Henry de Jesús López Londoño fue detenido el 30 de octubre en el norte de Buenos Aires. Ahora está recluido en el penal de Ezeiza. El juez federal Sebastián Ramos debe definir en las próximas semanas si la Justicia argentina lo extradita a Colombia, donde podría vincular a políticos con el paramilitarismo, o a Estados Unidos, donde una corte del Sur de la Florida lo requiere por narcotráfico. Su abogado en Argentina, Carlos Olita, ha salido a los medios de comunicación con declaraciones de alias “Mi Sangre”, en las que niega estar en el negocio del narcotráfico y dice ser víctima de una persecución política y militar orquestada en el gobierno colombiano. La semana pasada el defensor habló con El Tiempo, de Bogotá, y ayer, López Londoño fue entrevistado por Tiempo Argentino, de Buenos Aires. Hoy, en Cosecha Roja retomamos apartes de sus intervenciones.
“Apareció la policía en un show montado para la televisión, exhibiéndome como el jefe máximo de una organización internacional de narcotráfico. Por esa acusación estuve detenido un año. Finalmente, en 2010, fui absuelto y la propia fiscalía retiró los cargos en mi contra. Desde entonces soy un perseguido político que durante siete años sufrí el hostigamiento de parte de algunos miembros de la policía y del gobierno colombiano, que me quieren hacer callar como sea. Tengo miedo de que me maten, mis enemigos están dispuestos a todo”.
“Nosotros [los paramilitares] éramos las amantes de la noche, a las que se las visita o se les lleva regalos a escondidas pero que al alba a nadie se le ocurre saludarlas, ni siquiera decir que se las conoce. Hicimos el trabajo sucio y para poder posicionarnos tuve que hablar y hacer cosas con mucha gente que hoy en Colombia tiene nombre y cargo. Si yo enumero una a una a todas las personas que me ayudaron, es obvio que van a tener que ir presos”.
“La ley me dice que tengo que declarar pero el poder del Estado, que tendría que darme las garantías para hacerlo, me quiere asesinar; entonces, ¿qué hago? La fiscalía me dice ‘siéntese y declare que lo estamos esperando’, pero el aparato militar lo quiere impedir a como dé lugar”.
“Tengo claro que no puedo volver a Colombia. Ni siquiera aunque cambien las autoridades. Sé lo que se me viene con el gobierno de Estados Unidos, lo difícil que va a ser como colombiano intentar dar una pelea legal allá, pero sigo aferrado a mis derechos constitucionales. Dios proveerá. Sigo pidiéndole que me deje morir en la Argentina”.
“Nunca he movido un solo gramo de cocaína en mi vida, ni dentro de mi patrimonio tengo un solo peso que tenga que ver con el narcotráfico. Por eso pido que averigüen si en mis 41 años he tenido siquiera una denuncia por lesiones personales”.
“Mi hijo va al colegio y en el barrio me conocen. Si me hubiera estado ocultando, no habría ido en persona a reservar una mesa, con un amigo, en su camioneta. No estaba con custodios ni me muevo en autos blindados como dijeron”.
“Vivo en una casa que alquilo en Nordelta, junto con mi mujer y mis hijos. Es mi único domicilio acá en la Argentina y no es cierto que tenga seis u ocho propiedades. No hay ningún inmueble registrado a mi nombre y, de hecho, solo allanaron la casa de Nordelta, ninguna otra”.
Fuentes:
“Tengo miedo de que me maten, mis enemigos son capaces de todo”, Tiempo Argentino.
“Mi Sangre” negó vínculos con narcotráfico ante justicia argentina, El Tiempo.
La verdadera historia de mi sangre, el narco que pidió refugio político en Argentina, Cosecha Roja.
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