Mi abuela siempre fue muy pobre, su madre la dio al cuidado de otra señora porque no tenía cómo hacerse cargo de ella. No conoció nunca algo que no sea una letrina hasta que empezó a trabajar en lo de Doña Marta, una señora bien de Asunción donde tenían baño y habitación para ella. El baño ella lo usaba de la única manera en que sabía usarlo: como letrina. Un día Doña Marta entró a su habitación y quejándose del olor le dijo que tenía que limpiar el baño y tirar de la cadena con más frecuencia. Mi abuela no sabía a qué cadena se refería, así que entró al baño a inspeccionar y encontró algo que colgaba de un cubo arriba del inodoro, tiró de ella y al escuchar el estruendo de la cisterna se tiró al piso y se puso a rezar. Estaba segura de que ese era el fin del mundo.
Durante varios días en las páginas de inicio de mis redes sociales vi circular un video, una charla TEDx titulada: ¿Qué tienen los pobres en la cabeza? La mayoría de los post iban acompañados de recomendaciones para verla pero las ignoré varias veces porque vengo cansada de estos movimientos en relación a la visibilización de la pobreza y la marginalidad que o la espectacularizan o la romantizan.
Pero finalmente me decidí y le di click a la charla de Mayra Arena.
De entrada yo empatizo con Mayra. La historia de mi familia tiene bastante de lo que ella cuenta. Al fin y al cabo yo soy el resultado de las muchas idas y vueltas con la pobreza. Pero algo de lo que estoy viendo me incomoda y me lleva un tiempo poder localizar a qué se debe esa incomodidad. Tengo la sensación de que mi molestia puede venir desde el lugar del interlocutor, esos quienes la escuchan y el lugar desde donde la escuchan.
Frente a la incomodidad, googleo. Lo primero que aparece es una nota del diario La Nación titulada: “¿Qué tienen en la cabeza los pobres?, una charla de TEDx a corazón abierto“ y mi sospecha se materializa, algo de la potencia que tiene el discurso de Mayra se diluye en estas lecturas románticas e individualistas que presentan lo que ella tiene para contar como una más de las historias de superación de la adversidad que tanto le gustan a este neoliberalismo enamorado del empresario de si mismo.
¿Qué es entonces lo potente en Mayra? Hablar en primera persona de lo que vivimos no constituye de por sí un acto revolucionario, pero que lo hagan aquellas personas que siempre son habladas por otros, ya sea por especialistas o expertos, sí puede ser pensado como un acto político.
En su página web las charlas TEDx se definen como “una plataforma para difundir ideas que valen la pena”. Que valen la pena principalmente para este amplio espectro que es la clase media donde el formato busca sus consumidores. Mayra le puede hablar a la clase media porque ella en esa charla, aunque hable desde su pobreza, no parece pobre o mejor dicho no se parece al imaginario de pobre que un amplio espectro de la población tiene en la cabeza.
Seguí viendo entrevistas a Mayra, leí sus post en redes y tengo la sensación de que a pesar de las capturas románticas de la pobreza o de sueño americano desde donde se intenta capturarla, ella vuelve a hablar y una y otra vez se escapa.
Lacan cuando habla del sujeto e intenta ubicarlo nos dice que éste no se encuentra nunca donde se lo quiere ubicar, sino entre un significante y otro.
Lo que parece haber en Mayra, en sus posts, en sus respuestas a las notas que se publican sobre ella, es esta cierta resistencia al formato desde donde intentan hacerla encajar. En un post posterior a la charla Mayra escribe: “No creo en la meritocracia, creo que uno es las oportunidades que le dan” y se pregunta “¿Por qué a mí me dieron tantas?”. Esa pregunta abre el pasaje a algo más que la propia historia, abre el espacio para pensar la propio en un marco colectivo, las carencias en la relación con un Estado y la solidaridad no como caridad sino en la forma de lo comunitario. ¿Cuál es diferencia entre uno y otro? La caridad es un acto de poder que se ejerce desde el que más tiene a quien no tiene nada. Se hace de manera individual y se puede realizar sin pensar en las condiciones estructurales que dan origen y mantienen la asimetría. La solidaridad , lo comunitario, no se puede atravesar sin hacerse la pregunta sobre uno mismo y al mismo tiempo sobre los otros.
El post que se hizo viral en facebook compartido más de 5 mil veces y por el que Mayra se hizo conocida tiene un tono en principio bastante similar a lo que vemos en la charla Tedx, pero hay algo en él que no permite convertirlo en un texto de autoayuda y superación personal.
En el párrafo final Mayra escribe: “Mientras sepamos que hay un pibe –uno solo– que la está pasando mal, jamás podremos disfrutar por completo del calor del calefactor, ni del ruido de la lluvia contra la chapa” . Y yo siento que ahí debería decir: “porque donde hay una necesidad hay un derecho”, para que entendiéramos sin ninguna duda que lo que tiene esa chica pobre en la cabeza es justicia social.