Cosecha Roja.-
Poco antes de las siete de la mañana del jueves 27 de septiembre, una mujer encontró el cuerpo de una niña en un camino alternativo cerca de la localidad de Puerto Rico, Misiones. Estaba torturado: golpes en la cara, los hombros quebrados, machucones en todo el cuerpo. La niña de 14 años había sido violada y golpeada por dos o más hombres.
La mujer llamó rápidamente a la policía. A partir de allí, el Juez de Instrucción Héctor Acosta encabezó todos los movimientos periciales en el escenario del hallazgo, y, cerca del mediodía, sumó la colaboración del subjefe de la Policía de la Provincia, Omar Orlando Amarilla, quien llegó a Puerto Rico para trabajar con las dependencias de la Unidad Regional IV. “Mientras él o los asesinos estén sueltos, toda la sociedad corre el mismo riesgo”, sostuvo ante los medios localesl.
La Policía aún no tiene pistas firmes para esclarecer el asesinato de Angélica. Las pericias indicaron que la niña falleció entre las 12 de la noche y las de las 2 de la mañana del jueves. Una de las certezas es que a Angélica la mataron dos o más personas. Si bien realizaron allanamientos y recibieron una gran cantidad de testimonios del más amplio espectro, los resultados que el pueblo reclama no llegan. El viernes quinientas personas realizaron una marcha de silencio por las calles de Puerto Rico, exigiendo justicia.
Vecinos, familiares y amigos marcharán nuevamente el próximo viernes 5 de octubre para pedir justicia por Angélica y exigir detalles de la investigación de la causa. La marcha daría inicio como la anterior a partir de las 18 horas y en el mismo punto de partida, el Paseo Mi Solar de Puerto Rico. Hasta el momento no hay detenidos.
Para estas horas se esperan nuevos resultados periciales que podrían aportar algo al rumbo de la investigación. Entre ellos se encuentran los análisis a los que sometieron algunos cabellos secuestrados en el escenario del crimen, como así de las muestras vaginales y anales que les extrajeron al cuerpo.
La madre
Beatriz Teresa Del Valle (35), estira los silencios, medita abatida una respuesta que no la encontrará, y vuelve a apretar sus manos nerviosas. Esconde bronca, disimula el llanto y dice: “ayúdenme, quiero a los culpables. Lo que le hicieron a Angélica no se lo merece nadie”. Y sobre sus sospechas y presentimientos de quién o quiénes la asesinaron, se arriesgó y sentenció: “Ella conocía a los que la violaron y mataron, sabía quiénes eran”.
“No sé por qué le hicieron esto. Le destrozaron la cara y el cuerpo a una chica linda. Se ensañaron con su rostro, tenía golpes, quemaduras, cortes, los hombros rotos, y marcas debajo de los brazos de donde la tomaron dos o más personas”.
Sobre su padecimiento desde el jueves y la tarea de la Justicia dijo: “No sé nada, sólo vienen los policías y los investigadores y hacen muchas preguntas pero no dicen nada, no me dan respuestas”.
“Ella hacía pocos días que andaba triste, como que sabía algo y se lo guardaba y no quería contarlo. Ella era muy alegre y de golpe se puso triste”.
También intentó reconstruir el último llamado que recibió de Angélica el miércoles de la semana pasada. “Ella rompió su celular porque se quejaba que no le funcionaba el chip, entonces lo tiró y rompió, por eso andaba sin teléfono, y cuando me llamó (por última vez) yo le pregunté de qué aparato me estaba hablando, me dijo que era el de una amiga y ahí se cortó la comunicación, yo pensé que: o se quedó sin batería o sin crédito, no me alarmé porque no era la primera vez que se quedaba en casa de una conocida”.
Sobre la consulta de si le quedó registrado el número del teléfono con que su hija la llamó, aseguró que “no quedó registrado en mi aparato porque anda mal y se apaga a cada rato, se borran los números”. Cabe señalar que este teléfono fue secuestrado por la Justicia para someterlo a un estudio técnico para encontrar el número del celular.
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