Los policías de la comisaría 34 persiguieron a Fernando Carrera por la Avenida Sáenz el 25 de enero de 2005: creyeron que era un ladrón que escapaba en un Peugeot 205 blanco y le dispararon más de 25 veces hasta dejarlo inconsciente. Carrera no se acuerda que perdió el control del auto y mató a dos mujeres y un niño. La policía le armó una causa y la justicia lo condenó a 30 años primero y luego a 15. En 2013 la Corte lo dejó en libertad pero no lo declaró inocente hasta hoy, que lo absolvió de forma definitiva. En unos días, cuando regresen a Buenos Aires, Fernando y la familia darán una conferencia de prensa para contar los detalles de la resolución judicial.
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Después del choque, ya desmayado, Carrera continuó recibiendo los disparos de la policía. Pero sobrevivió. El auto había impactado contra una Renault Kangoo cuando venía en contramano. A Carrera lo trasladaron al Hospital Penna y de ahí a la cárcel: estuvo detenido durante siete años y medio.
Fernando Carrera es de Córdoba pero de chico vivió en la ciudad bonaerense de Salto. Está casado y tiene tres hijos. Antes de la masacre, era proveedor de productos de gomería y no tenía antecedentes penales.
La causa judicial estuvo llena de irregularidades: entre ellas, que el testigo de la policía, Rubén Maugeri, era el presidente de la Cooperativa de la Comisaría 34. Además, el hombre que sufrió el robo que desencadenó la persecución policial, declaró en el juicio que las personas que lo asaltaron iban arriba de un Fiat Palio blanco y no de un Peugeot como el que manejaba Carrera.
Carrera recibió una pena de 30 años en 2007. El Tribunal Oral en lo Criminal 14 lo condenó por “robo agravado por su comisión con armas de fuego” y “homicidio culposo agravado por haber sido ocasionado por la conducción imprudente de un vehículo automotor y por la cantidad de víctimas (tres)” en concurso real con “portación de arma de guerra” sin licencia.
La Justicia no consideró que en la rueda de reconocimiento ningún testigo señaló a Carrera como la persona que había cometido el robo y era perseguida por la policía. Durante el juicio, nadie declaró haber visto a Carrera disparar un arma.
En 2010 se estrenó El Rati Horror Show, el documental que aclaró su inocencia y contradijo el relato policial. La repercusión fue efectiva.
“Nadie pedía mi ‘inmediata detención’. Mis abogados leían el fallo y ni ellos lograban entender si tenía que volver a prisión o no. Vivíamos pendientes de que me vinieran a buscar. Hasta que finalmente, a través de medios no oficiales, supimos que no me iban a detener. Por el momento”, escribió Carrera en el epílogo de Gatillo fácil, una novela gráfica basada en la historia de la ‘masacre de Pompeya’.
Fernando aprovechó su libertad para hacer los trámites que demostraran su inocencia, pero también para disfrutar del tiempo que había perdido en la cárcel. “Hace una noche me pasó lo más lindo de estar en libertad: dormí con mi hijo más chico de 9 años, que nunca había dormido con su papá”, dijo entonces a Cosecha Roja Carrera. Y también contó que se reunió con la que en ese entonces era ministra de Seguridad, Nilda Garré. La funcionaria lo recibió en su despacho preocupada por la injusticia del caso.
En febrero de 2016, Amnistía Internacional Argentina y la Asociación Pensamiento Penal adhirieron al Amicus Curiae que presentó Innocence Project Argentina el 22 de diciembre de 2015 ante la Corte Suprema.
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