Cosecha Roja.-
Marianela Rago tenía 19 años cuando la mataron de 23 puñaladas. La madrugada del 28 de junio de 2010 estaba en un bar con los amigos de Tierra del Fuego, su provincia natal. Al día siguiente el hermano encontró el cuerpo en su departamento del barrio porteño de Balvanera. En la casa faltaba un cuchillo, un reproductor de DVD, la notebook, el celular y las llaves. El caso sigue impune y con cabos sueltos. Cinco años después de su muerte, la Justicia va a sobreseer al único sospechoso por tercera vez y la causa puede volver a foja cero.
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Francisco Amador era el ex novio de Marianela Rago, y para la familia, él es el culpable. Ella lo denunció por agresiones: le había pegado y amenazado de muerte. La autopsia de la joven reveló que fue golpeada brutalmente antes de recibir los cuchillazos. Las marcas en los brazos indicaron que el asesino la había acostado boca abajo para inmovilizarla. “Si me dejás te voy a matar”, contaron que le decía Amador. Cuando ella lo abandonó él la empezó a seguir e insistía con volver.
El joven estuvo preso dos semanas pero luego fue liberado. Los investigadores no pudieron ubicarlo a la hora del crimen en la casa y el material genético que encontraron en la escena del crimen dio negativo. Según la declaración del joven, ese domingo llegó a su casa a las seis de la tarde y se quedó hasta que, al día siguiente, fue a su trabajo en IBM. También contó que todavía se seguían viendo y comunicando por mensaje y llamados. El jueves de la semana del crimen, incluso, se habían visto. Por faltas de evidencias, la jueza de instrucción a cargo de la causa, Karina Zucconi, va a dictar por tercera vez el sobreseimiento del joven.
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La Justicia tienen una huella dactilar y ADN del posible asesino pero les falta un sospechoso. En la escena del crimen encontraron dos perfiles genéticos: uno en un porro que habían fumado y otro en una mancha de sangre en el jean de Marianela. Los peritos creen que el asesino pudo haberse cortado mientras la apuñalaba.
En el último año, el juzgado realizó cotejos de ADN con cuatro personas del entorno de Marianela: el resultado fue negativo en todos los casos. Los análisis tampoco salieron positivos con los jóvenes que la noche anterior al crimen estuvieron en la casa de Marianela haciendo una “previa”. Tampoco coincidió con el joven con el que Marianela empezaba a salir, ni con un empleado de limpieza que fue detenido por un chip conectado a uno de los celulares robados en la casa de la estudiante.
En noviembre de 2014 también cotejaron el perfil con el ADN de Lucas Azcona, un joven acusado de asesinar a la estudiante chilena Nicole Borquez. Las dos querían ser periodistas. Eran morochas, flacas, jóvenes y vivían solas en la ciudad. Las dos volvían de un boliche una madrugada de invierno. A las dos las apuñalaron. En ambos casos los investigadores estudiaron primero al entorno y no encontraron al asesino.
“El caso está repleto de ADN, pero nos quedamos sin sospechosos para cotejarlo. Todas las personas de su entorno que creíamos que podían ser el asesino, fueron descartados en la prueba genética”, dijo una fuente judicial a Télam.
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Ese 28 de junio, el hermano de Marianela estaba preocupado. Ella no había ido a ver con sus amigos el partido que Argentina le ganó 3 a 1 a México por los octavos de final en el Mundial de Sudáfrica 2010. El día anterior, Rago había hecho una “previa” en su casa: los amigos del sur fueron a jugar a las cartas antes de ir al boliche “El Bárvaro” de Palermo. Ella se fue a las 8 de la mañana del día siguiente, fue la última vez que la vieron. Los investigadores creen que se encontró o fue abordada por alguien que subió con ella a su departamento en la calle Tucumán 2080.
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