La pista de Maluco Beleza, el danzario afro del centro porteño, estuvo llena hasta la madrugada. Esa noche como tantas otras hubo sudor y risas: José Delfín Acosta Martínez había ido a la fiesta con su compañera de baile y un grupo de amigos, hasta que se cortó la luz y todo el boliche salió a la puerta. En la calle, Delfín vio que varios policías maltrataban a dos jóvenes afrobrasileros. Y según el relato de varios testigos, cuando se acercó a pedir que frenaran se la tomaron contra él. Lo llevaron detenido. Y a las horas murió en una ambulancia que lo trasladaba al Hospital Ramos Mejía, porque tenía el cuerpo lleno de golpes. Hoy, 24 años después y sin ningún acusado, su caso llegó a la última instancia del proceso judicial y se realiza la primera audiencia en la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Hay muchos testigos que coinciden que en la noche del 5 de abril de 1996 Delfín no estaba sacado, violento ni pasado, como declararon los policías. Todos los relatos civiles dicen que se acercó a defender a los jóvenes por su militancia en favor de los derechos humanos de las personas afro. Los policías, en cambio, dieron ante la justicia tres versiones incomprobables de lo que pasó en la comisaría 5ta del barrio porteño de Balvanera. 1) Que tuvo un episodio de epilepsia y los golpes eran producto de las convulsiones. 2) Que se había golpeado a sí mismo para incriminar a la policía. 3) Que estaba con niveles tan altos de cocaína y alcohol en sangre que le provocaron la muerte.
José Delfín tenía 32 años, le gustaba cantar y bailar y a principios de los 90´ vivió la movida under del Parakultural, el Centro Cultural Rojas y la Varieté Mediomundo. Participaba del Grupo Cultural Afro y de la Casa de la Cultura Indo Afro Americana, donde hacían actividades para visibilizar la cultura afro en la región. Por ese compromiso es que fue apodado “El mártir negro del Río de La Plata”.
A tres días de su muerte, Ángel Acosta Martínez, hermano de José Delfín, dio una conferencia de prensa frente a la comisaría 5ta relatando lo que para él a todas luces se trataba de un asesinato. Al presentarse para reconocer el cadáver de su hermano, Ángel vio que el cuerpo tenía marcas de golpes imposibles de habérselos hecho él mismo. A los seis meses logró repatriar los restos a Uruguay –donde José Delfín vivió hasta su adolescencia- y le hicieron una segunda autopsia, que demostró por tres médicos que la muerte fue provocada por torturas.
“Aunque Delfín hubiera estado con el nivel de intoxicación indicado por el Estado, las autoridades no le prestaron el auxilio inmediato que hubiera requerido al momento de la detención, ni actuaron de manera de salvaguardar su integridad física y su vida, a pesar de su posición especial de garante de las personas detenidas”, indicó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en la presentación que hizo ante la Corte IDH.
En la audiencia ante la Corte IDH declararán su hermano Ángel y varias de las personas que presenciaron la madrugada en que se llevaron detenido a Delfín. Sus abogadas, Miryam Carsen y Soledad Pujó (integrantes del Centro de Investigaciones Sociales y Asesorías Legales Populares), junto con Alejandra Gatto (Asociación Civil “El Trapito”), hicieron una presentación ante la Corte para pedir que se condene “al Estado Argentino por violar el derecho a la vida y la integridad personal de José Delfín Acosta Martínez”.
La audiencia se puede seguir en directo a través del streaming de la Corte: https://bit.ly/335pUsn