Por Matías Máximo y Melisa Marturano
La policía llegó el viernes a la escuela media Nº6 de Ramos Mejía: un estudiante había llamado diciendo que se iba a matar. Los agentes quisieron revisar las mochilas de los alumnos. El director los frenó. “¿Qué pasó? ¿A quién buscan?”, preguntó y salió el mismo a buscar al pibe que había entrado armado al colegio. Cuando lo encontró, el adolescente se puso a llorar y el director lo abrazó. El pibe entregó las armas sin forcejeos ni abusos. “Las fuerzas de seguridad se podían haber excedido y la escuela no lo permitió”, contó a Cosecha Roja Cassandra, integrante del centro de estudiantes.
El caso llegó a la televisión y los medios hicieron del adolescente de 14 un rambo cargado con pistolas, cuchillos y municiones. Dijeron que había disparado, que podía haber matado a decenas, que antes de entrar al colegio había puesto en su Snapchat “todos van a morir”.
Mientras los medios construyeron un monstruo, los compañeros del Centro de Estudiantes contaron su versión. “Nadie está pensando en él ni en lo que le estaba pasando. Sentimos que nadie lo está protegiendo ni a él ni a la institución, llenaron la puerta de noteros, como si fueran a encontrar una respuesta. Todos los padres que se acercaron pudieron hablar con el director, no había mucha vuelta que darle”, dijo a Cosecha Roja Cassandra, integrante del centro de estudiantes de la escuela.
En la versión mediática los sospechosos son los mismos de siempre: jóvenes, varones, de clase media baja. “Repudiamos totalmente el accionar de los medios hegemónicos de comunicación que en vez de informar correctamente sobre lo sucedido solo desvirtúan el tema, nos apuntan con el dedo y ayudan al desprestigio de la educación pública”, dijeron en un comunicado desde el centro de estudiantes.
Las diferencias entre los relatos mediáticos y la narración de quienes estuvieron en la escuela abre varios interrogantes acerca de cuáles son los objetivos de informar haciendo un marketing de la violencia. “La pregunta que uno tiene que hacerse después de todo esto es qué hace un niño con un arma, cómo llega a ella. La paranoia en la que está sumida la vecinocracia no solo lleva a encerrarse, a reforzar las cerraduras sino también a recontra armarse”, dijo a Cosecha Roja Esteban Rodríguez Alzueta, profesor e investigador de la Universidad Nacional de Quilmes y autor de “Temor y control. La gestión de la inseguridad como forma de gobierno”, entre otros libros.
“De la tenencia de arma al uso hay un trecho bastante largo. Y eso no quiere decir que no sea un hecho grave y que pase seguido, pero presentarlo de forma sensacionalista contribuye a generar una estado de inseguridad que revalida los prejuicios sobre las mismas personas de siempre”, explicó Alzueta.
Según cuentan los alumnos, el viernes era un día tranquilo en la escuela, ya que como el jueves hubo una amenaza de bomba varios habían faltado. “A este chico lo conozco de vista, pero nunca había presentado indicios de esto, ni era víctima de bullyng. Pero a raíz de lo del viernes él no va a terminar este año en la escuela, la psicopedagoga y la psicóloga de la escuela van a ir hoy a la casa, contó el director, a ver qué tipo de alternativa se le puede generar acorde a lo que está pasando, pero este año ya no va a volver a la escuela”, contó Cassandra.
Como iniciativa del Centro de Estudiantes mañana a las 13 habrá una mateada para abrazar a la escuela, repudiar cómo los medios contaron el caso y también las constantes amenazas de bomba. “Queremos cuidar a nuestra escuela. Así como en otros casos nos quejamos de cómo actuaron los directivos, esta vez tenemos que decir que actuaron con contención. Nos enojamos mucho con el modo en que se contó lo que había pasado, por eso hicimos el comunicado. El mismo viernes nosotros comunicamos a través del grupo de Whatsapp lo que había pasado y cómo el director recibió a todos los que se acercaron a preguntar. Hoy mismo nos contó a todos los chicos de la escuela paso a paso lo que sucedió y pensamos que no iba a ser necesario que interviniéramos porque ya toda la comunidad educativa estaba enterada. Pero con la repercusión en los medios y el modo en que relataron los hechos, decidimos también sentar nuestra postura”, dijo Cassandra.