La madrugada del domingo Laura salió de urgencia para el hospital Santamarina de Monte Grande, en Esteban Echeverría. Su hijo Agustín Ricardo Cruz, de 17 años, había sido baleado por un policía de la Ciudad de civil a unas 20 cuadras de ahí. A las 8 de la mañana le avisaron que había muerto. Según la versión policial, Agustín y otro chico habían intentado robarle la moto al agente y se defendió a los tiros. En el hospital, un médico le contó a Laura que su hijo había recibido dos balazos: uno en la espalda y otro en la nuca. “Dicen que fue un enfrentamiento pero lo fusilaron por la espalda”, dijo la mujer a Cosecha Roja.
A Agustín le faltaba poco para convertirse en cinturón negro de taekwondo y poder dar clases. Había cursado hasta tercer año del secundario. Vivía con su mamá, su papá y varios de sus siete hermanos en Tristán Suárez, en el partido de Ezeiza. El sábado a la noche lo trasladaron herido hasta el hospital Santamarina. A su mamá le dijeron que había recibido un tiro en una pierna. En el hospital se enteró de que estaba grave.
A la madrugada una ambulancia trasladó al chico hasta el hospital Gandulfo, en Lomas de Zamora, para hacerle una tomografía. Murió a las 5.50 cuando lo llevaban de vuelta al Santamarina. Recién a las 8 de la mañana le avisaron a la familia. La autopsia se hizo ayer en la morgue judicial de Lomas de Zamora. La familia todavía no conoce los resultados ni recibió el cuerpo.
La causa quedó caratulada como “robo agravado” por uso de arma de fuego en grado de tentativa y “homicidio”. El fiscal Mariano Bonilla, a cargo de la UFI de Responsabilidad Penal Juvenil 6 de Lomas de Zamora, ordenó el secuestro del arma del policía, que será peritada junto con una pistola calibre 22 que fue secuestrada en la escena del crimen y que es la que supuestamente llevaba Agustín.
“Yo tenía ocho hijos, ahora tengo siete”, dice Laura llorando. La mujer ahora espera que la Justicia le entregue el cuerpo de su hijo para poder velarlo. Y reclama que investigue cómo lo mataron.
