Cosecha Roja.-
El fiscal Alberto Nisman apareció muerto en su departamento de Puerto Madero: tenía un arma calibre .22 y manchas de sangre alrededor del cuerpo. Los resultados de la autopsia determinaron que el plomo extraído de la cabeza de la víctima y la vaina hallada al costado corresponden en un 99 por ciento con el arma secuestrada en la escena. El único disparo fue en la sien, dos centímetros por encima de la oreja. Las puertas de la casa estaban cerradas desde adentro y el fiscal no atendió los llamados durante todo el día. ¿Qué pistas de la escena del crimen indican el suicidio?
“La trayectoria de la bala, la cercanía del arma al cuerpo y la existencia de plomo en las manos de la víctima son los indicios que determinan si una muerte es un suicidio”, explicó a Cosecha Roja el perito criminalista Raúl Torre.
Nisman tenía 51 años y vivía en el piso 13 de la Torre Le Parc, en Puerto Madero. Era el fiscal especial en la investigación del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). Lo encontró la mamá, poco antes de la medianoche del domingo: como no respondía los llamados fue hasta la casa del hijo. Según contó el periodista Raúl Kollmann, ella tenía la llave de la puerta de servicio, que estaba trabada con la llave puesta desde adentro. Tuvieron que llamar a un cerrajero para que la abriera.
El fiscal le había dicho a su equipo de seguridad que lo esperaran el domingo a las 11 de la mañana. Pero nunca apareció. Los custodios subieron al departamento y vieron los diarios en la puerta. Llamaron a la secretaria y luego contactaron a la familia porque tampoco respondía los llamados. Cuando entraron al departamento con la madre de la víctima encontraron todo ordenado, no faltaba nada. El único detalle que les llamó la atención fue la luz del baño, que estaba prendida. Quisieron abrir la puerta y no pudieron: ahí estaba el cuerpo, en el piso, trabando la entrada junto a la pistola calibre .22 largo marca Bersa. Cerca de las 23 avisaron a la justicia y llegaron la fiscal Viviana Fein y el el juez Manuel De Campos, a cargo de la causa.
En la escena del crimen, explicó Torre, los investigadores siguen cinco pasos: preservar el ambiente, observar minuciosamente, registrar con fotos, videos y dibujos, “levantar” lo que va a servir para descifrar la muerte y trasladar todos los elementos, incluido el cadáver, a la morgue.
La muerte fue “varias horas antes del hallazgo, antes de la cena” y “no hay testigos”, dijo Fein a la prensa esta madrugada. La policía trasladó el cuerpo a la sede de la morgue en Viamonte y Junín a las 5.30. La autopsia empezó a las 10 y terminó al mediodía. El médico extrajo muestras para toxicología (sangre, orina y vísceras) y “resecó el orificio y el hueso”: obtuvo una muestra abundante de piel y de hueso “para determinar si hay indicio de proximidad con el arma”, explicó Torre.
Los peritos de la Policía Federal confirmaron que la vaina servida que encontraron junto al cadáver fue disparada por esa pistola y los forenses que hicieron la autopsia aseguraron que el disparo fue en la sien, dos centímetros por encima de la oreja, según informó Télam. La bala entró por el parietal derecho y quedó alojada dentro de su cabeza. Además, tenía pérdida de masa encefálica.
A partir de los resultados preliminares de la autopsia, los forenses aseguraron que “no hubo intervención de terceras personas” en la muerte de Nisman. “No obstante, la fiscal se encuentra a la espera de los resultados de un cúmulo de medidas probatorias destinadas a poder descartar cualquier otra hipótesis”, publicaron en el portal fiscales.gob.ar.
La policía también secuestró los videos de las cámaras de seguridad del edificio y el teléfono celular para saber con quién habló y se mensajeó en sus últimas horas de vida. Los peritos también levantaron las huellas del Audi de Nisman, que estaba en el estacionamiento del primer subsuelo.
Todavía falta saber a nombre de quién está registrada la pistola calibre .22: el fiscal tenía dos armas a su nombre en el Registro Nacional de Armas (RENAR) pero los investigadores creen que la que usó se la pidió prestada a un amigo.
El secretario de Seguridad de la Nación Sergio Berni contó a la prensa que Nisman tenía diez custodios de la Policía Federal y que era “el jefe de su propia custodia”. El fiscal decidía dónde, cómo y cuándo los quería y “cómo se hacía la custodia”. Los hombres que se ocupaban de la seguridad trabajaban con Nisman desde 2007.
Foto: Télam
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