Desde que María Eugenia Vidal asumió como gobernadora de la provincia de Buenos Aires, una serie de episodios pusieron el foco sobre la seguridad: la ola de secuestros, el asalto al intendente de La Plata Julio Garro y el robo al despacho de la propia Vidal. A los intendentes y legisladores del Justicialismo, el Frente para la Victoria y el Frente Renovador les preocupa la seguridad de sus territorios y el reclamo por los índices de delito. Después de reunirse el lunes, unieron fuerzas y hoy presentaron un proyecto de ley que pide el traspaso de las policías locales a manos de los jefes comunales.
Según las fuentes consultadas por Cosecha Roja, la amplia convocatoria es un “hecho político”. Las reuniones que mantuvieron los intendentes se hicieron después de la gota que rebalsó el vaso: dos semanas atrás, unos doscientos jóvenes más un grupo de vecinos se enfrentaron a la policía en las inmediaciones del Circo Royal, en Ituzaingó. En las redes habían circulado rumores de que allí se secuestraban niños y que habían rescatado a una nena cautiva. La psicosis colectiva se expandió como pólvora, combinada con la oleada de robos en las calles de la localidad: los vecinos saben que de 13 a 16 es mejor no salir porque no pasan ni los patrulleros de la Bonaerense ni de la Local.
Estos episodios son muestras del reacomodamiento de la Policía de la provincia, que algunos entienden como señales al poder y otros como disputas internas entre oficiales y con la nueva gestión. La reestructuración que hizo Vidal no es, según los expertos, una reforma estructural. Pero el pase a retiro de los antiguos mandos ligados Matzkin -presentados de forma mediática como ‘una purga’- y los reacomodamientos en departamentales dentro de la fuerza no podían no provocar ‘ruidos’ y denuncias cruzadas.
Las policías locales son uno de los grandes dilemas de la seguridad. Si bien la estructura de mando estaba formada por agentes de la Bonaerense, las fuerzas locales implementadas por el ex gobernador Daniel Scioli fueron puestas en manos de los intendentes, que incluso incidieron en la elección de los jefes. Con el cambio de gobierno, y los reacomodamientos al interior de la policía, esa situación cambió. Algunos jefes comunales -aunque no todos- dejaron en manos de la Bonaerense el manejo de los nuevos agentes.
La situación varía de municipio en municipio. En la mayoría de los distritos, los patrulleros y los equipos de comunicación son de las comunas, por lo que la situación material y de equipamiento cambia según los recursos de cada lugar. Los jefes son personal de la Bonaerense nombrados con acuerdo de los intendentes, que tienen gran ascendencia en el funcionamiento policial. En general se trata de una fuerza sin cuadros propios. Uno de los grandes interrogantes es cómo se forman y qué vínculo va a tener esa fuerza con la Policía Bonaerense tradicional. Además de contar con jefes de los ‘patas negras’, para algunos aspectos -sobre todo en lo que refiere a armamento- las policías locales dependen de la centralidad y los laberintos de la Bonaerense, donde todo tiene precio. “Quisimos conseguir municiones para que hicieran prácticas de tiro los nuevos policías”, contó en voz baja un intendente a Cosecha Roja, “y nos preguntaron que teníamos para darle a cambio. Todo para ellos tiene un precio”.
La propuesta es la creación de la Policía de Seguridad Municipal, integrada por las policías Distrital y Local para hacer prevención primaria en los territorios. Se trata de una “fuerza de proximidad” que quedaría bajo el control de los intendentes. Además, exige el traspaso de la Policía Bonaerense que actúa en los municipios. La idea es imitar la movida entre Nación y Ciudad que envió casi 20 mil policías de la Federal a la Metropolitana.
El proyecto presentado busca descentralizar el poder de una fuerza que se autogobierna, tiene una estructura de recaudación propia y maneja los recursos de 95 mil policías. La transferencia de las policías incluye “el equipamiento técnico, armas y municiones, indumentaria, elementos de protección y demás accesorios que use el personal policial; vehículos, patrulleros, camionetas, camiones, ómnibus, motos, bicicletas, cuatriciclos o todo otro medio de locomoción de uso policial afectado a la seguridad preventiva; sistemas de telefonía fija, móvil y de comunicaciones de imágenes, audio y datos; sistema de comunicación policial operacional; sistema informático policial; inmuebles e instalaciones”.
En la reunión del lunes en el club La Torcaza de Ituzaingó, los intendentes criticaron la gestión del ministro de Seguridad Cristian Ritondo, que por ahora no dio señales de aceptar el traspaso. También pidieron que las nuevas fuerzas sean respaldadas por una ley y no por la resolución. Ahora esperan que el debate llegue a la Legislatura, que el proyecto se discuta -e incluso que incorpore algunas líneas de proyectos presentados previamente- y que sea recibido por la gobernadora.
Las policías locales se crearon a través de la resolución 835/14 del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires en julio de 2014. Este proyecto se apoya en la ley 13.482 que regula la unificación de las normas de organización de las fuerzas provinciales pero nunca se convirtió en ley a pesar de que se discutieron varias propuestas.
Hoy en el territorio de la provincia funcionan la superestructura de la Bonaerense, las policías distritales, locales y la Comunal para municipios de menos de 70 mil habitantes. Los intendentes apuestan a la descentralización como método de eficacia porque “las policías más modernas del mundo” se organizan de esa manera. Así, la Bonaerense quedaría como una policía “especializada en la investigación criminal, orientada al delito complejo y la problemática interjurisdiccional”.
En la conferencia de prensa, el intendente de Lomas de Zamora Martín Insaurralde dijo que el “espíritu de la ley es el traspaso de fondos y recursos a los municipios”. Para el jefe comunal de San Martín, Gabriel Katopodis, la política tiene que “conducir y profesionalizar la Policía para mejorar los resultados y garantizar la tranquilidad” de los vecinos. Y agregó: “Los intendentes queremos hacernos cargo de la Policía Local para mejorar la seguridad de nuestras ciudades”. Germán Di Césare, jefe comunal massista de Miramar, dijo que este proyecto los lleva a asumir una nueva responsabilidad: “Sería más fácil mirar para otro lado. Preferimos poner el hombro para generar soluciones”.
La misión de la Policía de Seguridad Municipal será la prevención de delitos a personas, a bienes y en espacios públicos dentro del ámbito jurisdiccional. Además de Insaurralde y Katopodis, en la conferencia de prensa estuvieron presentes los diputados provinciales Fernando “Chino” Navarro, Walter Abarca y Patricio García; los senadores bonaerenses José Luis Pallares y Patricio Hogan y los intendentes de varios partidos de la provincia como Hurlingham, Merlo, Esteban Echeverría, Chivilcoy, entre otros.
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