Para muchas personas el aislamiento implica dejar de pagar el alquiler, no poder llenar la heladera ni cargar la Sube, no tener para los medicamentos, la obra social o la ropa y útiles de los hijos. “Para nosotras dejar de trabajar y hacer la cuarentena no es una opción”, explica Georgina Orellano, titular de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina. Por eso las trabajadoras sexuales se organizaron para enfrentar la crisis sin dejar de cumplir las medidas sanitarias: lanzaron una campaña de donaciones para ayudar a las compañeras y una serie de consejos para las que tienen que seguir trabajando.
Elegir la posición del perrito, no dar besos y usar siempre preservativo. Mantener distancia en la negociación del servicio y no compartir vasos ni cigarrillos. No atender a clientes con síntomas gripales, tos o fiebre, o que hayan viajado al exterior. Llevar siempre alcohol en gel, lavarse las manos e insistirle también al cliente: si es necesario, mandarlo a bañar.
El sindicato de trabajadoras sexuales, AMMAR, publicó la lista de diez consejos en sus redes sociales. La precarización obliga a muchas a seguir trabajando. “Sabemos que si contáramos con derechos reconocidos nuestra situación sería diferente”, dicen.
“Nuestro trabajo no está registrado, no están reconocidos nuestros derechos laborales básicos como tener una obra social o percibir una jubilación. Tampoco es una opción cuando muchas trabajamos y vivimos al día”, explica Orellano.
AMMAR también lanzó en sus redes una colecta solidaria para asegurarse de que las 6500 afiliadas en todo el país “tengan asegurada una ayuda para poder pasar estos momentos de tanta incertidumbre y precariedad”. Se pueden entregar alimentos no perecederos en las sedes locales del sindicato y donar dinero a través de una cuenta bancaria:
Cuenta Corriente en pesos N° 191-001-086085
Titular: Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina
CBU 1910001855000108608528
Además, el sindicato pidió abrir un canal de diálogo con el gobierno para pedir por única vez entrega de tarjetas alimentarias para trabajadores y trabajadoras sexuales y generar un cupo mínimo de compañeras y compañeros que accedan al salario complementario.
“Sabemos que es una realidad que seguiremos ejerciendo el trabajo sexual -dice Orellano- y nos exponemos a una extrema vulneración de derechos”.