarse. El fiscal quiso ensuciar a mi hijo”, dijo a Cosecha Roja Nancy Sosa. A las 19 harán la quinta movilización en el Obelisco, a un mes de la hallazgo del cuerpo.
“No sé por qué se demoró tanto el informe. Tampoco sé por qué tardan tanto en darnos el cd de la autopsia”, dijo Nancy. Ella quiere revisar todo con un perito de parte porque sospecha de la policía: de los que hacían los controles en el recital en Villa Rumipal -hay varios testimonios que cuentan que maltrataban a la gente-, de los que recibieron a Facundo -hermano de Ismael- cuando todavía lo buscaban vivo, y del que atendió a la familia en en la morgue cuando fueron a reconocer el cuerpo:
– Me da mucha lástima la gente como ustedes. Hace 23 años que trabajo en la morgue y siempre que alguien se ahoga, desconfían y vienen con abogados. Te vas a morir buscando la verdad y no la vas a encontrar – les dijo.
Cuando la hermana de Ismael entró a verlo dijo que “era un monstruo”: le faltaba la nariz y un pedazo de mentón. Pero no estaba así en el momento en que lo sacaron del agua. “Vimos la foto de mi hijo muerto en el diario La Voz. Ya se la entregamos al abogado para que la incluyan en la causa. Le quitaron esas partes para borrar la evidencia de los golpes”, dijo Nancy.
“Le dieron tanta paliza que lo mataron y lo tiraron al agua para que parezca un suicidio”, dijo a Cosecha Roja Facundo, hermano de Ismael. Esa es la hipótesis de la defensa. La etapa de investigación está a cargo del fiscal Alejandro Carballo. “Creemos que no pasó el primer control policial de ingreso, que ahí fue golpeado y que luego transitó solo, pidió ayuda en un par de lugares manifestando que le habían pegado. Después no se sabe nada más (del recorrido que hizo)”, dijo a Cosecha Roja Juan Borghi, el abogado de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de Río Tercero que defiende a la familia.
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Ismael era el quinto de ocho hermanos y tenía siete sobrinos. Era fanático de La Renga y viajaba a todas partes donde tocaran. También le gustaba La 25, Viejas Locas y Barrios Bajos. Además de trabajar en una bicicletería, ayudaba a Nancy -su mamá- en un pequeño kiosco de golosinas que abrió hace poco, en el barrio Libertad.
El joven tenía 24 años y vivía en Merlo, Provincia de Buenos Aires. El sábado 24 de enero viajaron juntos al recital de La Renga en Villa Rumipal y se perdieron mientras hacían la cola. El recital comenzaba a las 21 pero los fanáticos llegaron temprano en autos, micros y a pie. La policía había cortado la circulación: a tres cuadras a la redonda del predio ya había controles de seguridad. “Había un ambiente muy tenso y con una presencia policial que nunca había visto”, dijo a Cosecha Roja Marina Losada, integrante de la Campaña Nacional Contra la Violencia Institucional.
Ismael y su novia habían comprado un paquete de ida y vuelta en colectivo. El joven dejó en el asiento la mochila, el celular y los anteojos, agarró el documento y la billetera y fue a hacer la cola. Victoria lo perdió entre la multitud y lo buscó por todos lados. Incluso le pidió a un desconocido que la llevara en moto a las comisarías y los hospitales.
– Por el mismo camino que viniste, te vas.
Así le respondieron en la comisaría a Victoria, la novia de Ismael Sosa, cuando fue a denunciar que no lo encontraba por ningún lado.
La familia lo buscó durante cinco días. El martes su hermano Facundo y un amigo armaron una mochila, agarraron una carpa y viajaron hacia Villa Rumipal. Llegaron el miércoles a la mañana y fueron a la comisaría a preguntar por Ismael.
-¿Vos sabés qué hizo tu hermano?- le dijo un oficial
-No, ¿qué?
-Ahora te vamos a contar – respondió y entró a una oficina.
Al rato salió otro policía y cambió la versión: “No conocemos a tu hermano, nunca vino”. Facundo se asustó: “Me hizo una pregunta cuya respuesta que nunca me dio. Se notaba que lo conocían. Me miraban raro”, contó. Mientras estaba en la dependencia lo llamó Nancy, la mamá, y le contó que habían encontrado un cuerpo en el dique: “Me agarró frío en el alma”, contó Facundo.
– Má, acá no me siento seguro- le dijo.
– Bueno, entonces volvete.
Ya habían perdido el último micro del día que va a Retiro y tuvieron que viajar hasta Córdoba capital para tomar otro. No querían estar ni un segundo más ahí. Cuando llegaron el jueves a Merlo, a Facundo le quedaban 5 pesos y a su amigo 20. El viernes Nancy viajó a reconocer el cuerpo.
El cuerpo apareció el 26 de enero en un estado avanzado de descomposición. Estaba en el agua, a 500 metros de la costa del Club Náutico Caza y Pesca de Hernando. A la familia recién le avisaron el 29. “¿Esa demora por qué fue?”: eso es lo que Nancy no para de preguntarse que ya sabía que su hijo estaba en la morgue porque había recibido llamados anónimos.
Mientras tanto, la noticia seguía recorriendo las redes sociales y la familia continuaba recopilando testimonios. “Todos coinciden: dicen que la policía le pegó a mucha gente. Incluso alguien nos contó que vio cómo le pateaban la cabeza y lo subían a un patrullero”, dijo la hermana Lucía. Y Nancy posteó en el muro de Facebook: “Tenemos testigos y gente que va a declarar de todos los puntos del país, que vieron cómo actuó la policía con la gente que fue al recital: no nos van a callar”.
Al principio la investigación estuvo a cargo de la fiscal Andrea Heredia Hidalgo -por la feria judicial-. Antes de irse, dispuso el secreto de sumario y allanó la comisaría de Villa Rumipal, responsable del operativo en el recital.
En Córdoba la policía vivió una crisis política y el Código de Faltas es el comodín que le permite detener gente sin motivo. “Eso les da impunidad: por el sólo hecho de estar merodeando te pueden llevar. Nosotros pedimos que se modifique la norma porque los pibes de clases populares pierden trabajos y oportunidades”, dijo Losada.La historia se repite: en 2014 hubo al menos 8 casos de gatillo fácil
El 2 de febrero hubo una gran movilización: amigos, familiares e integrantes de la Campaña Contra la Violencia Institucional marcharon en Buenos Aires (Obelisco) y Córdoba (Patio Olmos) para exigir que se sepa qué pasó. La familia de Ismael estuvo en la de Capital y recibió mensajes desde Mendoza, Tucumán y Santiago del Estero. La mamá escribió en el muro de Facebook: “Aquí estoy, destrozada, llena de dolor, pero de pie para luchar de fiera a bestia a mi hijo Ismael. Me alcanza y me sobra valentía y fuerza para entrar en la jungla, no sólo por mi hijo sino por todos esos ismaeles a los que la policía quiere silenciar”.
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