La cara de Lucía Pérez se reprodujo en las caras de otras, en sus espaldas, en sus pechos, en sus mochilas. También había Lucías en las paredes, en las baldosas, en los postes de luz. Miles de Lucías marchando. Miles de Lucías que también eran Melinas, Ángeles, Natalias, Micaelas, Paulinas, Marías, Maritas, Dianas, todas.
“Mirá cuántas Lucías me están mirando”, dijo ayer desde el escenario Marta Montero, la mamá de Lucía. Y, sí. Eran muchísimas.
Fotos: Pandilla feminista