abuso

“Para los que no me conocen: me llamo Micaela, tengo 17 años y soy de Argentina, Buenos Aires. Como muchos de ustedes soy también una sobreviviente de abuso sexual infantil por parte de mi padre”, empieza el posteo con el que una adolescente retomó el grupo de Facebook donde relata se vida como víctima de abuso. “Empezó cuando tenía 4 años más o menos, con algo tan inocente como es un oso de peluche. Él tenía un gorila de peluche y yo una osita y me decía que eran novios y que él me iba a enseñar cómo había que jugar, Chicho se llamaba el gorila y Corazón mi osita. Era chiquita pero me acuerdo.  Tiré mil veces a Chicho con la esperanza de que ahí todo iba a terminar, era tan inocente”. 

En su página, la chica cuenta sus vivencias de niña, su angustia y el proceso judicial contra el padre. “Ayer fue un día muy difícil para mí, se me caían las lágrimas hasta en el colectivo de la bronca”. dice en otro posteo. “Mi progenitor dijo frente al abogado cosas como “Seguro que no se acuerda de nada” y después “No hay pruebas, no puede hacer nada”, ¿que no me acuerdo de nada? me acuerdo más de lo que piensa!
Y no me va a comprar queriéndome dar el 100% de la casa! Su plata no me interesa y ojalá no pueda comprar la “justicia”!.”

“Hasta el año pasado no había hecho público todo esto”, dice, “tenía miedo de que me juzgaran, no sé… ahora ya no. Hace un tiempo una persona me dijo que con mis cartelitos o hablando del tema no ayudaba en nada, tal vez tenga razón pero ¿saben qué? con 17 años no puedo ayudar como quisiera, solo puedo decirles a todos los sobrevivientes que NO se callen, me costó mucho entenderlo pero nosotros no tuvimos la culpa y la vergüenza la tiene que tener nuestro abusador/a, no nosotros. Por eso doy la cara y les digo a todos ustedes que si saben de algo no miren para otro lado. Voy a estar eternamente agradecida con mi colegio por haber denunciado, el único que supo e hizo algo”.

Más adelante, en otro posteo, la chica recomienda: “Para todos los adultos que me leen en este momento: todos conocemos a un niño o a una niña, es responsabilidad de todos hacer que su infancia sea feliz y sin abusos.Si sospechamos de un abuso hay que hacer algo! No tenemos que esperar a que el niño crezca y confirme nuestras sospechas. Yo di muchas señales y solo hay dos opciones, miraron para otro lado o simplemente no supieron darse cuenta”.
Ahora, Micaela decidió contarle su verdad al mundo.