Actas de detención idénticas, varias que describen detenciones colectivas que no existieron. Otras con los lugares de los arrestos que no coinciden con los que muestran las filmaciones. Testimonios de policías que dicen que los atacaron con gas pimienta naranja, el mismo que ellos portan, y que pretender ser querellantes para accionar judicialmente contra los manifestantes. Todo esto surge del expediente de la represión de la marcha del 1° de septiembre, cuando se cumplió un mes de la desaparición de Santiago Maldonado y en la que fueron detenidas 31 personas.
“Realizamos detenciones puntuales de quienes no deponían su actitud”. La frase aparece de manera calcada en la mayoría de las actas. La acompaña una descripción de botellazos, vallados tirados, piedrazos: en ninguno de esos episodios se identifica a nadie. En una tercera acta se describe el arresto de “tres masculinos” en Bernardo de Irigoyen e Hipólito Yrigoyen, a quienes tampoco los identifican.
En el caso del docente José Morales, en el acta dice que fue detenido a las 20.18 en Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, cuando estaba tirando botellas y piedras. Sin embargo, el arresto fue a las 21.46 en Bernardo de Irigoyen, a la salida de una pizzería a la que había ido a comer. En uno de sus bolsillos estaba el ticket de la muzzarella y la gaseosa que consumió. 21 días después, a Morales aún no le devolvieron las llaves de la camioneta que dejó en la estación Adrogué del tren Roca, antes de ir a la marcha.
En otra de las actas se detalla la detención de los periodistas Juan Pablo Mourenza y Ezequiel Hugo Medone, de la Red Nacional de Medios Alternativos, junto a otras cuatro personas, como si hubiera sido un arresto colectivo en la Plaza de Mayo. En las filmaciones hechas por otros manifestantes, se puede ver que en las detenciones de Mourenza y Medone aparece el cartel de la esquina de Avenida de Mayo y San José. Allí se ve que sólo se los detiene a ellos dos. En el expediente no aparece la hora del procedimiento.
En su testimonio, un policía de apellido García Vales relató que un hombre “morocho, de barba, de unos 35 años, con remera negra y jeans, que gritaba que era de prensa” le dio un codazo en la boca sin llegar a lesionarlo. Esta fue la razón por la cual lo detuvo. Y acompañó sus declaraciones con una foto del portal Infobae en la que aparecen Medone y Mourenza con los policías agarrándolos. El agente dijo que “uno de ésos” era el que le pegó el codazo. Luego agregó: “Según mi experiencia, estas personas llevan consigo algún elemento que utilizan para crear piedras, es decir algo similar a un martillo y un cincel”. A ninguno de los dos se les secuestró algún elemento parecido.
En las detenciones del fotógrafo de ATE Carlos Ardila Guerra, de María Pastrán, Patricia Solazaro, Cristian Vázquez y Sofía Gamboa no hay precisión de hora ni lugar. Lo mismo sucede con las de Pablo Ferraroti, Xenia Sergi, Maximiliano Pierángeli, Noemí Pianetti y Micael Maggi.
En sus testimonios, los policías mencionaron las lesiones que sufrieron, en su mayoría en manos, brazos, rodillas y pies. Un agente de apellido Ballesteros, de la Comuna 15, dijo que uno de los manifestantes le tiró gas pimienta naranja en la cara y que no lo pudo detener ni identificar.
Aún faltan incorporar a la causa las casi 24 horas de grabaciones de las cámaras de monitoreo urbano y del Ministerio de Economía, que había pedido el juez Marcelo Martínez de Giorgi.
Después de casi 20 días en los que se impuso el secreto de sumario, los abogados defensores pudieron tener por primera vez acceso la causa. Ellos creen que la fragilidad de las pruebas y los testimonios reducen la posibilidad de que Martínez de Giorgi pueda procesar a alguien. “Lo más probable es que dicte ya la falta de mérito y que mande a hacer una cantidad de investigaciones. La ley se lo permite y mucho más adelante, con el caso menos caliente, dictará el sobreseimiento”, explicó a Cosecha Roja Ismael Jalil, el abogado de la Correpi y representante de los detenidos.