Después de un operativo antidrogas en Villa Celina, el ministro de Seguridad bonaerense Cristian Ritondo remarcó que “hemos descubierto que los Maras están presentes” en la Argentina.
Cosecha Roja consultó a Carlos Martínez, uno de los periodistas del premiado portal El Faro, que hace una década cubre el tema en Centroamérica. Su desmentida fue categórica: “La hipótesis de que estén llegando las maras a la Argentina no se sostiene de ninguna manera”, dijo Martínez, próximo a editar un libro con una decena de investigaciones propias sobre el tema.
“Ya se había denunciado por parte de algunos especialistas que desde 2006 había Maras en la Argentina, fue una negación permanente que había, y hoy los hemos descubierto y están presos”, agregó el ministro. Ritondo consideró probado el asunto tras conocer lo que ayer repitieron todos los diarios: uno de los detenidos en un mega operativo que reventó una banda dedicada al narcomenudeo, un tal “Mocosón”, le habría dicho a la Bonaerense que es uno de los jefes de la Mara Salvatrucha.
Martínez es uno de los periodistas que más ha cubierto el fenómeno de las maras en centroamérica. El equipo que integra en elfaro.net ganó el Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación otorgado por el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS) por haber descubierto un pacto secreto entre las maras y el gobierno de Mauricio Funes para bajar el índice de homicidios a cambio de beneficios carcelarios. Hace unas semanas, El Faro obtuvo el Reconocimiento a la Excelencia de la cuarta edición del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo.
Para Martínez, las maras no son carteles del narcotráfico, sino grupos territoriales con una economía de subsistencia que nunca han logrado extenderse más allá de sus límites de la pandilla:
-”Las maras no son carteles narco”, dijo. “No existe ninguna evidencia de que tengan una relación orgánica con estructuras del narcotráfico, como los Zetas, el cártel de Sinaloa o alguna estructura similar. Son organizaciones territoriales, que de ninguna manera representan una cabeza de playa para el narco”.
-Con respecto a su actividad económica, Martínez sostiene que en América Central, donde tienen peso territorial, “funcionan como una economía de supervivencia. No existe un solo pandillero rico. En todos estos años de investigar la violencia nunca hemos encontrado ninguno”.
-Sobre su extensión internacional, sostuvo que “la Mara Salvatrucha no ha logrado echar raíces fuera de Centroamérica. Solo hizo pie en lugares como Washington o Milán, donde hay comunidades centroamericanas. Algunos niños imitadores quisieron hacer lo mismo en Barcelona y no resultó. Es muy poco probable que eso suceda en Argentina. Las Maras no se mueven a partir de lógicas de mercado. Son organizaciones meramente territoriales”.
Como la mayoría de las pandillas centroamericanas, la Mara Salvatrucha nació en los Ángeles, y allí ingresaron guatemaltecos, salvadoreños y de forma más reducida, ecuatorianos, peruanos y gente de otras nacionalidades. Esos miembros al volver a sus países extendieron las maras. “En Ecuador son grupos pequeños y en Perú tienen una presencia muy marginal: los jefes de la pandilla nunca estuvieron ahí”, sostuvo Martínez. “Puede ser que la persona detenida sea miembro de la pandilla, pero lo único que denota es que tuvo contacto con la pandilla. Nada más que eso”.
El operativo en La Matanza se hizo 24 horas después de qué el presidente Mauricio Macri anunciara el plan “Argentina sin Narcotráfico”, un documento de once páginas con el que llamó a “ganar esta guerra” contra el narco, retomando el discurso bélico que generó miles de muertos en Colombia, México y demás países que adoptaron esa postura.
De forma cíclica, transformar el problema real del narcomenudeo en el fantasma de las maras en la argentina -o los grandes carteles del narcotráfico- ha sido una estrategia de los distintos gobiernos para justificar avances en una guerra que ya fracasó en todo el mundo.
El Salvador es el país más violento del hemisferio occidental. En 2015 tuvo 6.650 homicidios: una tasa de 103 asesinatos cada 100.000 habitantes. Los últimos datos disponibles indican que la tasa de homicidios en Argentina es de 6,6 cada cien mil habitantes. Diez veces menor que la del país donde se extienden las maras.
Foto: Christian Poveda – La Vida Loca.
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