1) Me toca trabajar hoy varios temas. Uno es el cuádruple ataque femicida en Santa Fe. Un tipo que mató a cuatro personas, todas vinculadas con su ex pareja: padre, hermana menor, madre y el novio (de la madre). A ella también casi la mata. Y también casi mata a la pareja de su papá. Lo mismo que a sus hijos, que se salvaron porque estaban encerrados. Con un cuchillo de 18 centímetros perpetró todo. Las crónicas policiales hacen eje en que había “discusiones” por el tema de la plata para los chicos. El periodismo que necesita explicar el móvil. Ese “por qué la mató” que surge ante cada caso. No decimos en la prensa que se trata de violencia machista. O al menos no lo decimos tanto como hace falta. Seguimos buscando causas (así nos enseñaron, así aprendimos). Aquí sería el dinero el problema. Entonces, quien lee o escucha, el receptor de la noticia, hace su propio juego de análisis criminal: mujer, histérica, pedía plata, el tipo no tenía, ella le niega los pibes para la Navidad, el tipo enloquece, agarra un cuchillo y mata a todos. Listo. Resuelto en el inconsciente colectivo. El machismo asesino se la lleva de arriba. Una vez más.
2) Leo a la maestra Mariana Carbajal, escribiendo sobre esto mismo. Tanto coincido que se los copio entero: “El mensaje de los machos violentos parece decirnos “Ni se te ocurra denunciar”. Es un mensaje para cercar a las víctimas. Para que no tengan salida y se sometan a su dominación. Saben que el Estado finalmente está de su lado. Los apaña. Frente a la denuncia, no hay reacción. No se pondera el riesgo. El Estado es cómplice del femicida. Las victimas no tienen salida. O las matan a ellas o a sus familiares más queridos si denuncian. Es una estrategia perfecta. Los machos violentos parecen actuar orquestadamente. Van dejando sus mensajes escritos en cada cadáver ensangrentado. Cada vez con mayor crueldad: no te mato a vos, pero no vas a poder seguir viviendo del dolor porque te mato a tu papá, a su pareja, a tu mamá, a tu hermana o a nuestros hijos. Frente a tanta crueldad femicida la única salida es más feminismo, como señalamos desde el Colectivo NiUnaMenos apenas unos dias atrás. #VivasNosQueremos”.
3) Hoy, también, se conoció el femicidio de una mujer en Santiago del Estero. Ya ni siquiera será tema destacado de diarios, radios y canales. Casi invisible. Pero hay que poner algo en el diario. La información original dice así: “Todo comenzó ayer por la tarde, en una casa ubicada en la manzana 14 lote 17 del barrio Juan Díaz de Solís, en la ciudad de Santiago del Estero, donde David Juárez (30) discutió con su pareja, Vanesa Martinengo (29). Fuentes policiales informaron que en medio de la pelea, la mujer fue asesinada a golpes de puño y puñaladas, tras lo cual, Juárez escapó del lugar en su moto”. Lo leo. Y decido corregir. Sale así: “Todo comenzó ayer por la tarde, en una casa ubicada en la manzana 14 lote 17 del barrio Juan Díaz de Solís, en la ciudad de Santiago del Estero, donde David Juárez (30) agredió verbalmente a su pareja, Vanesa Martinengo (29). En medio de esa agresión (que la policía denominó “pelea”), la mujer fue asesinada a golpes de puño y puñaladas, tras lo cual, Juárez escapó del lugar en su moto”.
4) “Más feminismo”, proponen desde el colectivo “Ni una menos”. Lo que, entre otras cuestiones, significa desarmar el machismo. Desactivarlo. Sacarle sus herramientas, las mismas que usa para sostener sus bases ancestrales, pero también para cubrir sus abusos, supremacía, privilegios y crímenes. Las y los periodistas podemos hacer mucho desde nuestros espacios para ponerle feminismo a nuestro laburo.
5) No están locos los que matan. Son machistas asesinos. No matan porque les reclamaron dinero a las víctimas. Son machistas asesinos. No matan porque discuten con sus parejas o ex parejas. Son machistas asesinos.
6) Hablemos de esta crueldad. Que no se detiene, que es pura violencia y que, sí, hasta parece estar organizada. Que busca el terror, el miedo, la parálisis. En medio de semejante masacre cotidiana, puede parecer simbólico o pueril erradicar de una crónica el concepto “pelea” cuando hay un crimen machista. Sin embargo, quienes somos laburantes de prensa necesitamos eso. Pensar en clave feminista. Y así informar de otro modo. Con una visión distinta. Más justa, respetuosa de los derechos de las víctimas y enviando un mensaje claro al machismo: somos muchas, muchos, y vamos con el corazón en llamas por ustedes, que atropellan, violan y matan.
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